La estrategia de rastrear, testear y asilar los casos de covid-19 le aseguró a Uruguay durante ocho meses el control de esta pandemia. Pero la situación empezó a desmoronarse cuando el crecimiento sostenido de casos saturó la aplicación de la estrategia: hoy se ven demoras para hacer los test, para detectar a los contactos de casos positivos –que a su vez demoran en acceder a los diagnósticos– y no se está pudiendo determinar cómo se contagió casi la tercera parte de los nuevos casos.

En diálogo con la diaria, el ingeniero Andrés Ferragut, integrante del Área de Modelos y Ciencia de Datos del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), explicó, así como lo había hecho el miércoles en la conferencia de prensa el coordinador del área, Fernando Paganini, que “se necesita una reducción fuerte de la tendencia” porque las proyecciones del equipo marcan que a fin de mes se alcanzarán los 1.200 casos diarios. Esas proyecciones habían sido hechas con los datos que se disponían al 15 de diciembre, un día antes de que el GACH y las autoridades de gobierno dieran sus respectivas conferencias. Ferragut señaló que todavía es muy pronto para evaluar si a partir del miércoles disminuyó la movilidad –algo que no había ocurrido en la primera quincena de diciembre– y recordó que su efecto no es inmediato, pero saludó que el domingo y lunes no se hubiera llegado a los 500 casos nuevos.

El informe del área de Datos del GACH, que se publicó el miércoles y que es el mismo que le habían presentado el sábado 12 al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, dio cuenta de un crecimiento exponencial de la epidemia, que se da cuando “los días de duplicación de casos nuevos diarios se mantienen aproximadamente constantes”; en este caso, es en el entorno de los 12 días, según el informe. Otra forma de llegar a ese número es ver la tasa de reproducción (R) en un tiempo equis, que desde principio de noviembre está clavada en el entorno de 1,2, y significa que “de cuatro personas que hay infectadas salen cinco a los cuatro o cinco días, que es lo que demora en contagiarse; y si hacés ese proceso varias veces, a los 12 o 13 días duplicás la cantidad de infectados”, detalló el ingeniero.

Ferragut comentó que este incremento de casos se ve desde comienzos de noviembre y que el 23 de ese mes les transmitieron el primer aviso a las autoridades, con las primeras proyecciones que marcaban lo que terminó ocurriendo.

Pacientes críticos y el rastreo

Uno de los temas que más le preocupan al GACH es saber si alcanzarán las camas en CTI para sostener la demanda creciente: en el informe publicado el miércoles estimaban que mañana se llegaría a 70 camas de terapia intensiva ocupadas por pacientes con covid-19 (ayer había 59 ocupadas) y preveían que a fin de mes la demanda treparía a entre 110 y 150. Las proyecciones del GACH son por algunas semanas, porque las variables que pueden incidir en el número de nuevos casos son muchas, pero no es descabellado proyectar que a fines de enero se podría llegar a tener 300 o 400 casos de personas internadas en CTI, reconoció Ferragut, por lo que se vería muy tensionada la capacidad de los CTI, que actualmente es de 753 camas y hay más de 400 camas ocupadas.

“Si no hay un cambio fuerte de tendencia, como esto se va duplicando –esa es la propiedad de crecimiento exponencial– te pueden regalar un país entero de CTI y lo único que estás ganando son dos semanas, eso es lo que hay que cambiar”, comentó. Expresó que otro de los modelos que ha usado en las proyecciones da que en lugar de 1.200 el 1° de enero puede haber 1.000 casos nuevos por día, pero que aun así, a este ritmo, los 1.200 se tendrían el 4 o 5 de enero.

Una de las medidas que recomendaron los epidemiólogos del GACH para frenar esta expansión fue “continuar fortaleciendo las capacidades de contención a través de la mejora de la oportunidad (demora) en la identificación y seguimiento de casos y contactos”, quienes incluyeron una tabla con el avance del tiempo promedio desde la conformación del resultado hasta el contacto telefónico de vigilancia (a los contactos): en la semana epidemiológica 42 (12 semanas antes del informe) la demora era de 0.52 días, pero el valor fue creciendo y la semana pasada (la semana 50), el tiempo de contacto había pasado a ser de 2,20 días. “Si estamos demorando dos días y medio en llamar a una persona para investigar su caso, en dos días y medio, ¿cuántos días pudo haber contagiado? En los primeros dos días contagiás a la mayor cantidad de gente, a quienes viven contigo y a tus compañeros de trabajo”, explicó, para reafirmar la necesidad de volver a hacer que la estrategia de rastreo, testeo y aislamiento sea efectiva.

“Es más económico que implementar un lock-down global”, dijo, en relación a la medida más extrema, que es el distanciamiento social total. “Todo lo que se pueda hacer para acelerar el proceso de detección de casos y garantizar que esa persona haga la cuarentena ayuda. ¿Con eso alcanza para controlar de vuelta la epidemia? No sé, no creo, no me animo a decirlo. Yo creo que ahora precisamos que bajen los números para volver a la zona de control y mejorar eso para que no se nos vuelva a escapar”, agregó.