Desde hace unas semanas todos los indicadores vinculados al coronavirus se encuentran a la baja: la cantidad de casos diarios, la positividad, los ingresos a cuidados intensivos y el número de fallecidos por la enfermedad, precisó en diálogo con la diaria el matemático Marcelo Fiori.

A principios de junio, los académicos del Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos (Guiad) presentaron un informe que se centró en la relación entre movilidad y tasa de reproducción del virus. La principal conclusión a la que se arribó es que existe una “correlación clara” entre la movilidad de la población y el número de casos de coronavirus. “Ahora estamos observando algo que estamos esperando ver desde hace tiempo: el desacople de la tasa de reproducción con la movilidad”, sostuvo Fiori.

En el informe, explicó, se analizaba la correlación entre la movilidad y la tasa R –cantidad promedio de personas que contagia cada infectado– también en Chile e Israel. En el caso de este último país, los académicos notaron que “al tiempito de la vacunación se había desacoplado [la movilidad y la tasa de contagio], entonces estábamos esperando a ver cuándo íbamos a observar ese mismo efecto en Uruguay”, apuntó. Actualmente, en el caso de nuestro país, la movilidad está en niveles relativamente altos, pero la tasa de contagio se encuentra en niveles menores que 1 [quiere decir que se está multiplicando a menor ritmo]. “Es una muy buena noticia y es gracias a las vacunas”, señaló.

Fiori explicó que los estudios de efectividad de las vacunas permitían pensar que iba a haber un efecto en cuanto a la prevención de muertes, cuadros graves y reducción de contagios. “El tema era ver en cuánto tiempo. Estamos entrando a julio y empezamos a vacunar en marzo. A mediano plazo todos esperábamos ver que la vacunación ayudara a reducir contagios, pero en otros países ese efecto se vio antes porque acompañaron con otras medidas. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en Israel, Reino Unido, Estados Unidos”, señaló.

Para el matemático, la tendencia es “muy alentadora” y explicó que el desafío ahora es detectar a tiempo la variante Delta. En ese sentido, destacó el trabajo del Grupo de Trabajo Interinstitucional en Vigilancia de SARS-CoV-2 (GTI) –integrado por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, el Institut Pasteur, el Sanatorio Americano y el Ministerio de Salud Pública–, que busca identificar variantes nuevas en el país. “Creo que estamos mejor preparados que cuando ingresó la P1 [variante brasileña] por esta vigilancia epidemiológica prácticamente en tiempo real”, dijo.

Señaló que en Israel y Reino Unido los casos diarios volvieron a aumentar, pero no así la cantidad de cuadros graves. “Si bien las vacunas pierden un poco de efectividad para los contagios, aparentemente no perderían la efectividad para los graves. Aun así el ingreso de la [variante] Delta es algo a lo que hay que estar atentos”, subrayó Fiori.

La situación de los cuidados intensivos

El presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), Julio Pontet, evaluó en una entrevista con Primera mañana, de El Espectador, que “lo peor está pasando”. Si bien todavía los registros de ingresos a CTI y de fallecimientos son mayores a los valores históricos, destacó que se registró una baja en las últimas semanas y, en particular, en los últimos tres días.

Asimismo, comentó que la edad de los pacientes que ingresan a CTI “fue bajando progresivamente: en el primer año tuvimos una media de 65 años y ha bajado a unos 56 en junio; eso a expensas de que hay franjas etarias más protegidas por la vacunación y se fue desplazando el perfil de edades de los que tomaban una forma de covid grave, que son los que ingresan a CTI”. Según opinó, “desde la percepción clínica”, los adultos mayores que ingresan y que “probablemente hubieran muerto sin la vacuna pasan a una forma moderada [de la enfermedad] y se salvan”.

En diálogo con la diaria, Pontet explicó que la vacunación en abril a mayores de 80 años tuvo un impacto inmediato en los ingresos a CTI. “El grupo de 70 a 80 años quedó relegado en el tiempo y empezó después [a ingresar a cuidados intensivos]. Entonces empezamos a ver una diferencia clara entre los mayores de 80 y los de la franja de 70 a 80, que seguían ingresando a CTI. La diferencia atribuible no era que si tenías 79 ingresabas a CTI y si tenías 81 no ingresabas, la diferencia era que uno pertenecía a un grupo vacunado y otro no”, ejemplificó. Actualmente, la SUMI observa un ingreso a cuidados intensivos de un grupo más joven, menores de 60 y 50 años, y, en particular, personas con obesidad.

Pontet sostuvo que no cree que siga bajando la edad de las personas por una razón: “Ahora la vacuna se ha hecho extensiva a todas las edades, incluso a los adolescentes, entonces creo que el siguiente escenario que vamos a ver no es la baja de la edad, sino que el subgrupo que va a seguir ingresando a CTI va a ser el de los que no han sido vacunados, por la razón que sea, o quienes tienen enfermedades que determinan una fragilidad especial, enfermedades importantes y crónicas, a pesar de la vacuna”, apuntó.

El presidente de la sociedad de intensivistas consideró que existen varias comparaciones posibles para analizar el estado actual de los CTI. “Si lo comparamos con la época prepandemia, seguimos teniendo un nivel muy alto de pacientes. En la prepandemia teníamos entre 600 y 650 camas en total y un porcentaje de ocupación de 60% en promedio; eso implica que teníamos siempre menos de 400 pacientes. Si esos números los comparamos con los de hoy, que tenemos unos 650 pacientes, obviamente estamos en una situación cargada desde el punto de vista de la demanda asistencial porque estamos con tantos pacientes como camas teníamos antes. Si uno mirara las camas que teníamos, hoy tendríamos 100% de ocupación en términos globales. Decir que estamos bárbaro comparado con la prepandemia es una exageración subjetiva”, remarcó.

Sin embargo, si se hace una comparación intrapandemia, los números de las últimas semanas son similares a los de la segunda quincena de marzo. Pontet destacó que durante ese mes existía preocupación por los riesgos de saturación del sistema. “Estábamos en subida, ahora estamos en bajada y con una variable fuerte que contribuye a la baja, que es la vacunación. Entonces los números son similares a los de marzo, pero las condiciones son más favorables. Comparativamente salimos de ese momento de ahogo y con varias unidades de CTI saturadas”, apuntó.