“Era una prioridad absoluta”, expresó Victoria Lafluf, directora del Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR) de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) minutos antes de inaugurar la emergencia del Hospital de la Mujer. Las obras comenzaron en marzo y costaron más de 30 millones de pesos. El espacio cuenta con un área de admisión, una de triage –que organiza el orden de la atención y tratamiento en función del nivel de urgencia–, una sala de exámenes, boxes de internación, una sala de reanimación, enfermería, un área para el personal, una sala de espera y baños inclusivos. Está unida a las salas de internación de puérperas ubicadas en la planta baja y, en el plano vertical, un ascensor las conecta con las salas de preparto, con las salas de nacer y con el área de internación para quienes tienen patologías crónicas. Comenzará a funcionar hoy.

En el corte de cinta participaron los jefes de los servicios de emergencia y ginecoobstétrico, Fernanda Nozar y Leonel Briozzo, que les entregaron un pedacito de cinta al ministro de Salud Pública, Jorge Basso, al presidente de ASSE, Marcos Carámbula, a Lafluf y a la directora del Hospital de la Mujer, Mara Castro. “¿Para quien más?”, dijo Briozzo con un cuadradito celeste y blanco en la mano. “¡Para los pacientes!”, gritó una señora que levantó la mano y recibió lo suyo. Era Zulma Camacho, paciente oncológica desde hace 12 años y directora de la Fundación Honrar la Vida del Pereira Rossell. En diálogo con la diaria, Camacho explicó que la fundación está integrada por 40 “mujeres de compañía”, como se llaman, que acompañan a las pacientes que están solas durante la internación, porque no tienen familia o no pueden estar con ellas. “La calidad de atención es extraordinaria, por eso estamos acá, en agradecimiento a lo que hemos recibido; la calidad humana es impagable, no la cambio por nada”, expresó.

La calidad de atención fue, justamente, lo que destacaron las autoridades en la oratoria. Carámbula habló de “dignidad” y “equidad”, mientras Basso recordó que muchos de los médicos y autoridades que estaban allí habían pasado por el hospital durante su formación; “eran otros tiempos, en los cuales teníamos que trabajar en situaciones muy precarias”, dijo. Tanto ellos como Lafluf y Castro destacaron que este espacio no sólo da dignidad a las usuarias, sino también a los trabajadores. “Es gratificante”, le dijo una médica a la otra cuando iba a empezar la recorrida. “Exactamente, esa es la palabra”, le respondió la otra.

Lafluf, que al igual que Castro y la directora del Hospital Pediátrico, Natalia Cristoforone, asumieron sus cargos por concurso, en setiembre de 2018, comentó que esta obra es parte de los objetivos del plan de gestión que presentó al asumir el cargo, y que busca la mejora de los procesos asistenciales y administrativos. Con un área construida de 78.000 metros cuadrados y una antigüedad considerable, dijo que la mejora edilicia ha sido una prioridad, así como la incorporación de tecnología. Al mismo tiempo se han mejorado las salas de ginecología y del block quirúrgico del hospital pediátrico, así como los espacios por los que transitan los usuarios, como las salas de espera del Hospital de la Mujer, que ahora tienen computadoras, y los juegos inclusivos a la entrada del hospital, con el apoyo de la Fundación Pérez Scremini.

El Hospital de la Mujer es centro de referencia nacional del sector público; cuenta con 290 camas de internación y atiende más de 30.000 consultas anuales, por motivos obstétricos –embarazo, parto o puerperio– o por patologías ginecológicas. Basso recordó que los seis primeros objetivos sanitarios nacionales definidos por el Ministerio de Salud Pública para 2020 “tienen que ver con la realidad de este hospital” y que, por su escala y su impronta, “es imposible en términos estadísticos mejorar los niveles e indicadores de la atención del niño y de la mujer sin mejorar los procesos asistenciales de este gran hospital”. Dijo que ASSE es el principal prestador público, y en función de su relevancia y aquella precariedad a la que aludió, señaló que en estos últimos 15 años se ha invertido en el sector público 400 millones de dólares. Aseguró que los recursos se administran bien, que se miden resultados y se corrigen por medio de auditorías.

Otras mejoras

Castro valoró que en 2018 el Hospital de la Mujer tuvo cero muerte materna. Destacó el trabajo que se ha hecho para disminuir el embarazo adolescente, sobre todo el segundo embarazo (porque se asistieron en el centro quienes tuvieron su primer hijo), que disminuyó de 30% a 22%. Mencionó también el índice de cesáreas, que es de 29% en el hospital, mientras que la media nacional es de 44%. Pero además, comentó que su administración ha salido a recorrer centros del primer nivel de atención, como las policlínicas, para saber qué les faltaba, porque es en la comunidad donde transcurre la vida de las mujeres. Saludó, en ese sentido, que se logró que 90% de las embarazadas del área metropolitana haya cumplido con los tres controles prenatales, un valor que hace 15 años no llegaba a 60% de la población el Hospital de la Mujer. Eso permite que al momento del parto, los nacimientos ocurran en mejores condiciones, y parte de ello, junto con la mejora de la atención neonatal y pediátrica, ha permitido, también, el descenso de la mortalidad infantil.