No fue un año fácil para nadie y menos para las personas que viven en residenciales, que no han podido ver a sus familiares desde hace muchos meses, ni siquiera en las fiestas de fin de año, y que pasaron a vivir con muchas más restricciones una vida que ya tenía sus límites. El anuncio de la vacunación contra la covid-19 era la esperanza, pero en algunos casos la carrera la ganó el virus con su acelerado ritmo de expansión a nivel comunitario, que terminó permeando las barreras más o menos porosas de los residenciales. Así pasó en el residencial de Fray Bentos donde hasta este martes habían fallecido 18 residentes), en el que la vacunación estaba planificada para el día siguiente al que se detectaron los primeros casos de covid-19, y en el hogar de ancianos de Durazno, en donde el 17 de marzo, tres días antes de que concurrieran los vacunadores, se detectó el brote de coronavirus.

Este ha sido el brote más grande de los tres que ha habido en los establecimientos de larga estadía para personas mayores (elepem) de Durazno. El primero había ocurrido en diciembre de 2020, en un residencial con 14 internos, seis de los cuales murieron por covid-19; el segundo fue un mes después, a fines de enero, en un establecimiento con 14 residentes, cuatro de los cuales murieron, según relató en diálogo con la diaria Aníbal Cataldo, director de Camedur, la mutualista local.

El hogar es gestionado por una asociación privada y es el más grande de los tres residenciales de Durazno: tenía 42 residentes.

Camedur se hizo cargo de la atención de salud del residencial de Durazno, que le correspondía, de acuerdo a la distribución hecha a partir del convenio firmado en mayo de 2020 entre el Ministerio de Salud Pública, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y la Federación de Prestadores Médicos del Interior (Fepremi) para coordinar la atención en los elepem durante la pandemia. Camedur, así como ASSE, habían hecho los relevamientos iniciales de los residenciales del departamento, siguieron las recomendaciones del MSP y quedaron preparados para cuando aparecieran los brotes, explicó Cataldo.

“El caso índice –por lo menos el que detectamos en el hilo epidemiológico– ocurrió el 17 de marzo, de una paciente interna que tuvo un quebranto de salud cardiovascular, se hizo hisopado de rutina en la emergencia que dio positivo. Con la recomendación de la División Epidemiológica el 24, a los siete días del caso índice, se hizo un mapeo con un hisopado masivo de todos los 43 internos, que eran adultos mayores, y 16 trabajadores, que dio como resultado la aparición de nuevos casos positivos tanto en trabajadores como en personas adultas mayores. A partir de ahí Camedur asumió, tal como establece el protocolo, el control sanitario del brote”, explicó Cataldo, quien dijo que se trabajó en coordinación con la dirección técnica y con la comisión administradora del hogar.

El residencial se ubica en un viejo pabellón del hospital de Durazno, y eso facilitó el trabajo, porque las instalaciones son amplias y permitieron establecer sectores para los residentes que tenían covid-19, mientras esperaban conocer el estado de los otros. “Trabajamos en un sistema de cohorte: llevamos a pacientes positivos hacia un lugar donde hay asistencia médica y con los cuidados que necesitan esos adultos mayores con comorbilidades y fragilidad, y los que no eran positivos seguían al cuidado del personal no positivo del hogar. Al final los 42 fueron positivos y 16 funcionarios también, por lo cual quedaron cuarentenados”, detalló.

Hasta este martes, de los 42 residentes, ocho habían fallecido, siete estaban internados en cuidados moderados (tres en Camedur y cuatro en el hospital) y 27 permanecían estables en el hogar, dijo Cataldo. De esos 27, detalló que estaban en condición de “protocolo verde” (a diferencia de los que estaban internados, que están clasificados con el color amarillo, de acuerdo a su estado de salud) y especificó que algunos de ellos “ya están cumpliendo las dos semanas establecidas en el protocolo y están quedando de alta y ya están siendo evacuados desde la sala de cohorte hacia las salas comunes del propio hogar”. Cataldo agregó que “algunos funcionarios ya pasaron los 14 días” y están volviendo a trabajar en el hogar, cuya administración debió poner suplentes y contratar a cuidadores en estos días, que complementaron la tarea de cuidados con la asistencial, a cargo de auxiliares y licenciados en Enfermería de Camedur.

El promedio de edad de los 42 residentes era de 88 años, informó Cataldo. Así como él, Víctor Scaffo, presidente del Sindicato Médico de Durazno, también comentó que muchos de los fallecidos del hogar eran personas en estado frágil y que “a la fragilidad por la edad se le suma la pluripatología, lo que llevó a ese desenlace”.

Algunos de los residentes fueron asintomáticos. Los trabajadores que cursaron la enfermedad tuvieron síntomas más bien leves y ninguno requirió hospitalización, dijo Cataldo.

La situación de los hogares en el país

Consultado por la diaria acerca del origen del brote, Luis Ayçaguer, director departamental de Salud de Durazno, respondió que “aparentemente” fue a través de “tres o cuatro trabajadoras positivas”. Aunque aclaró que “esto nunca es seguro” por las dificultades del rastreo de casos, atinó a decir que “es lo lógico” porque “las visitas no estaban permitidas; se supone que fue una trabajadora, que es la gente que entra y sale haciendo los turnos”, reafirmó.

