La jornada laboral de un cortador de ladrillos arranca al amanecer y se extiende hasta pasado el mediodía. Llegan a la cancha –como le llaman a su lugar de trabajo– a eso de las 7.15 en invierno y a las 4.30 en verano. Cobran por jornada “un tanto”, el equivalente a 900 pesos cada 1.000 ladrillos cortados; algunos llegan a hacer hasta 1.300 ladrillos por día. Entre ellos estiman que 95% no hace aportes a la seguridad social. Es el oficio mejor pago en la ladrillera, porque además de saber el oficio y ser “prolijo y parejo” –dos requisitos básicos–, hay que estar dispuesto a hacerlo.

Trabajan con las manos mojadas en agua para moldear el ladrillo. En invierno a veces procuran calentarla, porque la mayoría no trabaja con guantes, lo que les permite mayor comodidad, ya que cada imperfección en el corte se penaliza, en el mejor de los casos, con un pago menor.

Entre ellos estiman que 95% no cuenta con aportes a la seguridad social.