Etimológicamente, el término ludopatía proviene, por un lado, del latín (ludus = “juego”) y, por otro, del griego (patía = “padecimiento”, “enfermedad”). Esta enfermedad del juego es la que padecen algo más de 100.000 uruguayos.
Según Gracy Gómez, licenciada en Psicología, profesora adjunta de la Unidad Académica de Psicología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) y coordinadora del Programa de Prevención y Tratamiento del Juego Patológico, la diferencia entre juego problemático y adicción al juego es de grados.
En diálogo con la diaria, sostuvo que cuando se habla de juego problemático, se habla de una persona que está teniendo dificultades para controlar el juego, pero eso aún no la ha llevado a tener problemas demasiado graves. Cuando esto sube de nivel, se pasa al juego patológico, en el que la persona ya se encuentra totalmente captada por la adicción y, por lo tanto, pensará solamente en jugar todo el día. Esto la llevará desatender su trabajo u otras actividades, va a jugar mucho más de lo que puede y, posiblemente, pueda incurrir en hechos ilícitos o malgastar el patrimonio de la familia.
“Podemos pensar que en esta adicción la ‘sustancia’ es el juego. Lo curioso de esta adicción es que proviene de algo que no está dentro del cuerpo, a diferencia de otro tipo de adicciones. En este caso, algo que está afuera provoca lo mismo que si alguien se pusiera algo dentro del cuerpo. En ese sentido, la persona se acostumbra y necesita jugar más, al igual que un consumidor de sustancias que cada vez necesita consumir más para obtener el mismo efecto”, afirmó.
Por otra parte, Ricardo Berois, director general de la Dirección Nacional de Loterías y Quinielas (DNLQ), considera “preocupantes” estas cifras, remarca la importancia de que el Estado regule y fiscalice estas áreas, y considera que Uruguay históricamente ha cumplido con este deber.
“Creo que es fundamental que el Estado esté presente en la regulación. No soy de la idea de prohibir, no se puede tapar el sol con las manos. Lo que hay que hacer es regular de la mejor forma. Lo peor que se puede hacer con el juego es prohibirlo, más aún en el mundo globalizado en el que vivimos”, sostuvo en diálogo con la diaria.
Además de los juegos tradicionales como la Quiniela o la Tómbola, la preocupación de Berois pasa por la explosión de las apuestas deportivas online, junto con la masificación de internet desde hace más de dos décadas, que hace que este tipo de apuestas se encuentren al alcance de cualquiera.
A esta masificación, desde 2015 se suman nuevas dinámicas de apuestas en vivo, en las que una persona puede, por ejemplo, apostar durante un partido de fútbol quién anota el primer gol o en qué minuto.
“Hay un peligro latente en el tema de las adicciones respecto de los juegos online en vivo. El Estado tiene que regular por medio de la legislación. Ya lo hizo con el tema de la publicidad. Es el problema central del juego hoy por hoy”, afirmó.
La Ley 19.535 de rendición de cuentas de 2016, en su artículo 245, otorga desde 2017 al Poder Ejecutivo la facultad de “adoptar diversas medidas preventivas y sancionatorias para evitar la proliferación de actividades de comercialización de juego a través de internet, en especial el bloqueo de acceso a sitios web, de flujos financieros, así como la prohibición de comunicaciones comerciales, patrocinio y publicidad de juegos no autorizados”.
En cumplimiento de esta ley, la DNLQ ha bloqueado casi 1.700 sitios online hasta hoy. “Es una lucha constante, ya que estamos hablando de multinacionales muy poderosas. Son plataformas que una y otra vez aparecen y nosotros hacemos el proceso de bloqueo. Lo mismo pasa con la publicidad. Todo eso lo tenemos que hacer nosotros con los elementos que tenemos”, sostuvo Berois.
Según datos provenientes de la propia DNLQ, en el primer semestre de 2023 la Quiniela fue el juego que más jugaron los uruguayos y alcanzó alrededor de 30% de las preferencias. En segundo lugar se encontraba el Supermatch.
Luego, en el primer semestre de 2024 la Quiniela pasó a ser el segundo juego más jugado, con alrededor de 25% de jugadores, dejando el primer lugar a Supermatch con algo más de 30%, ya que se dio un gran aumento a raíz de la disputa de la Copa América.