Cataldo, por su parte, respondió que es difícil la identificación del hilo epidemiológico porque el que identificaron como caso índice era asintomático, pero acotó que “el contagio del 100% [de los residentes] seguramente estuvo vinculado al no uso correcto de los elementos de protección, porque el resto de los elementos, el control de las visitas y los otros cuidados que están en las recomendaciones se estaban siguiendo en ese hogar”.

Ayçaguer informó que todos los fallecidos tenían más de 80 años y que todos habían sido internados en ASSE o en Camedur. “La edad y la comorbilidad que todos tienen ‒yo los conozco a todos porque voy todos los fines de semana‒ hacen que el panorama sea muy difícil”, dijo.

En diálogo con la diaria, el diputado duraznense Martín Tierno (Frente Amplio) comentó que la situación es “compleja” y que si bien la gestión del hogar es privada “tiene que tener el contralor de la Dirección Departamental de Salud (DDS). Al respecto, Ayçaguer afirmó que “la DDS hace los controles correspondientes, hicimos el control de todos los elepem antes de la pandemia”, y que se visitaron todos los elepem de Durazno –son 25– y de Sarandí del Yi –donde hay seis–. “El hecho de que un elepem tenga casos positivos escapa... Es una situación que se ve en la familia, se ve en todos lados”, agregó. Resaltó que excepto en el hogar de ancianos donde surgió el brote todos los elepem de estas dos ciudades fueron vacunados 100% antes de la Semana de Turismo.

Sobre el brote en el hogar de ancianos, Cataldo aclaró que todavía falta una semana para que se dé por terminado (en residenciales el lapso es de 21 días), pero que “en el momento del cierre y del balance final deberíamos considerar que hubo una correcta conducción del brote siguiendo las pautas que están establecidas”, porque se pudo contener en el hogar –sin necesidad de que fueran trasladados– a quienes estaban en la “clasificación verde”, es decir los casos más leves, y porque “se pudo desandar el camino en una serie de ancianos con estas particularidades”, o sea, que se evitó la evolución hacia casos graves. “No se puede decir que [el resultado] es exitoso porque toda vida cuenta. Ajustándonos a los criterios de verde, amarillo y rojo nos permitió tener una coherencia asistencial que obtuvo un resultado, que es el que tenemos; no es el que hubiéramos deseado pero me animo a decir que es el posible”, concluyó. Especuló que si no se hubiera contado con el convenio firmado entre Fepremi, ASSE y el MSP, el resultado hubiera sido peor, porque ese acuerdo “nos permitió ir planificando cosas, estar, como decíamos a mediados del año pasado, ‘en la tensa espera’. Por supuesto que uno va teniendo lecciones aprendidas en la realidad, pero anticiparnos a cosas que podían ocurrir fue algo bueno”.

Para combatir el encierro

Robert Pérez, docente de la Facultad de Psicología y del Centro Interdisciplinario de Envejecimiento de la Universidad de la República, expresó en diálogo con la diaria que el peor momento de la pandemia “llega en un momento en donde viene todo el mundo muy cansado”. Por un lado, dijo que hay personas mayores que “hace un año que están encerradas” y que diferentes estudios demuestran un “incremento de niveles de ansiedad, depresión, de estrés, de deterioro cognitivo por falta de estímulos, por falta de poder desarrollar funciones que son elementales para la vida humana”. “Lo mismo pasa con las cuidadoras, los cuidadores, que están muy mal pagos y su trabajo no es valorizado socialmente. Son los que están ahí haciendo frente a esta situación en el día a día desde hace un año, y en general no son nombrados pero están sufriendo mucho esta situación de pandemia”, agregó.

Pérez dijo que es necesario informar a las personas en los elepem, a los familiares y al personal de lo que está sucediendo, “para que se pueda entender, para bajar la cuota de ansiedad”, porque muchos familiares tienen altos niveles de incertidumbre por lo que ocurre dentro de los establecimientos. Añadió que hay que ayudar a procesar las muertes de personas con las que no pudieron mediar despedidas y generar espacios de intercambio.

En este escenario, Pérez recomendó tener “una cuota de calma” y señaló que “después llegará el momento de evaluar las medidas, si fueron acertadas o habría que haber tomado otras”. Dijo también que la pandemia deja otra discusión pendiente, sobre el modelo del sistema de cuidados a largo plazo, y sugirió que tal vez haya que pensar propuestas que no impliquen el hacinamiento de personas y reconsiderar si realmente hay que recortar el sistema de cuidados.

La situación de los hogares en el país

El lunes, en una conferencia de prensa, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, había explicado que hay seis departamentos en los que se vacunó a 100% de los residentes y a los trabajadores de los establecimientos de larga estadía para personas adultas mayores (elepem) y que en los otros 13 departamentos se había vacunado a entre 90% y 95% de los residentes y trabajadores de estas instituciones. Especificó que ese 5% a 10% que no se había inmunizado eran de 128 residenciales que tienen casos de covid-19. Según explicó el ministro, hasta el lunes había 775 casos confirmados por casos en elepem: 493 residentes que cursaban la enfermedad en esas instituciones, 23 que estaban internados y 239 funcionarios.

Según datos del Ministerio de Salud Pública, viven en residenciales alrededor de 15.000 personas. Salinas informó el lunes que desde el 20 de abril de 2020 al 4 de abril de 2021 se registraron 2.178 casos de covid-19 en residenciales: 1.379 de residentes y 663 de trabajadores. Hasta el lunes, las personas fallecidas eran 135.