Docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República desde 1982 y dermatólogo de profesión, Miguel Martínez asumió hace un mes el cargo de decano; el lunes asumieron los dos primeros asistentes académicos, el profesor emérito Ricardo Roca (quien fue prorrector de Gestión durante el rectorado de Rodrigo Arocena) y Andrea Cassina, profesora adjunta del Departamento de Bioquímica. Martínez propuso una entrevista conjunta, con ellos y con Laura Mariño, directora de la División Administrativa de la facultad, porque “la idea es trabajar en equipo”. En la elección, a nivel docente, Martínez contó con el apoyo de las listas 1R y Cogobierno Participativo y Responsable; lo apoyaron los egresados de los sectores del Sindicato Médico del Uruguay y de la Federación Médica del Interior; y a nivel estudiantil captó los votos el Frente de Participación Estudiantil Susana Pintos y de Estudiantes Independientes. Ya en su puesto, el decano aclara que la instancia electoral “no tiene nada que ver con cómo sigue esto”.

Aunque en estos días se reunió con las autoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP), acota que todavía no ha podido sentarse a conversar tranquilo con el rector, Rodrigo Arim, ni ha podido visitar todos los servicios ni ir al interior del país. Se propone unos cuantos cambios y agradece que su mandato no pueda extenderse más de un período –por el límite de 65 años que tiene la facultad–; “las segundas partes nunca fueron buenas”, dice, aunque tal vez lo que más lo motive sea tener un período corto en el que pueda impulsar los cambios. Se lo ve enérgico y entusiasmado por la facultad a la que entró motivado por hacer investigación biológica, por eso se vinculó primero al Departamento de Bioquímica y más adelante pasó a un servicio de investigación básica en el Hospital de Clínicas [HC]; a partir del contacto con los endocrinólogos, hizo la especialización en endocrinología, después se orientó a la medicina nuclear y a partir de una estadía en Francia una investigación sobre el melanoma lo impulsó a estudiar dermatología, en paralelo con la carrera de patología. “Fueron una serie de avatares, de situaciones de vida que me fueron llevando” dice, al repasar la trayectoria; “me gusta todo”, reconoce. Ahora lamenta no poder mantener la actividad clínica que tenía, redujo las horas en sus otros trabajos, pero asegura que no dejará la atención en el HC: “El hospital es lo que me alimenta”.

¿Cuáles son los principales cambios que piensa impulsar?

Son tantos los desafíos que lo que hay que hacer más bien es ponerlos en orden. Un fuerte desafío que tenemos en enseñanza es integrar... La Facultad de Medicina es enorme, estamos acostumbrados a verla como la facultad de los médicos pero si uno mira el ingreso que tuvimos este año estudiantil se ve que hay otros sectores bien importantes, no sólo para la facultad y para la Universidad sino para el país, como es el tema de los tecnólogos. El país tiene una verdadera carencia de ciertas profesiones en lo tecnológico, y es algo que tenemos que enfrentar en un contexto de superpoblación estudiantil, en un contexto de dificultades para implementar lo que debe tener una persona cuando egresa hacia cualquiera de las profesiones de la salud. En general, hoy tenemos una facultad dividida; es muy poco lo que es común y mucho lo que nos dispersa. Tenemos que enfrentar en forma racional el doble problema: la necesidad de formación de técnicos y la cantidad enorme de inscriptos; este año tuvimos 2.162 inscriptos en la carrera de Medicina y más de 1.000 que se desesperan para entrar a las otras carreras.

¿Se desesperan porque hay cupos?

