Los sillones masajeadores lentamente se han convertido en un paisaje común en shoppings de Montevideo y el área metropolitana. Hace aproximadamente tres años, la empresa uruguaya Massage World instaló sillones de masajes en los shoppings Portones, Nuevocentro, Costa Urbana y Las Piedras, y según Soraya Herrera, impulsora de la empresa junto con su esposo, han tenido “una muy buena respuesta”. “Quisimos brindarle a la gente un masaje corto, que no requiera mucho tiempo ni mucho dinero” y “que sea algo muy beneficioso”, contó Herrera a la diaria.

Los sillones funcionan mediante un tragamonedas: por 30 pesos realizan un masaje generalizado durante cinco minutos, con presión y vibraciones en las piernas, la columna, la espalda y el cuello. “Todo el mundo tiene cinco minutos y todo el mundo tiene 30 pesos, por eso nos pareció que era un beneficio muy agradable para los clientes”, dijo la emprendedora.

Los sillones son usados unas 1.500 veces al mes por personas de todas las edades, tanto jóvenes, como niños y adultos. “La gente mayor tiene muchos beneficios. Hay gente asidua que va muy seguido y se toma el tiempo que ya tiene destinado para hacerse un masaje”, contó Herrera, aunque aclaró que mucha gente joven los utiliza “como algo recreativo y de diversión, son algo novedoso”.

“La gente está muy agradecida porque es breve, no se necesita disponer de una hora entera; puede ser una pausa en las compras en el centro comercial”, comentó Herrera, aunque también sabe que hay personas que van al shopping específicamente a hacerse un masaje porque “les resulta económico y beneficioso”. También hay trabajadores que pasan por allí para disminuir la tensión de sus jornadas.

Beneficios y riesgos

Walter, de 67 años, se ríe mientras se hace los masajes y su hijo le saca fotos. “Es la primera vez que los uso, para que te haga bien supongo que necesitás hacerlo varias veces. Pero es muy bueno”, comentó a la diaria tras levantarse de uno de los sillones instalados en el Nuevocentro. Evaluó que el precio es muy accesible: “Cuando me hago masajes tengo que pagar mucho más”, dijo.

Su hijo, Fernando, tiene 33 años, y al pararse del sillón calificó al masaje como “muy bueno y muy relajante”; agregó que piensa que la ubicación de los sillones es muy cómoda, porque “uno camina mucho en el shopping, y esto te permite descansar”.

Herrera aclaró que el masaje es “superficial; es suave y relajante, pero nunca va a suplantar las manos de un terapeuta o masajista humano”. Añadió que colocaron los sillones en los shoppings por la gran afluencia de gente: “Es donde hay más accesibilidad y mayor circulación de personas”.

Consultado por la diaria, el fisioterapeuta Carlos Planel respondió que, en general, los fisioterapeutas son “contrarios” a estos instrumentos “tan genéricos”. “Sin evaluar a alguien es muy complejo que vos puedas tratar de movilizar o generar algún tipo de presión o compresión en el cuerpo, porque no sabés si los movimientos son los indicados”, explicó.

Planel comentó que los instrumentos genéricos pueden perjudicar la salud de alguien que tenga “un problema específico”. “No los veo como una actividad terapéutica, sino como un negocio que está instalado en un shopping”, dijo. Sin embargo, expresó que los sillones pueden ser relajantes: “Si vos estás en un shopping paseando y comprando, capaz que tenés una carga tensional y si te sentás en el sillón ayuda al proceso de relajación” dijo, en un sentido similar al que señalaba Fernando.