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“Hoy pude ver quién soy, conocerme más”, cantaba Abel García, que interpretaba la canción “Mi revolución”, de Cuatro Pesos de Propina, a pleno sol de la mediatarde. El amanecer nublado del sábado y las persistentes gotas de lluvia del mediodía conspiraron en contra de que el encuentro fuera más masivo. Muchos de los que habían ido de mañana se fueron por la lluvia, que parecía intermitente pero después se calmó, y el sol que volvió en las primeras horas de la tarde invitó a que otra oleada de visitantes llegara hasta el parque Artigas de la localidad de Sauce, en Canelones. La I Muestra Nacional de la Agroecología fue el sábado y contó con la participación de más de 50 puestos en los que se expusieron desde frutas y verduras hasta cosméticos, medicamentos, cereales, insumos para la estimulación del crecimiento, experiencias de control biológico, y trayectorias educativas relacionadas con la temática. Todo esto estuvo acompañado por una amplia plaza gastronómica con propuestas de todo tipo, incluyendo recetas basadas en ingredientes orgánicos y diversas cervezas artesanales. Además, en una carpa ubicada en el centro de la actividad se llevaron a cabo talleres, charlas y mesas redondas; en una de ellas participaron los integrantes de la recientemente conformada Comisión Honoraria del Plan Nacional de Agroecología.

“¿Se pueden comprar?”, preguntó un visitante señalando unos tomates perita que le abrían el apetito a cualquiera. “No, están de muestra”, contestó Lía, que, junto con su madre, Érika, atendía el puesto de Eco Huertas, un emprendimiento familiar con sede en la zona de Sauce. “Practicamos una agricultura responsable que preserva los recursos naturales y cuida la biodiversidad, reduciendo la erosión y la contaminación de suelo y agua. Rechazamos la utilización de herbicidas, fertilizantes e insecticidas sintéticos”, dice en la pestaña “Acerca de nosotros” de su sitio web (ecohuertas.com.uy). Lía dijo a la diaria que preparan canastas con hortalizas de estación variadas y que las reparten a domicilio en todo Montevideo. Una para tres o tres personas cuesta 650 pesos, y la “familiar”, 900.

Pero había muchos puestos de productores familiares que se han asociado para formar estos emprendimientos de venta directa de hortalizas orgánicas mediante la entrega de canastas. Eco Granjas Santa Rosa, un grupo de diez familias de pequeños productores hortícolas de la zona rural de Santa Rosa y San Jacinto, entrega canastas con productos cultivados “respetando los delicados ciclos de la naturaleza”, que, por lo tanto, son “más gustosos, nutritivos y más equilibrados en su composición”. Este grupo tenía también una tienda de comida donde se ofrecía una cazuela de habas, con carne de cerdo o vegetariana, servida en medio zapallo cabutiá calentado a las brasas, a 200 pesos, incluyendo cubierto y dos rodajas de pan casero. Para acompañar, la propuesta incluía agua saborizada con limón y pepino.

Investigación y asesoramiento

Valentina Posada es parte de Batoví Instituto Orgánico, ubicado en la ruta 31, kilómetro 211, a 12 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó. “Allí funciona una granja agroecológica de 12 hectáreas, y lo que se desarrolla principalmente es la parte de investigación, huerta orgánica, control biológico de plagas y ecotecnología. Es una iniciativa privada, una asociación sin fines de lucro; la responsable técnica es la ingeniera agrónoma Alda Rodríguez, la mentora del proyecto e integrante de la Red de Agroecología”, explicó Posada a la diaria. Agregó que en la granja se desarrolla “huerta orgánica, bioconstrucción, saneamientos naturales, conservación de biodiversidad, y arboretum nativo”. El arboretum de esta granja tiene más de 100 especies autóctonas. “El instituto “ha venido desarrollando capacitación en un montón de lugares del país, sobre todo se ha trabajado con las comunidades rurales del entorno de la granja por una cuestión de cercanía. Se ha generado una red de agroecología en el norte del país y también se brinda asesoramiento a grupos de productores interesados en empezar a trabajar orgánico o que tienen determinadas dudas”, explicó.

