A los 12 años, Virginia Staricco empezó a trabajar con su padre en una empresa de transporte. Después se dedicó a otras actividades de lo más variadas, cuidó niños y trabajó en una fiambrería; pasaron los años, se casó y con su pareja fundó Grupo Mirtrans, una empresa de servicios logísticos. En entrevistas con otros medios contó que arrancaron con tres camiones y llegaron a tener una flota de 350. Con el correr de los años se expandieron: adquirieron la compañía de correos Tiempost y además vendieron vehículos eléctricos. En 2020 se separó de su pareja y el grupo se dividió, de esa manera Staricco quedó como presidenta de Cargo Postal (ex Tiempost) y LaNave Multimodal (que se hace transporte internacional, nacional, almacenaje y última milla); además de su actividad empresarial, en estos años creó la fundación LaNave, que arrancó como una manera de darle más oportunidades a sus empleadas y después se amplió a la comunidad.

Este año será un desafío para usted. ¿Cómo lo afrontará?

Vamos a estar haciendo el transporte internacional por medio de un buque que va a cruzar desde Juan Lacaze [Colonia] a Argentina, sólo con camiones, sin tractores. Esto va a ser funcional al Mercosur, es algo que no existe, es innovador. No hay antecedentes en este tipo de multimodal, va a permitir que los choferes uruguayos no salgan de Uruguay y los argentinos hagan el acarreo local dentro de ese país. Para ser más clara: un chofer uruguayo carga mercadería de cualquier empresa de transporte (no hay monopolio en eso) y el cliente contrata el semirremolque (que es un contenedor con ruedas), que va a tener una matrícula Mercosur, para que lo puedan enganchar tanto choferes argentinos como uruguayos. El buque sale con 60 semirremolques con ruedas, cargados, y en Argentina se levanta; después pasa lo mismo desde Argentina para importar a Uruguay.

Usted dijo que Uruguay no es competitivo en carga internacional en el Mercosur, ¿eso va a cambiar con este nueva iniciativa?

Sigo con el mismo pensamiento de que nosotros, como país pequeño, y siempre teniendo una mano de obra y combustibles más caros que los países vecinos, no estamos teniendo un negocio estable. Siempre dependemos de los países vecinos. Lo que nos permite esta nueva modalidad es tener un diferencial. Hoy lo que estamos ofreciendo es un servicio rápido, eficiente, y con la covid-19 ayuda mucho a que no haya cruce de personas. Además, humanamente también ayuda, porque pasaba que un chofer quedaba tirado en Argentina tres días, en un lugar donde no había infraestructura para poderlo atender; hoy tampoco se les quiere dar un servicio porque ninguna empresa quiere que entre un chofer de otro país y que use sus instalaciones de baño o cocina, por miedo a los contagios. Humana, sanitaria, y económicamente es un servicio que viene a ser renovador y a cambiar el comercio.

¿Qué medidas se deberían tomar para que Uruguay sea competitivo?

Hay que tener un cambio en la mentalidad, como país y como empresarios. Tenemos que dar servicios y tener aduanas ágiles con uso de la tecnología. El tiempo en el transporte es costo y es lo que hace que un negocio se cierre o no. No es sólo en lo bilateral entre Uruguay y Argentina; con esta nueva modalidad podemos hacer que las cargas que vayan desde Argentina hacia Brasil, en tránsito por Uruguay, sean más rápidas y a menor costo, así como las que van a Paraguay trasbordando en la frontera seca. Además, la idea del buque es que las pequeñas empresas puedan entrar en el mercado con pequeñas cantidades a costos eficientes; en lugar de a grandes volúmenes, apostamos a muchas empresas con pequeños volúmenes.

¿Cuántas personas trabajan para usted?

En el grupo hay 600 personas, es el desafío que hoy presido. Ahora, esto va a generar mucho empleo, porque Juan Lacaze vuelve a surgir, por los servicios y los empleos indirectos. Estos proyectos mueven muchos negocios indirectos.

¿Cómo se vio afectado su negocio con la pandemia?

En realidad, en lo que es correo triplicamos el volumen, porque las personas empezaron a consumir por medio de las páginas web, por eso el crecimiento fue enorme. Esto nos trajo el desafío de contener a la gente, porque necesitamos más camiones en la calle, más repartidores, y hubo miedo al contagio o a lo desconocido. Lo que hicimos fue mucho trabajo de equipo, hablamos y nos alineamos a lo que dictaba el gobierno. Lo pudimos atravesar sin ningún problema. En lo que respecta al trasporte internacional, se vio afectado en los primeros meses de la pandemia, pero se fue normalizando y hoy estamos en los estándares normales de cualquier año.

¿Debió enviar personas al seguro de paro?

Sí, más que nada en la oficina usamos la modalidad del seguro de paro parcial para que la parte administrativa no esté aglomerada. Tenemos muy poco teletrabajo; al ser una empresa de servicios, necesitamos la presencia de las personas, en los depósitos o en los camiones. Usamos esos recursos, pero hoy ya no los estamos usando.

¿Cómo le parece que están las carreteras uruguayas?

Uruguay, para ser competitivo, necesita corredores para poder usar bitrenes y tritrenes [corredores en la carretera para transportar mayor cantidad de toneladas en camiones con dos o tres zorras], como lo hacen Brasil y Argentina. Necesitamos poder trasladar más toneladas, y para eso falta inversión; también falta agilidad en la burocracia de trámites, nos falta avanzar en tecnología e infraestructura.

