En la narrativa policial, que alimentaba mucho de lo que la prensa reproducía, los anarquistas fueron la némesis social que pretendía destruir al gobierno y al Estado mismo.
Defender la ciencia, la educación y la investigación como causas transversales, capaces de articular consensos amplios por fuera de las filiaciones políticas, religiosas o ideológicas, es un imperativo democrático.
La droga más peligrosa se llama Donald Trump. Es un opiáceo que adormece la conciencia del mundo y de su pueblo. Un poderoso alucinógeno que distorsiona la realidad y hace creer que Estados Unidos será grande otra vez.
El verdadero riesgo para la democracia no es que un rico transfiera su dinero al exterior, sino que miles de niñas y niños crezcan sin derechos garantizados.
¿Qué hará nuestro gobierno ante esta nueva situación, ante esta luz verde planetaria a la contaminación por plásticos? ¿Seguirá por la misma ruta iniciada hace 30 años?
El neoliberalismo libertario tiene como objetivo destruir el bien común conceptualmente, normativamente y prácticamente, y el posfascismo libertario tiene como objetivo reprimir las ideas que no son afines a sus propuestas
En ciertos cargos de la función pública, la ética y la ausencia de conflicto de intereses exige exclusividad en el desempeño del cargo. En un medio como el nuestro, las lealtades deben estar claras y ser únicas.
Todo parece indicar que podríamos presenciar –quizás antes de lo imaginado– cuatro grandes potencias con territorios ampliados: Rusia, Israel, China y Estados Unidos.