La pandemia de covid-19 generó un vuelco en varios ámbitos de la vida. Quizás el sector que más cambios ha tenido que enfrentar es el sistema de salud, que ha tenido que generar protocolos de acción, delinear estrategias para combatir el virus, cambiar la modalidad de atención, reagendar intervenciones, entre otras acciones. Para conocer un poco más el impacto de la pandemia en este nivel, el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) de la Universidad de la República realizó la “Encuesta sobre salud y acceso a cuidados médicos durante la emergencia sanitaria originada por el COVID-19 en Uruguay”.

La encuesta estuvo dirigida a uruguayos residentes en el país mayores de 18 años y se difundió a través de redes sociales, correo electrónico y el sitio web de la FCS entre el 10 y el 27 de junio. El período de estudio en consideración fue del 13 de marzo al 30 de mayo, es decir, desde que se decretó la emergencia sanitaria hasta que se empezó a “retomar la actividad presencial en centros de salud, a reprogramar las cirugías postergadas y los tratamientos, etcétera”, explicó a la diaria Mariana Gerstenblüth, una de las investigadoras del informe que analiza los resultados de la encuesta. En total se recibieron 1.750 respuestas (49,1% del sexo femenino y 50,9% del masculino).

Las investigadoras hallaron que 47% de los entrevistados tenía agendada una consulta o tuvo necesidad de tener una consulta médica durante el período de estudio. Entre esa cantidad, 34% correspondía a una consulta en policlínica, mientras que 15% era en domicilio –con especialista o médico de radio–, indica el informe. Entre quienes necesitaron consultas en policlínica, 77% pudo concretar al menos una, ya sea de forma presencial (54%) o de forma telefónica o telemedicina (73%). Respecto de las consultas en domicilio, 91% pudo concretar al menos una; 79% se concretó a través de telemedicina. El “altísimo porcentaje” de consultas por telemedicina fue uno de los principales resultados destacados por Gerstenblüth, porque esta modalidad de atención “prácticamente no existía” en Uruguay. “Esto es muy diferente a lo que pasó en otros lugares del mundo, donde ya había una capacidad instalada de telemedicina”, dijo, y empezó a aparecer por el impacto de la pandemia, expresó.

De los resultados de la encuesta surge que hubo diferencias de acceso a la atención médica entre los usuarios de los servicios de salud públicos y privados. Según el estudio, las personas con cobertura pública de cualquier grupo etario tuvieron más dificultades para consultar a los médicos. Entre el 43,5% de los encuestados atendidos por la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) que tenía agendado o tuvo necesidad de una consulta médica en policlínico o consultorio, 73% accedió (sin importar la modalidad). En tanto, entre 36,4% de usuarios de las instituciones de asistencia médica colectiva (IAMC, es decir, mutualistas) en la misma situación, 78% recibió atención médica. El porcentaje asciende a 88,7% entre las personas atendidas por seguros privados (41,1%) que tenían agendada una consulta o tuvieron necesidad de consultar a un médico entre el 13 de marzo y el 30 de mayo.

Las investigadoras también encontraron que las mujeres necesitaron mayor cantidad de consultas en policlínica y fueron uno de los grupos que presentaron más dificultades para acceder a la atención médica. Entre 41,1% de mujeres que tenían agendada consulta o tuvo la necesidad de tener una consulta médica en policlínica o consultorio durante la pandemia, sólo 73,6% accedió a la atención médica sin importar la modalidad. En los hombres este porcentaje alcanzó a 82,93%, aunque sólo 26,2% manifestó tener consulta agendada o la necesidad de concurrir al médico.