1a Muestra Nacional de la Agroecología, el sábado, en el parque Artigas de Sauce, Canelones.

1a Muestra Nacional de la Agroecología, el sábado, en el parque Artigas de Sauce, Canelones.

Foto: Javier Calvelo, adhocFOTOS

Batoví se puede visitar y se han implementado cuatro senderos temáticos para recorrer el lugar: Zapará (paisaje de quebradas del norte y naciente de cañada con puntos de observación), Ñacurutú (recorrido y reconocimiento de biodiversidad: bosques nativos, fauna acuática y terrestre autóctona), Arambaé (recorrido agroecológico: huerta orgánica, bioconstrucción, saneamientos naturales, hornos ecológicos y pasturas naturales), y Ivirá ñe iry (recorrido por el arboretum nativo). Batoví también ha desarrollado una farmacia natural, que elabora tinturas madre (maceraciones de plantas medicinales de la granja en alcohol de alta graduación) y cremas (elaboradas con hierbas y plantas medicinales de la granja).

Orgánicos envasados

Campoclaro es la marca con la que la empresa Feral SA comercializa una gran variedad de productos orgánicos nacionales o importados y que ha logrado ingresar en las grandes superficies y comercios tradicionales. Alexis Schol, su director, contó a la diaria que comenzaron en 1997 con Calmañana, un grupo de productoras de Tapia y Padernal, que producen hierbas aromáticas orgánicas. “Nos asociamos con ellas y, a partir de ahí, fuimos creciendo y diversificando la propuesta de ofrecer productos orgánicos para el mercado, que no estaba muy maduro en Uruguay, no era un concepto muy conocido. Hoy, en medio de las crisis por el calentamiento global, las crisis ambientales, los problemas vinculados a la sustentabilidad del ecosistema, es muy importante pensar en clave orgánica, en clave sustentable. Nosotros hemos hecho una apuesta ofreciendo productos saludables, pero en clave orgánica. Tenemos un claim muy fuerte, que dice que no importa la marca con la que trabajes: lo importante es que al consumir productos orgánicos ayudás a desarrollar una cadena sustentable y respetuosa del ambiente, a diferencia de la agricultura convencional”, indicó.

Campoclaro comercializa yerba mate, harinas, azúcar, especias, pasta, salsas, dulces y mermeladas, entre otros productos. “Armamos una pequeña cadena agroindustrial. Producimos en Uruguay a partir de frutas certificadas por la Red de Agroecología, por ejemplo, mermeladas orgánicas. Lamentablemente, Uruguay no produce azúcar orgánica; sí lo hacen Brasil, Argentina y Paraguay. Nosotros traemos de ahí pequeñas partidas para industrializar. También producimos salsas de tomate orgánico. Generamos una especie de cadena en la que, con el productor certificado, planificamos la producción de determinada cantidad de kilos, y él ya sabe que esa producción está vendida y se va a industrializar”, siguió Schol. Otra gran variedad de productos son importados y envasados en Uruguay bajo la marca Campoclaro. Consultado sobre las dificultades para comercializar estos productos, el director de Feral dijo que “cada vez hay más avidez y penetración de estos productos”, porque “la gente los pide y exige al comerciante que los tenga”.

Certificación

Alberto Gómez, integrante de la Red de Agroecología y parte del grupo asesor de certificación, explicó cómo surgió la idea de esta primera muestra nacional. “El año pasado la red organizó su encuentro nacional –se celebra cada dos años y casi siempre consta de una parte interna, de encuentro de los integrantes de la red, y otra más de feria, de muestra– y se vio que era un esfuerzo muy grande y que si los productores tenían que estar en la feria no participaban en el encuentro. Entonces se resolvió realizar un encuentro más interno y dejar para este año la feria, más ampliada”, contó. Gómez dijo que la muestra “ha superado las expectativas” y que si se hubiera podido trabajar más en la organización, “habría venido mucha más gente”.

