En el marco de la inauguración del foro regional denominado Alianza por la Atención Primaria de Salud en las Américas el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Jarbas Barbosa, visitó Uruguay y, entre otras cosas, recorrió centros de salud del país. En entrevista con la diaria, Barbosa se refirió a varios temas vinculados al sistema de salud nacional y los regionales e hizo algunas advertencias sobre los desafíos que enfrenta el sistema.
De Uruguay valoró que el sistema está “muy alineado” con el modelo que impulsa la OPS, que, entre otras cosas, propone la universalidad en el acceso a la atención, el intercambio con la comunidad y el fortalecimiento de la atención primaria. A su vez, destacó el proceso de remodelación en el que están algunos centros, entre ellos, el Hospital de Clínicas.
También recordó la pandemia y sostuvo que el proceso dejó varias enseñanzas que se están aplicando en los diferentes países pero que en otros también son un desafío. Sobre temas de salud coyunturales, por ejemplo, la encefalitis equina, opinó que los casos que se presentaron durante las últimas semanas suelen presentarse cada año aunque, luego de la pandemia, la población se pregunta si los virus van a mutar y a llegar al punto de generar una emergencia sanitaria.
A su vez, se refirió al fentanilo, una droga sobre la cual algunas autoridades nacionales como el ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, expresaron alerta, y aseguró que se trata de un “problema de salud pública”.
¿Cómo valora al sistema de salud uruguayo?
El sistema de salud de Uruguay está muy alineado con lo que propone la OPS. Desde que se aprobaron las leyes que crearon el Sistema Nacional Integrado de Salud se generó el acceso universal de las personas al sistema, que está basado en la atención primaria, [que es] el tipo de atención justamente que propone y apoya la organización en toda la región, más allá de las decisiones puntuales que cada país toma de acuerdo a su realidad y a sus condiciones. Uruguay tiene uno de los niveles de financiamiento del sistema que es el mayor en promedio en la región. Seguro hay cosas que mejorar y fortalecer; principalmente después de la pandemia quedaron algunas lecciones importantes que estamos trabajando todos.
¿Cuáles son esas lecciones?
Por ejemplo, incorporaciones para fortalecer áreas [de atención] remotas para que puedan llevar a una atención de más calidad. Temas como la salud mental quedaron muy subrayados por la pandemia. Nosotros tenemos una la convicción de que hay que fortalecer la atención primaria de salud para que pueda brindar atención en salud mental, disminuir o eliminar la discriminación y el estigma [sobre estos pacientes] y hacer que se pueda tratar desde el principio y desde la comunidad.
¿Qué tenemos que mejorar?
Uruguay tiene una población envejecida que tiene más riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles, cardíacas y otras. Hay que buscar cómo se puede seguir por el camino de la eficiencia.
Algunos actores del sistema, entre ellos, los funcionarios y trabajadores, denuncian que la situación de la salud en Uruguay es crítica, de hecho opinan que es necesaria una reforma del sistema actual. ¿Cree que es algo local o suele ocurrir en otros países?
Cada país tiene su realidad, nosotros no recomendamos cuándo hacer reformas porque es una decisión de cada uno. Más bien buscamos apoyar a las autoridades nacionales. Hay por lo menos cinco países de la región que están en procesos de reformas porque tenían sistemas de salud que todavía no cuentan con acceso universal. El tema de Uruguay es otro, hay que fortalecer el sistema y responder a algunas brechas que quedaron evidentes, algunos desafíos para responder de mejor manera.
¿Qué heredamos de la pandemia?
La necesidad de fortalecer la capacidad de respuesta para futuras pandemias que puedan desarrollarse en cada uno de los países. Nadie estaba preparado para una pandemia y los sistemas se vieron sobrepasados; el primer punto es ver bien lo que pasó y cómo perfeccionar lo que construimos en base a la pandemia. Por ejemplo, la capacidad de detección, los laboratorios de salud pública, entrenamiento de personal, estar más integrados con el medio ambiente para identificar rápidamente los virus. Ahora apoyamos a los países de la región a establecer una red de 30 estados que están haciendo vigilancia genómica, para tener la capacidad de categorizar los virus e identificar rápido las nuevas variantes. Hay muchos otros procesos que se pueden establecer.
Otra cosa que aprendimos es que el sistema de salud no puede cerrar en medio de una pandemia, por eso vamos hacia cómo fortalecer la atención primaria y la atención personalizada. Otro es el tema de los recursos humanos: se estima que habrá un déficit del personal de salud en toda la región hacia 2030 y para evitar esa crisis hay que empezar a trabajar ahora. La pandemia también subrayó la necesidad de tener una mejor respuesta para la salud mental.
¿Qué impresión le dejaron los centros de salud que visitó?
Fui al Hospital de Clínicas y vi buenas experiencias; es un hospital que ya conocía porque lo había visitado hace años, pero ahora vi un proceso de transformación muy amplio: hay muchas más camas, están comprometidos en dar una atención de calidad y ampliar, eso OPS lo reconoce como buenas prácticas.
Uno de los temas de salud que está en discusión en este momento es la legalización de la eutanasia. ¿OPS tiene una postura sobre el tema?
Es una decisión de cada país. En los países que tienen un proceso de envejecimiento más rápido siempre es un tema; además incluye aspectos legales, políticos y éticos, pero es una decisión de cada país.
También se presentaron casos de encefalitis equina y no hay vacuna para esa enfermedad, ¿qué podemos esperar de su evolución?
No hay vacuna, son casos que todos los años surgen y tenemos que hacer un monitoreo de la situación. Ahora las personas se preguntan si podrá ser una nueva pandemia pero seguramente no lo sea, porque es una enfermedad ya conocida. Pero sí hay que hacer lo que debemos para detectar una nueva pandemia: tener capacidad de diagnóstico rápido y conocer el comportamiento del virus, porque los virus cambian. Las últimas emergencias del mundo fueron por virus. Estamos preparados en general y sabemos que suelen ser brotes que surgen en animales y por alguna mutación aprenden a transmitirse a personas, por eso hay que tener vigilancia integrada e impulsar el concepto de una sola salud, para reconocer virus que ya existían u otros que surjan.
Algunas autoridades nacionales se refirieron a la eventual llegada del fentanilo a Uruguay, una droga que ya circula en otros países de la región. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Es un problema de salud pública. Está más fuerte en este momento, los países de la región tienen que estar preparados para el reemplazo de algunas drogas de la región por el fentanilo. En el marco de un abordaje más amplio para salud mental hay que agregar el tema de las drogas y eso empieza desde la comunidad y ofreciendo la oportunidad de trabajar con educación, desarrollo social, deporte, cultura, esperanza para que las personas puedan encontrar en su realización una vida mejor. No es suficiente la represión; el sistema de salud puede aportar en conversación con la comunidad.