Tras varios meses de negociación este jueves, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU), junto a la Federación de Médicos del Interior (FEMI) y el Sindicato Anestésico Quirurgico (SAQ), llegaron a un acuerdo con las empresas privadas de salud, en el Consejo de Salarios del Grupo 15, que pauta las condiciones laborales del sector para los próximos tres años.
En un comunicado el SMU valoró como “razonable” un acuerdo que incluye “gran parte de su plataforma”.
Lo acordado se basa en el “mantenimiento del salario real”, la obtención de una partida por capacitación fija de 404 millones de pesos por año, “con la salvedad” de que durante el 2023 seguirá aceptándose el curso del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), pero los dos años siguientes “se promoverá la realización de cursos validados por el Colegio Médico del Uruguay (CMU) y las sociedades científicas. Además se acordaron otras partidas para aumento salarial; una de 100 millones de pesos para el 2023 y 100 millones más para el 2024, específicamente por actividades de telemedicina. En cuanto a este punto también se creó una comisión que definirá la forma de pago.
También quedó pautado continuar con el proceso de la reforma del trabajo médico que, entre otras cosas, incluye la implementación de cargos de alta dedicación, y se creará otra comisión de “categorización de procedimientos anestésico-quirúrgicos o procedimientos invasivos en general”.
Además se aprobó un cronograma que comenzará en abril de 2023 y finalizará en el 2024, para la aplicación del acuerdo firmado en el 2019 sobre el tiempo de consulta por paciente para medicina general y especialidades médicas. En el convenio firmado en 2019 el tiempo de consulta aumentaba “con variaciones según la especialidad”, pero en promedio se habían establecido 15 minutos por paciente.
Para el gremio la situación cambia porque partieron de una base “menos que cero” pero lograron negociar la mayoría de las necesidades planteadas. A su entender, la situación cambia por varias razones; por un lado, por la campaña que el SMU llevó adelante, “con el objetivo de informar a la opinión pública de la coherencia de los pedidos de su plataforma” y de cómo la situación actual “repercute en la calidad de la asistencia.
A su vez, “la decisión expresa de no firmar un acuerdo que implicara una rebaja de ingresos, o que no incluyera el tema del tiempo de atención a los pacientes”, algo que “todas las partes asumieron que no era posible firmar sin avanzar hacia un punto cercano a la plataforma”.