Gómez dijo que la red tiene “un sistema de certificación participativa”, que es el que “da el sello a muchos de los productos presentes en la muestra”. “Las certificaciones más comunes, a las que se conoce como de auditoría o de tercera parte, las hace una organización independiente que da el sello, como el Latu [Laboratorio Tecnológico del Uruguay]. La nuestra es una organización de agricultores familiares, y no es fácil para un productor que a veces trae sólo dos bolsas de naranjas o hace productos artesanales. Esos sistemas están pensados para empresas más grandes y son bastante más caros desde el punto de vista del papeleo. En la red el sistema es participativo: nuclea a los productores, pero también a consumidores y técnicos. Es un control social de la calidad de los productos. Hay normas técnicas escritas, se visitan los predios todos los años, los productores tienen que elaborar un plan de manejo del suelo y todo lo que van a hacer en el año. Se comprueba con la visita y es la regional correspondiente [hay siete regionales] la que otorga la certificación”, explicó. ¿Cuándo realmente un producto se puede considerar orgánico? Según Gómez, “hay normas técnicas para cada producto”; “orgánico, ecológico o biológico serían sinónimos para los alimentos, algo que está regulado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca”. “Si bien lo que le llega al consumidor es un producto, lo que nosotros certificamos son sistemas de producción. Certificamos que esa lechuga, esa manzana, esa rúcula que sale de un predio tiene un manejo totalmente orgánico. En algunos casos se hacen muestreos de residuos de pesticidas, pero el producto orgánico es mucho más que un producto que no tiene residuos. Es un producto en el que no se usaron plaguicidas, ni transgénicos, ni fertilizantes químicos, ni fungicidas, ni herbicidas, pero también implica un manejo del suelo, de la biodiversidad, y determinados criterios mínimos sociales, como que la gente que trabaja en el predio esté cubierta por la normativa laboral correspondiente”, explicó Gómez.

1a Muestra Nacional de la Agroecología, el sábado, en el parque Artigas de Sauce, Canelones.

1a Muestra Nacional de la Agroecología, el sábado, en el parque Artigas de Sauce, Canelones.

Foto: Javier Calvelo, adhocFOTOS

Para el integrante de la comisión asesora de certificaciones de la red, “no se puede dejar de usar químicos si no se tiene un sistema productivo saludable, porque lo que permite dejar de usar químicos es que el suelo tenga mucho más vida. No es sólo dejar de usar plaguicidas, sino saber qué tengo que cambiar en el sistema productivo para dejar de hacerlo”.

En cuanto a la elaboración del Plan de Agroecología, mandatado por la Ley 19.717, Gómez dijo que “se está trabajando muchísimo: hay mucha gente, de muchas instituciones, trabajando en el tema”. “Esperamos que el año que viene esté pronto un primer borrador del plan que permita llegar al presupuesto. Eso estamos seguros de que vamos a llegar. Lo que hay que ver es si el próximo gobierno está dispuesto a darle presupuesto a ese plan”, valoró. Gómez dijo que hay otras acciones que no necesitan presupuesto, sino “voluntad política”, y contó que se le pidió a la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República la inclusión de la asignatura Agroecología en el Plan de Estudios.

A tu salud

En la muestra estuvo el presidente de la Administración de los Servicios de la Salud del Estado (ASSE), Marcos Carámbula. En diálogo con la diaria dijo que había asistido “por la propuesta”. “La agroecología me parece muy interesante desde varios puntos de vista. Desde la producción, la sustentabilidad que apunta a la producción familiar, la sustentabilidad ambiental y ecológica, y al mismo tiempo a la soberanía del nuestro país. Por otro lado, nos interesó muchísimo la propuesta relacionada con la salud. Hay varios talleres en los que ese fue el tema, desde los criterios de alimentación, los criterios de dietas, la gran variedad que genera la producción orgánica de frutas y verduras, y la producción de todo lo que tiene que ver con hierbas medicinales, con todo el aporte de la riqueza de una visión holística a la prevención y promoción en salud”.

Carámbula sostuvo que le parece muy interesante que se aborde “la propuesta productiva con la propuesta ambiental y la propuesta de salud” en conjunto. Consultado sobre el proceso de elaboración del plan de agroecología, opinó que “es un tema clave”, porque se generó el marco legal, pero “ahora hay que ponerle esto que estamos viendo en la muestra”. Para el presidente de ASSE, la clave está en el rol de los territorios, de la participación de los gobiernos departamentales y de las organizaciones sociales.