Exactamente. Estamos discutiendo cuáles podemos liberar de los cupos [en 2018 entraron 1.434 a las carreras de la Escuela Universitaria de Tecnología Médica –EUTM– en Montevideo, 460 en Paysandú y 50 en el Centro Regional Este; sólo en Montevideo se habían inscripto 3.062]. Pero hay una cosa que es interesante: la carrera de doctor en Medicina tiene un ingreso de 1.500, 2.000, pero al final de la carrera llegan 350, 400; ya en tercer año merma enormemente. Y eso no es tanto por deserción sino porque la gente se anota en la carrera y después va hacia las tecnológicas. Es un problema que hay que enfrentar con inteligencia y que coexiste con un Sistema Nacional [Integrado] de Salud [SNIS] que necesita tecnólogos. En lo educativo tenemos un problema importante. La Facultad de Medicina tiene que lograr una mayor integración al SNIS, de manera de jugar armónicamente, y en eso estamos. Un tema que no quiero dejar pasar es el relacionado con el interior, donde tenemos una enorme riqueza en cuanto a las posibilidades de formación. De hecho, la EUTM está completando un cuadro interesante en el interior, donde está creciendo de verdad; en Paysandú hay una población muy importante de carreras tecnológicas haciendo un polo interesante. El desarrollo hacia el interior, sobre todo en algunos lugares donde se puede hacer, es fundamental y es otro tema que por fuerza tenemos que abordar. Nos preocupa enormemente el desarrollo de investigación. Si bien en investigación básica tenemos un buen nivel de investigadores y un muy buen nivel de producción, tenemos una cantidad de carencias para mantener ese desarrollo, pero existe un desarrollo; respecto de la investigación clínica y operacional estamos cada vez peor. Hoy en día es muy difícil; la investigación clínica no patrocinada es prácticamente imposible: uno mira cuántos protocolos de investigación hay en marcha en este momento en clínica y no hay ninguno. Tenemos un debe muy importante que es necesario cubrir y que vamos a encarar, porque la investigación no es un lujo; en un país como el nuestro la investigación operacional y clínica es una necesidad, no sólo porque abarata los costos en forma sensible y permite a grandes sectores de la población acceder a medicación que de otra manera sería imposible, sino porque además nadie dijo que lo que es un resultado positivo en un lugar es un resultado idéntico acá. Hay una distancia enorme entre el producto de una investigación donde se controlan absolutamente todas las variables y llevarlo a la práctica médica real donde el control de las variables va a ser peor y donde va a haber una cantidad de condiciones que van a modificar esos resultados. Hoy en día, en todo el mundo se está haciendo lo que se habla de la investigación clínica en condiciones reales.

Ricardo Roca: Hay una enorme diferencia en lo que se refiere a la parte básica de la facultad, donde la enorme mayoría de los docentes tienen dedicación total y los que no la tienen, tienen alta dedicación; por el contrario, en la clínica no hay casi alta dedicación, por eso se está haciendo un planteo para integrar cargos de alta dedicación [CAD] en la parte clínica, como se ve en muchos lugares del mutualismo.

¿Están hablando con la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) o con el MSP para crear los CAD?

Estamos formando una comisión para ver la posibilidad de llevar al HC estos CAD, hay un amplio acuerdo; para nosotros fue muy importante esta apertura de ASSE. Es fundamental poder llevar este plan: se genera una comisión que apruebe los planes concretos a desarrollar [que tendrán que presentar los docentes] y, al aprobarlos, pasar a esas personas a CAD; si el plan es llevado adelante correctamente, esa condición se mantiene. No es un aumento de salario, es un pago razonable para una persona que se va a dedicar al desarrollo. Sería una forma más de seguir el proceso de integración, un tanto enlentecido, del HC dentro del SNIS. Esto nos puede permitir hacer una complementación similar en los otros lugares donde la facultad tiene injerencia, prácticamente en todos los hospitales públicos del país, para reconocer el componente docente en los CAD del Maciel o del Pasteur y poder utilizar esos recursos, que son calificados, que es gente que tuvo su cargo docente. En eso están de acuerdo las autoridades de ASSE.

¿Qué ventaja daría?

Aumentaría enormemente nuestra base de investigación y de enseñanza, pero además estoy convencido de que cuando le damos una orientación de este tipo también mejoran las condiciones de asistencia, porque se obliga a la persona que tiene un cargo docente a investigar en sus propias acciones.

Con esa opción de crear CAD docentes también se ataca el problema de que muchos se van porque la Udelar no tiene forma de competir con el sector privado, ¿no?