Modalidad de atención

“Con motivo de la emergencia sanitaria muchas consultas fueron canceladas o reagendadas, a la vez que las que se realizaron tuvieron lugar en una modalidad distinta a lo habitual”, escriben las autoras en el documento. 60% de las consultas en policlínica y 72% de las que eran en domicilio se resolvieron a través de telemedicina. “Respecto a quienes necesitaron consultas en policlínica y lograron tener al menos una, el 44% de los entrevistados no tuvo ninguna consulta presencial, el 32% tuvo una combinación de modalidad presencial y telemedicina, y aproximadamente el 24% tuvo todas sus consultas de forma presencial”, dice el informe. A su vez, entre quienes tenían agendada o necesitaron consultas con médico de radio o especialista a domicilio, 72% se resolvió mediante telemedicina y sólo 27% se atendió de modo presencial.

Al observar la modalidad de atención por grupos etarios, los jóvenes fueron quienes más accedieron a las consultas presenciales en policlínica. De acuerdo a los resultados de la encuesta, 60% de los menores de 30 años pudo resolver todas sus consultas de forma presencial, pero en el caso de los mayores de 65 años ese porcentaje se reduce a 5,2%. Entre los adultos mayores de 65 años 52,9% de los encuestados accedió a una combinación de consultas presenciales y otras modalidades. Las autoras resaltan que 90% de los encuestados de este grupo etario “no accedió a consultas presenciales en domicilio”. Las investigadoras explican en el documento que la escasa atención en domicilio y otras modalidades puede ser “una consecuencia de la estrategia de protección y distanciamiento recomendada por la autoridad sanitaria”.

De los usuarios de ASSE encuestados, 56,9% manifestó haber concretado todas las consultas de forma presencial en policlínica, 29,7% de forma combinada y 13,3% no accedió a la presencialidad. En las IAMC y los seguros privados 14,2% y 13,8%, respectivamente, manifestó que realizó todas las consultas presencialmente en sus centros de salud, 34% y 20,5% de forma combinada con otras formas de atención, y 51,9% y 65,7% no accedió a la consulta presencial con el médico. Gerstenblüth dijo que a partir de los datos obtenidos en la encuesta no es posible explicar por qué ocurre esta diferencia en la modalidad de atención. De todas formas, comentó que una posible explicación es la concentración de usuarios de ASSE en el interior del país, donde los traslados a los centros de atención son menores. “En el interior hay factores que pueden favorecer la consulta presencial y, por ende, estar favoreciendo en ASSE”, comentó Gerstenblüth.

A su vez, según el servicio de cobertura, entre quienes tenían agendada o necesitaron consultas con médico de radio o especialista a domicilio, 16,6% de los usuarios de ASSE resolvieron su consulta de forma presencial, como 15% de los de las IAMC y 28% de los usuarios de seguros privados.

Estudios suspendidos y pospuestos

Un aspecto importante destacado por las investigadoras fue el “alto porcentaje de estudios médicos, procedimientos o tratamientos en curso o previstos durante la pandemia, que debieron ser suspendidos o posponerse”. Las autoras tomaron en cuenta cirugías, ecografías, tomografías, radiografías, papanicolau, mamografías, prestaciones de fisioterapia, colocación de DIU, etcétera. Sólo 11% de los entrevistados dijo que pudo realizar todos los estudios previstos o continuar con tratamientos que mantenía en curso y la gran mayoría (72%) manifestó no haber podido realizar ningún estudio en este período. En este aspecto se encuentran “diferencias significativas por cobertura y según estado de salud”, indica el informe. Por un lado, 14% de los usuarios de IAMC y 30% de los seguros privados respondieron que se habían podido realizar los estudios que tenían previstos, mientras que sólo 6% de los usuarios de ASSE dijo que había logrado hacerse los exámenes.

Gerstenblüth sostuvo que si bien estas cifras les llamaron mucho la atención, reconoció que la reprogramación y la suspensión de estudios y tratamientos de carácter no urgente “estaba en la línea” de las resoluciones de la Dirección General de la Junta Nacional de Salud para focalizar los recursos disponibles en la atención a los casos “ineludibles”: “personas que transitan por la enfermedad que sí o sí tienen que seguir siendo atendidas o que tienen operaciones de urgencia”, comentó. Por lo tanto, era esperable el descenso.

