La emergencia sanitaria declarada por el gobierno el 13 marzo, además de establecer el cierre preventivo y provisorio de los centros turísticos, suspendió “todos los espectáculos públicos hasta que el Poder Ejecutivo lo determine”. Por otra parte, para evitar las aglomeraciones de personas se prohibieron eventos como las fiestas.

Desde el inicio de la pandemia la Asociación de Salones de Fiestas del Uruguay (ASFU) suspendió sus actividades. Pero este martes emitió un comunicado que dice que “las diferentes intendencias están otorgando un permiso verbal (con lo que esto implica) autorizando a realizar reuniones privadas utilizando el protocolo de bares”.

Daniel Serrato, integrante y portavoz del Consejo Directivo de ASFU, dijo a la diaria que la Intendencia de Montevideo (IM) es la que, por medio de una inspección pedida por los dueños de los salones, permite que estos funcionen como bares o restaurantes, manteniendo la distancia entre las mesas y sillas y adoptando el resto de las precauciones para evitar contagios de covid-19. “El comienzo de las clases es fundamental para la actividad nuestra”, dijo y estimó que los salones infantiles “seguramente sean los primeros en ser habilitados”.

En el comunicado la asociación afirma que han presentado un protocolo que “está siendo estudiado”, y que se ha venido discutiendo que “en caso de fiestas infantiles se pueden hacer con los niños sentados de la misma forma que los adultos, con distanciamiento, etcétera”, y que “no se puede realizar animación física y no pueden estar los juegos habilitados”. “En caso de fiestas de 15 y casamientos, entre otros limitantes no puede haber baile”, agrega el texto.

Serrato opinó que la medida para los niños es “impracticable”, pero queda a criterio del dueño del salón si lo quiere hacer o no, y agregó que los locales más comprometidos son los grandes, porque “quién va a querer hacer una fiesta si no se puede bailar”.

El vocero de ASFU comentó que muchos de sus colegas lo que hicieron fue organizar comidas con una carta especial para reuniones de amigos; esa fue la manera que encontraron para no tener que cerrar, pero “no es lo que ha hecho la mayoría”.

Según la asociación, hay unos 800 salones en todo el país, de los cuales 541 se pudieron registrar “fehacientemente” en la asociación. La diferencia en la cifra es que hay muchos lugares, “sobre todo en el interior, que son salones de clubes deportivos o sociales, en los que se hacen fiestas”, comentó. Serrato aseguró que ya cerraron una treintena de locales.

Se calcula que los 541 salones ocupan a unos 50.000 trabajadores directos e indirectos. “Detectamos que hay 50 rubros de gente que trabaja con nosotros: empresas de cotillón, magos, remises, mozos y empresas de catering”, afirmó.

Serrato contó que mantienen un diálogo fluido con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP). “[Isaac] Alfie [director de la OPP] me lo dejó bien claro: no bailes, no pelotero, no cama elástica, nada de juegos, para la apertura. Los bailes van a estar prohibidos no sé por cuánto tiempo”, comentó.

Para Serrato la apertura podría llegar a ser en julio o en agosto, pero “ni siquiera me lo supo decir Alfie. Dijo que no podía hablar de fechas sino de rangos de comienzos de la actividad”, contó.

En mayo, ASFU pidió que se los exonerara del pago de OSE, UTE, Antel, el Banco de Previsión Social y la Dirección General de Impositiva, por falta de liquidez. Hasta el miércoles no habían tenido respuesta del Poder Ejecutivo.

Por su parte, Facundo Pérez, director del Servicio de Convivencia de la IM, aseguró a la diaria que hasta que no haya una modificación del decreto o una notificación formal los salones no podrán funcionar como lo hacían antes de la pandemia. “La IM no va habilitar ningún espectáculo”, dijo Pérez, y confirmó que sí pueden funcionar como bares.