Todavía a nivel de médicos eso no es dramático, prácticamente cualquier componente del sistema mutual selecciona a los médicos que muestran una actividad docente. Es mucho más grave a nivel universitario en general y en el sector tecnológico, donde el mercado laboral los toma a veces cuando ni siquiera se han recibido. Si la Universidad y la facultad no toman medidas, vamos a seguir perdiendo.

Si no hay más recursos, la facultad tiene que repartir a la interna. ¿Hay posibilidades de tomar parte de lo que hoy tiene Medicina para favorecer el desarrollo de las tecnologías médicas?

Es muy difícil. Los cargos de Medicina son muy estables porque la enorme mayoría son titulares; que sea estable es muy bueno, no se perfora por salidas constantes, pero es lenta en el procesamiento de cambios. Las escuelas, en cambio, tienen muchos cargos interinos, ahí es donde más se pierde la necesidad de enganche. Yo creo que es una necesidad país: el país tiene que destinar más recursos, creo que hay bastante sensibilidad con respecto a esto. La diferencia es que, en otras ocasiones, siempre se priorizaban determinadas carreras, mientras que hoy hay que hacer un cambio de prioridades, que va a implicar un cambio de estructura. Yo creo que tiene que haber un cambio de plan: tenemos un tronco común y de ese tronco común es de donde tienen que salir las distintas opciones y, entonces, hacer más real lo que está pasando. Hay que ver cómo podemos hacer para no bajar nuestros niveles de enseñanza, porque estamos en un proceso de reacreditación [la Facultad de Medicina está acreditada por el Sistema de Acreditación Regional de Carreras del Mercosur]. Para nosotros es muy importante mantener esa capacidad, que no tienen todos los países de Latinoamérica ni mucho menos: es una facultad que tiene prestigio, e insisto en la posibilidad de entrar en procesos de acreditación para todas las carreras de Medicina, cosa que hoy no existe.

¿Eso implica cambiar el plan 2008?

Implica empezar a pensar en un nuevo plan. Yo soy de la época en que los planes eran como una cortina, pero hoy en día eso no puede existir, sobre todo en la enseñanza, que enseguida nos rebasa. Es importante adaptarse a las cosas: no puede ser lo mismo el momento en que se empiezan a plantear planes, cuando estamos hablando de 1.000 estudiantes que entran en primer año, que ahora, que si sumamos a todos son entre 3.500 y 4.000, y si abriéramos todos estaríamos hablando de muchos más.

Siempre estuvo la demanda de llevar la carrera de Medicina a Salto, donde hoy es posible cursar el Ciclo Inicial Optativo (CIO) del área Salud, equivalente a primer año. ¿La idea es llevar más la carrera?

Mi deseo es que toda la carrera se pueda desarrollar allá, faltan segundo y tercero. Estamos discutiendo con mucha profundidad que los contenidos que reciben unos y otros tienen que ser los mismos, y el CIO salud no equivale a primer año.

Andrea Cassina: En la facultad desde el año pasado discutimos el tema de la formación de los licenciados de la EUTM, y queremos estudiar la posibilidad de un tronco común de formación, en el que todos aprendan igual la biología humana y después cada uno se oriente a lo que tenga deseos de hacer; en eso también entra todo el interior. Se está discutiendo, se han hecho jornadas, el Claustro de Facultad acaba de formar una comisión en conexión con la dirección de carrera de la Facultad de Medicina y con las escuelas para trabajar el tema del interior, de Montevideo, de cómo hacemos ese ciclo en común, de dónde viene la financiación. ¿De los Centros Universitarios Regionales? Es todo súper complejo.

¿Cómo enfrentar el déficit presupuestal que ha tenido siempre el HC y cómo se piensa mejorar la integración al SNIS?

