La Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) es “causante del alto número de suicidios que tiene el Uruguay”, afirmó el presidente de la institución, Leonardo Cipiriani, a El Observador, en una nota que se publicó el lunes. El miércoles 30, durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de Diputados, Cipriani también había aludido a la responsabilidad de ASSE por “no poder atender a los pacientes de una manera oportuna, profesional y segura”. Por ese motivo, uno de los objetivos presupuestales de su gestión es aumentar las 4.740 horas semanales de policlínica de psiquiatría a casi 7.000, en buena medida por medio de la creación de funciones de alta dedicación en el área.

En diálogo con la diaria, Pablo Hein, sociólogo e integrante del Grupo de Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida de la Universidad de la República y ASSE, cuestionó las declaraciones de Cipriani. Explicó que a partir de registros de suicidios en Uruguay no es posible “inferir una relación de causa y efecto” para señalar a ASSE como “la única responsable” de las tasas de autoeliminación en el país. En 2019 hubo 723 suicidios, de los cuales 435 tenían registrado el prestador de salud del que eran usuarios, y de ellos entre un “60% y 63%” (261 y 274) eran usuarios de ASSE y el resto (entre 37% y 40%, 161 y 174 personas), usuarios de prestadores del sector privado, sostuvo Hein. 

El sociólogo subrayó que los números no pueden leerse desprendidos de su entorno y que es importante considerar la conformación del sistema de salud a nivel nacional. Según datos del Ministerio de Salud Pública, 60% de la población se atiende en instituciones privadas y 40% en ASSE, dijo el especialista, pero señaló que esta estructura “cambia drásticamente” en el interior del país, donde 70% de los usuarios se atiende en ASSE y 30% en mutualistas. “Esto es lo importante de los números”, expresó, porque “el suicidio tiene una estructura más de interior que de capital”, lo que hace “altamente probable que los suicidas registren prestaciones en lo público”, pero no por la atención que reciben, sino porque los actos de autoeliminación son más recurrentes en el interior del país que en Montevideo.

Para Hein, Cipriani hizo una “lectura rápida” y cometió un error al mirar “al sistema sanitario como única respuesta a este fenómeno”, cuando en realidad interviene una multiplicidad de factores: “Todos tenemos culpa, no sólo los psiquiatras y ASSE; tenemos culpa los padres, las madres, los profesores, los comunicadores, los curas, los sindicalistas, toda la sociedad”, sostuvo. A su vez, aseguró que la tasa de suicidios no “se arregla” con un aumento de las horas de psiquiatría ni del salario de un grupo de profesionales. Según Hein, las expresiones de este tipo “no nos permiten mirar el fenómeno como sociedad”. “Los actos suicidas nos hablan sobre la sociedad en la que estamos, y este tipo de declaraciones a un medio público masivo no nos permite escucharnos y seguir reflexionando como uruguayos”, expresó.

El sociólogo opinó que los grupos de salud mental de ASSE están “bastante mejor” formados que los equipos de las mutualistas. Actualmente en ASSE están activos 47 equipos de salud mental conformados por psiquiatras, trabajadores sociales y psicólogos; 45 completos, contó Hein, y sostuvo que cuando Cipriani hace referencia a la falta de psiquiatras, no menciona que también hacen falta otros especialistas para conformar equipos de salud mental. Si bien en Uruguay los registros de intentos de suicidios son bajos, el sociólogo apuntó que ASSE tiene un mejor seguimiento del formulario de registro obligatorio de los intentos de autoeliminación que el sector privado. “En salud mental las fortalezas son del Estado, sin lugar a duda”, afirmó Hein.

Multidimensional

Por su parte, el decano de la Facultad de Psicología, Enrico Irrázabal, dijo a la diaria que los padecimientos de salud mental “son un tema complejo” por la diversidad de dimensiones que los componen: “La familiar, la laboral y económica, la educativa, la barrial, la solidaridad, la inclusión social”, y todas deben ser tomadas en cuenta. Lo mismo sucede con el suicidio, que “es un problema social en el Uruguay gravísimo y debe ser abordado como tal”, sostuvo Irrázabal.

El decano discrepó con las atribuciones de responsabilidad a ASSE en la tasa de suicidios que hizo Cipriani y dijo que le “resulta confuso” el planteo. De todas formas, comentó que si el jerarca hizo esas declaraciones en el sentido de “darle un empuje a ASSE, teniendo más profesionales ‒que no deben ser solamente psiquiatras‒ que aborden el tema del suicidio”, lo apoya, pero que “si es una referencia al gobierno anterior” o una “chicana política” no tiene nada que decir.

Irrazábal manifestó que es necesario pensar la atención en salud mental en los tres niveles de atención de la salud y “desarrollar aún más” un sistema de salud integrado en los planos de promoción y prevención de enfermedades y salud, algo que se da en el primer nivel de atención.