En medio de una coyuntura que los referentes del sector califican como “delicada”, la Mesa Apícola Departamental (MAD) de Colonia encabezará hoy un nuevo congreso en el que se abordarán temas vinculados con el comercio de la miel a nivel mundial, regional y local. Con ese objetivo participarán en el Congreso Apícola expositores de Uruguay y también internacionales.

El Congreso Apícola tendrá lugar en el INIA La Estanzuela, uno de los cinco centros regionales del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), ubicado en el kilómetro 11 de la ruta 50, a 25 kilómetros de Colonia del Sacramento. Será abierto al público, con un costo de inscripción de 200 pesos.

El presidente de la MAD, Gustavo Fripp, dijo a la diaria que el sector apícola pasa “por uno de los peores momentos”, dado que se enfrenta a una serie de problemas relacionados con la competitividad y la inserción internacional. Sin embargo, relativizó algunas afirmaciones realizadas por la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU) el año pasado acerca de la calidad de la miel uruguaya y la contaminación por glifosato y otros agrotóxicos. En un comunicado difundido en agosto de 2018, la SAU advertía que, según análisis internacionales, las mieles uruguayas se colocaban entre las de “mayor contenido de glifosato” en el mundo, lo cual impidió la exportación de unas 7.000 toneladas acumuladas de las últimas dos zafras a junio de 2018. Fripp lo negó y dijo que “si bien es verdad que existen mieles con grados de contaminación”, Uruguay “tiene de las mejores mieles del mundo en cuanto a calidad”.

Foto: Federico Gutiérrez

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Foto: Federico Anfitti, EFE

Sobre esto último, el también secretario de la Cooperativa Apícola Conchillas manifestó que estas declaraciones generaron “un efecto muy negativo” en los mercados internacionales y en el local. “Si salimos a decir que la miel uruguaya está envenenada, lógico que vamos a tener problemas al salir a venderla. Nos pegamos un tiro en el pie sin querer y hoy estamos pagando las consecuencias”, dijo, y aunque reconoció que las intenciones de la SAU fueron buenas y pretendían poner el tema sobre la mesa, lo hizo mediante “una noticia alarmista”.

En la misiva enviada por la SAU se advertía sobre el uso indiscriminado de herbicidas, la pérdida de colmenas (“30% de mortandad invernal”) y la despoblación e inoperancia de las abejas “por acción de los insecticidas, en particular, de los neonicotinoides y organofosforados”, y de la “monotonía floral secundaria a las extensas áreas de cultivo que, en el mejor de los casos, sólo aportan néctar y/o polen durante pocos días o semanas en toda la zafra”.

Fripp reconoció que el cambio en los modelos de producción vinculados con la ganadería y la lechería afectaron “seriamente” a la apicultura. “Veníamos con cierta comodidad, porque teníamos alto rendimiento de producción, altos precios y una producción agropecuaria muy natural y extensiva. Pasamos de sacar arriba de 50 kilos de miel por colmena a menos de 20”, dijo. Además, está el problema de la caída de los precios internacionales tras la aparición de una miel sintética impulsada por China “que está inundando el mercado”, afirmó Fripp. “Pasamos de vender la miel a cuatro dólares a venderla a uno, y aun a ese precio no tenemos demanda; hay mucha miel guardada en los galpones”, agregó.

También se registró una caída en las exportaciones: Fripp explicó que Uruguay llegó a exportar unas 12.000 toneladas de miel hace siete u ocho años atrás, mientras que hoy no se llega a 7.000.

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El productor dijo que se han obtenido respuestas por parte de las autoridades, pero señaló que “a veces la realidad supera las posibilidades”. En este sentido, destacó la aprobación de la ley que declara “de interés general la promoción y el desarrollo de sistemas de producción, distribución y consumo de productos de base agroecológica”, para promover una producción más sustentable y la prohibición de productos altamente tóxicos.

Agregó que “aunque se va lento, se está caminando en el sentido que creemos correcto, que es apostar a la convivencia de los sectores”. “Si dejamos que cada uno haga lo que quiera, sin dudas que el grande se va a comer al chico y el chico está indefenso. Para eso precisamos un Estado que vele por el bienestar de todos, un Estado presente y regulador”, afirmó.

Asimismo, Fripp reconoció que Uruguay “no vive de la producción de miel”, sino “de la carne, de la soja y de otras producciones que necesitan de ese paquete tecnológico para ser competitivas en el mundo”. Dijo que “hay que intentar producir sustentablemente sin afectar a los otros rubros y que Uruguay no pierda ese poder adquisitivo que hemos alcanzado”.