Son caminos que confluyen y que tenemos que emprender. Lo más importante es que tenemos que estar integrados de verdad al SNIS, sin pérdidas para ninguno de los dos lados; creo que hay una absoluta conciencia de eso desde todas las partes. Creo que por medio de los CAD es posible mejorar algunas partes de dedicación y de desempeño docente, y pueden dar algo más de dinero, pero estamos hablando siempre de un déficit crónico; vamos a tener que seguir trabajando para superar esas condiciones, porque el HC es un lugar que concentra los recursos humanos en salud de los más capacitados y entre los más reconocidos. Los lugares donde ha existido un aporte y, por tanto, un desarrollo son lugares de altísimo nivel y hay que mantenerlos. Creo que depende muchísimo de que podamos establecer condiciones interesantes y ventajosas de venta de servicios, algo que por momentos se logra.

¿Al Fondo Nacional de Recursos (FNR), por ejemplo?

FNR, y más. Hay una realidad que es que la población que asiste el HC es la población de ASSE, básicamente.

¿Hay que lograr una mayor transferencia de ASSE?

Yo lo que diría es lograr poner sobre la mesa todas las condiciones, cuánto doy y cuánto recibo. Lograr un mejor entendimiento en cuanto a las partidas, cómo llegan, qué pone cada lugar. El HC es un hospital muy complejo, por lejos el más complejo del país, tiene sectores que son de una atención prácticamente primaria, y después tiene sectores de altísima tecnología. Por ejemplo, el Centro [Nacional] de Quemados. El centro cardiovascular está andando, necesita una cantidad de cosas nuevas, pero tiene necesidades que obligan a que el resto vaya acompasando eso, como la parte de imagenología. Creo que los desarrollos del Clínicas son en muchos niveles, y hay un nivel de alto desarrollo que es muy importante mantener.

¿Cómo se va a mejorar la parte edilicia del HC?

Hay un proyecto en marcha, que fue aprobado por la Udelar y [propone avanzar] de a poco y por sectores, que es la única manera; no va a ser un cambio de un año para otro, será necesario ser muy inteligente y discutir dónde poner los principales desarrollos. Está todo en dependencia de conseguir dinero que permita financiarlo, pero el proyecto existe y en buena medida se está haciendo.

En cuanto a las necesidades del SNIS y la autonomía de la Udelar para formar profesionales, el SNIS tiene pendiente el cambio de modelo asistencial y para eso se necesitan más profesionales para el primer nivel de atención, más médicos de familia, por ejemplo; en cambio, hay una tendencia a la hiperespecialización. ¿Cómo van a trabajar?

Formar profesionales para la atención primaria de salud no significa solamente formar profesionales para medicina familiar; hay cantidad de especialidades que participan hoy y que tendrían que participar en mayor medida en ese primer nivel de atención, que abarca mucho más. En la Facultad de Medicina no hay ningún servicio que haya crecido con la velocidad de la cantidad de cargos [de residencia] que se han otorgado en medicina familiar, es prácticamente un fenómeno explosivo, se ha dedicado muchísimo dinero, porque tenemos compromisos con el sistema de salud y con la formación, pero nuestro principal compromiso, lo que nos define, es formar profesionales de la salud, no formar especialistas. Tenemos que formar médicos capacitados para enfrentar los problemas de salud que hoy hay y que están sobre todo vinculados al primer nivel, y creo que todos los últimos planes de estudio han tratado de ir en ese sentido. La formación de especialistas es otro problema; a mí me ha tocado discutir, tanto adentro como afuera, la consideración de que la formación terciaria implica también estos niveles de formación, que nadie se operaría con un médico al que le acaban de dar no el diploma de cirujano sino de médico. En la Universidad los presupuestos se distribuyen en función de los alumnos de grado, no de los alumnos de posgrado; sin embargo, para nosotros el posgrado es fundamental, llevó años hacerles entender a otos niveles de la universidad que nuestros posgrados no son PHD, que tenemos un fuerte componente de posgrados profesionales, y un posgrado profesional puede tener más costo individual que la formación de un médico. Es bastante difícil el cambio de orientación. Sí estoy de acuerdo en que el sentido de las especialidades tiene que marchar en función de acuerdos que existan en cuando al modelo de salud que queremos, que está bien definido. Estoy de acuerdo con que todavía no alcanzamos los niveles que necesitaríamos de formación de especialidades en el primer nivel.