Una nueva instancia de intercambio sobre el agua, especialmente sobre los trihalometanos y los antecedentes de su impacto en la salud, se generó este lunes en el Instituto de Higiene de la Facultad de Medicina (Fmed) de la Universidad de la República (Udelar). Médicos, ingenieros y especialistas en medicina preventiva expusieron sobre estos compuestos a partir de trabajos que se realizaron hace varios años, antes de la crisis hídrica, cuando los trihalometanos eran la “preocupación” de unos pocos y no de gran parte de la población.

Por ejemplo, una de las exposiciones fue la investigación Exposición a trihalometanos en el embarazo y pequeño para la edad gestacional, realizada por un equipo de investigadores de la Udelar. La presentación estuvo a cargo de Miguel Alegretti, uno de los autores del trabajo y profesor del departamento de Medicina Preventiva del instituto. Si bien el proyecto se concluyó, aún no fue expuesto a la crítica “de pares”, por lo tanto, no está publicado, pero es una minuciosa revisión “de campo” y uno de los pocos acercamientos a los impactos de los trihalometanos en la población, un tema sobre el cual los datos son relativamente escasos y el seguimiento de casos es aún menor.

En principio, Alegretti explicó que antes de comenzar el trabajo se consideró que se reconoce la existencia de unos “700 compuestos” que aparecen como subproductos en la desinfección del agua y uno de los que se presentan “en mayor concentración” son los trihalometanos, los cuales se forman por la reacción de la materia orgánica presente en el agua con el cloruro que se utiliza para la desinfección. A su vez, estos compuestos se forman por cloroformo, bromoformo, dibromoclorometano y bromodiclorometano; de estos el cloroformo es “el más abundante” y en promedio puede llegar a representar “80% de los trihalometanos”, además de ser el compuesto detectado en todas las muestras.

Otra de las consideraciones iniciales del trabajo fue que hace “por lo menos 20 años” que a la academia le llamaron la atención “los probables efectos adversos reproductivos de los trihalometanos”, por ejemplo, el bajo peso al nacer, pequeño para la edad gestacional (la adecuación del peso del recién nacido a la edad en este caso fue “el percentil 10 de la tabla peso al nacer”) y el parto a pretérmino. De todas maneras, a pesar de que el tema tiene cierta acumulación de evidencia sobre “sus efectos en la salud” a mediano y largo plazo, también han existido “grandes dificultades y dudas” sobre la forma de “asignar y evaluar” la exposición.

Finalmente, tomando en cuenta las “limitaciones” anteriores, el objetivo del estudio fue “determinar la asociación entre niveles de exposición al cloroformo en el agua de consumo humano en mujeres embarazadas y pequeño para la edad gestacional” en Montevideo. Las muestras se tomaron entre 2009 y 2011 a 1.031 embarazadas.

La selección se hizo en los centros de salud de regiones que se seleccionaron con base en “muestreos anteriores”, es decir, zonas con valores de cloroformo menores a 30 miligramos por litro y zonas con valores por arriba de 80 miligramos por litro. También se obtuvieron “ 400 muestras ambientales” de domicilios, escuelas y comercios.

Para la metodología se utilizó el ya existente Sistema Informático Perinatal y se aplicó una encuesta a las embarazadas con ficha patronímica, antecedentes personales y gineco-obstétricos, datos socioeconómicos y hábitos de consumo durante el embarazo. En tanto, además de determinado parámetro del bajo peso al nacer, se calculó el consumo por parte de la embarazada de agua proveniente de una red de suministro, incluyendo un factor de ponderación de 0,3 “para el agua y las bebidas hervidas”, debido a que contienen menor concentración de cloroformo por la volatilización.

Las 1.031 participantes se clasificaron según residencia en zonas con mayor o menor índice de cloroformo; 807 (78,3%) residían en zonas de alta concentración y 227 (21,7%) en zonas de baja concentración. A su vez se registraron 62 (6% de la población de estudio) nacidos pequeños para la edad gestacional.

Comparando la zona de residencia según nivel de cloroformo el estudio detectó “características demográficas similares”. Sin embargo, hay diferencias estadísticas en cuanto a los años de educación, consumo de sustancias durante el embarazo y consumo de café.

Respecto del compuesto y a los impactos directos, se halló que existe “una asociación significativa” entre pequeño para la edad gestacional y consumir más de dos litros de agua “de red” o corriente al día y residir en zonas con mayor concentración de cloroformo.

Cabe destacar que el cloroformo era el compuesto que predominaba en el momento en el que se realizó el estudio y que ahora el agua que suministra OSE en parte importante ya no es agua dulce, por lo tanto, es posible que primen otros compuestos.