“En la vida uno necesita necesita sentir felicidad, tener tiempo para la familia y para rendir en el trabajo, porque cuando uno rinde también se siente bien”.

En noviembre de 2019 dijo que tenía la expectativa de que el negocio creciera entre 10% y 15%. ¿Cuál fue el crecimiento en 2020?

Crecimos más de lo esperado, entre 20% y 30% en lo que es el correo. Se aceleró un proceso en que veníamos apostando, todo se aceleró, teníamos pensado que pasara en uno o dos años.

Usted trabajó en rubros muy diferentes, ¿eso le sirvió de experiencia para estar al frente de sus emprendimientos?

Todo lo que viví desde muy joven fue aprendizaje y prepararme para cada paso posterior. Económicamente he pasado por muchos momentos diferentes, y todo me dio la experiencia para los desafíos que enfrento. Me permitió ser más dura y como mujer pararme en un mundo de hombres y enfrentar el “no se puede”, o hacer lo de la fundación LaNave y trabajar en el empoderamiento de las mujeres. Todo formó eso: lo bueno y lo malo. Me sirvió mucho.

¿Cómo inició la fundación LaNave?

Nació gracias a que tuve una madre y una abuela muy fuertes. Siempre las vi defender sus sueños y sus expectativas en la vida. Muchas veces vieron postergado su desarrollo por el cuidado de los hijos, entonces me propuse, cuando tuviera mi empresa, tratar de que esas situaciones no pasaran. Empezamos con un centro de cuidados, que fue pensado para los hijos de nuestras empleadas y después se fue expandiendo a la comunidad, ahí nació la fundación. Lo que tratamos de hacer es preparar a las mujeres para el trabajo, que se sientan cómodas y que sepan que pueden emprender, que sus hijos van a estar cuidados y que pueden tener independencia económica para poder elegir en su vida lo que quieran ser y estar con quien quieran estar. También para lograr que sus hijos no se sumerjan en la violencia o vivan de una manera que no es digna.

¿Qué porcentaje de mujeres emplea?

Hoy tenemos 50% de mujeres y la idea es seguir trabajando fuerte en eso. También trabajamos mucho con jóvenes, hoy estamos con ex privados de libertad; en realidad, estamos trabajando sobre la población vulnerable, para darle una oportunidad. Entendemos que uno se puede desarrollar cuando tiene una oportunidad y lo intentamos desde el lado de la preparación y el desarrollo, para que salgan de una situación de la que ellos entienden que no van a salir nunca, porque no son mirados por nadie.

¿Qué proyectos tienen para la comunidad?

Estamos haciendo un acuerdo con la fundación Forge, de Argentina, estoy trabajando para la integración de nuestra fundación con la de la primera dama de argentina [Fabiola Yáñez]. Tenemos proyectos en conjunto con varias multinacionales para la formación de personal. Vamos a seguir en el camino de la formación para fortalecer a la población vulnerable. No vamos a cambiar el país si no empezamos por hacerlo más justo, y eso pasa por darle más oportunidades a la gente que nos rodea. Como empresarios tenemos que cambiar la cabeza, es necesario que la gente que trabaja con nosotros y la comunidad que nos rodea esté realmente bien. Me gustaría tener un país de oportunidades y desarrollo, donde todos podamos salir del mismo punto de partida y no como pasa hoy, que uno habla con una persona sumergida, esta entiende que ella y sus hijos va a estar siempre así y no van a tener una oportunidad de cambio. Yo quiero demostrar que se puede. Cuando a las personas se les dan las oportunidades y las saben tomar, tienen posibilidades de crecer. Estamos en un mundo en que la formación es fundamental para poder encaminarse, entonces lo que falta es eso.

“Es un cambio cultural, la mujer también hoy cambió y tiene un rol fundamental en el mercado laboral. Tenemos que tener una apertura, es por donde va el mundo”.

En su experiencia, ¿cree que el empresario uruguayo es conservador?

Tenemos la cultura de trabajar muchas horas y de controlar lo que hace el personal, hoy eso lo tenemos que cambiar. Lo bueno que tienen las multinacionales es que están cambiando la cultura del trabajo. Es más efectiva una persona que tiene tiempo, que puede estar con su familia, que puede recrearse: rinde dos veces más que si está ocho o nueve horas trabajando sin poder tener un espacio para sí misma. Nosotros estamos intentando innovar en eso, y la gente lo devuelve sintiendo la responsabilidad del trabajo. Es un cambio cultural, la mujer también hoy cambió y tiene un rol fundamental en el mercado laboral. Tenemos que tener una apertura, es por donde va el mundo.

En la vida uno necesita sentir felicidad, tener tiempo para la familia y para rendir en el trabajo, porque cuando uno rinde también se siente bien.

¿Tuvo muchas dificultades para insertarse en el negocio de la logística?

A todas las mujeres se nos dificulta, en cualquier rubro, poder escalar. Lo que siento es que lo que más me ha costado fue pasar muchas pruebas para que mi capacidad fuera reconocida. Más allá de que trabajo desde muy joven, siempre estoy en el foco de la duda de si soy capaz de ser profesional. Parece que tengo que hacer las cosas cuatro veces más que un hombre para ser creíble. Con el tiempo una se va ganando el respeto; eso sucedió y me costó mucho, a veces me sigue costando.