La cámara se creó en setiembre de 2015 por iniciativa de diez empresarios que trabajaban en el sector turismo y comunicación “con miras, sobre todo, al sector LGTB”, contó a la diaria el vicepresidente de la Cámara de Comercio y Negocios LGBT, Sergio Miranda. “Después de años vimos que había demanda y oferta en otros sectores –además de los de alojamiento, gastronómico y agencias de viajes–, como salud, servicios personales, y comenzamos a expandirnos”, agregó.
Al día de hoy, más de 160 empresas socias integran la cámara, desde emprendimientos locales como República Microfinanzas, Semm, el Banco República, hasta corporaciones internacionales como American Airlines e IBM. Como cada vez que se lo entrevista, Miranda aclara que “no se trata de empresarios gays, sino de empresarios interesados que trabajan por y para la comunidad LGBT”.
Una característica particular de esta organización empresarial es que no responde exclusivamente a sus empresas socias, sino que en paralelo también desarrolla acciones que fomentan la inclusión y la igualdad de oportunidades de lesbianas, gays, bisexuales y trans en el mercado laboral. “Casi inmediatamente empezamos a trabajar en esto porque había una realidad pendiente de abordar en cuanto a discriminación laboral y eso también es responsabilidad social empresarial”, sostuvo Miranda.
En este momento la cámara trabaja en dos proyectos. Por un lado, y desde hace un año y medio, se lleva a cabo Talento Diverso, un programa de capacitaciones a empresas para la inclusión laboral en igualdad de oportunidades de la comunidad LGBT que surgió por iniciativa empresarial. El programa, que se desarrolla en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social, también aborda la formación para la búsqueda laboral y se pretende en un futuro la creación de una Bolsa de Trabajo Diversa para consulta de las empresas y organizaciones interesadas en el reclutamiento de recursos humanos. Miranda adelantó que la cámara se encuentra en “conversaciones incipientes” con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) para desarrollar las capacitaciones mediante esta institución.
El colectivo “más vulnerable” de la comunidad en el mercado laboral es la población trans. Por este motivo, Miranda sostuvo que se trabaja especialmente con la Unión Trans del Uruguay, para llevar acciones específicas. Las barreras son más, y por ende Miranda indicó que en este caso “los procesos son más lentos”. “Capacitar a las empresas y a los lugares de trabajo para recibir a una persona trans implica adecuar vestuarios, baños, cuestiones prácticas que llevan tiempo”, sostuvo. Por otro lado, consideró que “la comunidad trans es muy diversa en sí misma”, y eso genera una dificultad extra: “Una chica trans de 18 años es completamente diferente a una de 45, por sus historias, por estados de salud distintos, por los niveles de educación en términos generales. Y todo eso hay que contemplarlo”, observó.
La Ley Integral para Personas Trans –en estudio parlamentario– prevé un cupo de 1% a ocupar por personas trans en los llamados de trabajo en diversos ámbitos públicos y la misma cuota para personas trans en los programas de capacitación y formación del Inefop. Más allá de valorarlo, Miranda sostuvo que “no toda la responsabilidad tiene que caer sobre el Estado”, sino que “el sector privado también tiene que involucrarse en estos temas” y “estos programas apuntan a eso”.
Por el momento, se dictaron diez talleres a lo largo del país en los que participaron 20 empresas de distintos rubros como el financiero, el gastronómico, transporte y movilidad, servicios de contadores y abogados, salud, educación –colegios, institutos de enseñanza e idiomas– y medios de comunicación.
Según Miranda, el hecho de que las personas no se sientan habilitadas a manifestarse tal como son en su ámbito de trabajo genera “muchísimas consecuencias” que repercuten en su calidad de vida y por ende en su producción; las más comunes, depresión y ausentismo laboral.
Otro proyecto de la cámara, más reciente, es el lanzamiento de un sello internacional que certifica a aquellas empresas “amigables con la comunidad para sus empleados y clientes”, indicó el vicepresidente de la gremial. “Friendly Biz” es un proceso de certificación que consta de “cinco etapas en las cuales se capacita y entrena al talento humano y se crean políticas institucionales de inclusión y normalización de la atención al cliente LGBT como consumidor potencial”, contó Miranda. El Mercado Agrícola de Montevideo (MAM) será el primero en iniciar la experiencia durante este semestre, pero el empresario aseguró que hay “unas diez” empresas en lista para llevarlo a cabo.
Oculto
Las denuncias sobre acoso laboral por discriminación hacia la orientación sexual, registradas en la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social de la cartera homónima, son escasas. Los últimos datos procesados indican dos casos en 2015, cuatro en 2014 y dos en 2013. “Sabemos que esta cifra no es representativa de la realidad”, sostuvo Miranda, quien agregó que “nos consta que los casos se triplican año a año”.
Consultado al respecto, indicó que las empresas que solicitan asociarse pasan por “entrevistas” y “visitas de inspección” previo a que la cámara tome la decisión y después hay un “proceso de seguimiento”. Si bien sostuvo que “la inmensa mayoría son aceptadas”, indicó que este mecanismo “da garantías” porque “para nosotros es una responsabilidad aceptarlos”, y por eso “debemos tener la seguridad de que efectivamente son amigables con la comunidad”.