Sobre las medidas que dispusieron las autoridades sanitarias y las que después adoptaron los centros de salud en los primeros días de marzo y en los primeros meses de la pandemia, Gerstenblüth dijo que estuvieron pensadas “mirando lo que había pasado en el hemisferio norte y pensando en unos servicios de salud saturados que tenían que estar libres para atender a la gente con covid-19, pero la realidad es que eso no fue lo que ocurrió”. 

A pesar de las dificultades experimentadas en la atención médica, 68% de los entrevistados dijo estar “de acuerdo o muy de acuerdo” con la modalidad en la que tuvo la o las consultas. A la vez, 78% indicó que la atención médica era acorde a sus expectativas y 72% manifestó que el centro de salud gestionó correctamente los cambios y los imprevistos surgidos durante la crisis sanitaria. La satisfacción es mayor entre los pacientes del interior del país, con cobertura de ASSE o seguros de paro con relación a las IAMC.

Salud y atención en niños

La encuesta incluyó un bloque en el que se consultó sobre los cuidados médicos de los menores de 12 años a su cargo. De sus respuestas se desprende que 16% de los niños de la muestra tenía dos años o menos, 27% entre tres y cinco años, y 57% eran mayores de seis años. Se halló que 52% de los niños necesitó una consulta pediátrica durante la emergencia sanitaria y que accedió 70% de ellos. La necesidad de consultas pediátricas fue más alta para los niños de hasta dos años que para el resto. 60% de los que accedieron a consulta médica lo hicieron de forma no presencial, pero hubo diferencias en la modalidad de atención según la edad del niño. La atención no presencial se concentró en los niños y las niñas mayores a tres años.

Se encuentran diferencias “significativas” en el acceso a las consultas, con porcentajes mayores para los niños de hasta cinco años respecto de los mayores de seis (entre 80% y 85% versus 57%). Las autoras resaltan que de aquellos niños que tenían algún estudio médico, procedimiento o tratamiento en curso o previsto durante la pandemia, 76% no pudo realizar ninguno. Nuevamente se aprecian grandes diferencias por edad: mientras 50% de los menores de dos años pudo completar todos los tratamientos, apenas 4% de los niños de seis años o más pudo hacerlo. Además de estos retrasos en estudios, 61% de los niños tuvo que suspender y reagendar alguna vacuna prevista.

Llegó para quedarse

Frente al aumento de los casos de covid-19 de las últimas semanas, la investigadora adelantó que la atención médica se va a “reconfigurar” nuevamente, algo que, de hecho, ya se está aplicando estos días. Gerstenblüth dijo que los lineamientos de atención establecidos al comienzo de la pandemia no se dejaron de lado, pero sí se produjo –en los últimos meses– un aumento progresivo de la atención presencial y la determinación de las autoridades de retomar estudios, cirugías, tratamientos. “Eso se va a desandar otra vez, pero con el aprendizaje de lo que ya pasó”, dijo la investigadora. A modo de ejemplo mencionó que no tendría sentido suspender nuevamente el calendario de vacunación, porque tendría un perjuicio enorme.

Por el momento las investigadoras no han comenzado un nuevo estudio, pero lo están considerando: “Nos gustaría ver qué pasa si esto vuelve a cambiar e incluso si no vuelve a cambiar para poder ver cuáles de estos cambios vinieron para quedarse”, contó Gerstenblüth. “Más allá de que en Uruguay estamos muy acostumbrados a una atención sanitaria presencial, la realidad es que hay muchas cosas que pueden resolverse virtualmente y que no necesitás la visita de un médico. Eso genera una disminución de costos para el centro de salud, para los usuarios y el país en su conjunto”, expresó. La telemedicina llegó para quedarse.

Investigación: “Informe de la encuesta sobre salud y acceso a cuidados médicos durante la pandemia en Uruguay”.
Autoras: Zuleika Ferre, Mariana Gerstenblüth, Cecilia González, Cecilia Noboa y Patricia Triunfo.
Disponible en: https://cienciassociales.edu.uy/wp-content/uploads/2020/11/0720.pdf
Diciembre de 2020.