Por estas razones, el director de la DNLQ subraya que es necesario que exista algún tipo de comisión honoraria especial de asesoramiento respecto de la publicidad que se hace de los juegos. “Desde la DNLQ somos juez y parte. Somos administradores del juego, pero esta comisión debería estar formada por Salud Pública, por el Hospital de Clínicas, es decir, gente especializada, encargada no de prohibir, sino de regular de la mejor forma para que esto no se nos vaya de las manos. La publicidad es muy importante en este tipo de juegos porque genera problemas serios. Estamos hablando de un juego que podés jugar desde el living de tu casa. Esto es lo que está pasando hoy”, concluyó.
Hábitos que se aprenden
Gracy Gómez considera que la adicción no se origina solamente por querer ganar dinero, sino que esta se transforma en lo que se llama un “mecanismo de afrontamiento”.
“Es algo que utilizamos todos los seres humanos para enfrentar las dificultades de la vida cotidiana. En el caso de la ludopatía, arrancan a jugar motivados por el dinero, pero luego se convierte en algo que eleva su autoestima. Por ejemplo, si alguien tiene problemas de pareja en su casa, podría pasar muchas horas jugando en el casino y así evitar confrontar con su cónyuge”, afirmó.
Según Gómez, una de las particularidades de esta adicción es que no distingue entre clases sociales: “El pobre se juega la comida de sus hijos y el rico se juega su patrimonio”, subrayó.
No obstante, a nivel general, sostiene que el jugador es una persona de buen nivel intelectual que tiene posibilidades de acceder a diferentes recursos.
“Muchas veces se piensa que los jugadores buscan ganar dinero sin trabajar, pero la práctica clínica dice que, en general, el jugador es tan adicto al trabajo como al juego. Son extremadamente trabajadores, pero quedaron atrapados en esta adicción, que es como cualquier otra, en la que te convertís en un esclavo”, remarcó.
A pesar de esto, la licenciada recalca la idea de que una persona que sufre de ludopatía “aprendió a ser así”, y uno de los factores de mayor influencia es la tradición familiar.
“En muchísimos jugadores se puede encontrar que en la familia ya se jugaba. Si de niño ya se tiene contacto con estas situaciones, muchas veces van a ser asociadas a cosas positivas y naturales”, afirmó.
“Si nos paramos desde un enfoque cognitivo, nosotros somos el producto de lo que fueron nuestras experiencias de vida por sobre la carga genética. Mucha gente suele decir “yo soy como soy”, pero no, sos como aprendiste a ser. Aprendemos a pensar y a sentir, y lo hacemos cuando no tenemos la capacidad crítica de pensar en si lo que aprendemos es positivo o es negativo”, destaca.
Sanar en grupo
El Programa de Prevención y Tratamiento del Juego Patológico que coordina Gómez funciona desde 2009 por medio de un convenio entre la Facultad de Medicina y Casinos del Estado. En la actualidad cuenta con nueve terapeutas divididos en tres regionales: Sur, Este y Norte. La primera funciona en el Hospital de Clínicas de Montevideo, la Este se centra en Maldonado y la Norte funciona en el Hospital de Paysandú.
Funcionan de modo presencial, online, o a veces de forma mixta, y cuentan actualmente con 192 pacientes en atención, la gran mayoría de los cuales se atienden de forma grupal. “Está demostrado que el trabajo en grupo es la mejor forma de trabajar en el tema de las adicciones, ya que los compañeros funcionan como espejo, y nada mejor que alguien que tiene el problema para mostrárselo a alguien que también lo tiene”, señala Gómez.
“No todos trabajamos de la misma manera. Algunos tenemos formación cognitiva y otros compañeros son psicoanalistas. El programa otorga libertad para que cada terapeuta trabaje como considere”, añade.
Y afirma: “Está demostrado científicamente, desde hace muchísimos años, que la efectividad de un abordaje terapéutico no está determinada por el tipo de abordaje, sino por el tipo de vínculo. Esto es lo más importante, la estrategia que se usa para ayudar a una persona a dejar de jugar es algo secundario”.
El programa cuenta con la línea 0800 8631 para consultas de cualquier tipo o para pedir ingreso y comenzar con el tratamiento.
“No es que la persona tenga que dejar de jugar, la persona tiene que generarse una vida que no requiera el juego”, remarca Gómez.