El 6 de octubre de este año el Instituto Sudamericano para Estudios sobre Resiliencia y Sostenibilidad (Saras, por su sigla en inglés) lanzó el Catálogo transformador: pesca artesanal. La finalidad del catálogo es “cuestionar una narrativa y una mirada que no le ve un futuro positivo a la pesca artesanal”, comentó a la diaria Micaela Trimble, investigadora asociada, doctora en Manejo de Recursos Naturales y Medioambiente por la Universidad de Manitoba, Canadá.
La investigadora dijo que si bien “las capturas de las diferentes especies que son comercializadas están disminuyendo; el número de pescadores está bajando, porque se están dedicando a otras actividades; y el consumo de pescado en Uruguay es bajo, lo que se pretende con el catálogo es mostrar que otra mirada es posible. Se puede construir a partir de pequeñas, o no tan pequeñas, iniciativas, a partir de una escala local”.
La idea es “pensar en cambios trasformadores para el sector”, para poder trascender desde lo local y “que de acá a algunos años podamos ver en la pesca artesanal una realidad mejor”.
En la página web se especifica que el catálogo fue creado para empezar a concebir a la pesca artesanal como parte de “un sistema alimentario que conecta transversalmente los sabores y la cultura del mar, lagunas y ríos entre pescadores/as, chefs y comensales. Históricamente la pesca artesanal en Uruguay ha recibido menos atención de la que merece, pero una ola creciente de pescadores/as y emprendedores/as están desafiando el statu quo. Por medio de alianzas con el sector gastronómico, investigadores/as, actores gubernamentales e iniciativas de desarrollo local se están gestando y afianzando iniciativas innovadoras y transformadoras que tienen el potencial de cambiar la marea”.
Trimble dijo a la diaria que ven a la pesca artesanal como “un sistema que involucra diferentes etapas, desde el trabajo en tierra hasta la actividad en el mar, pasando por el procesamiento de los desechos de pescado. Entendemos a la pesca como un sistema alimentario”.
El catálogo puede ser ampliado. Esa es una de las ideas para trabajar en el futuro: “El objetivo general del catálogo es dar a conocer estas experiencias para llegar a un público más amplio y que haya un mayor acercamiento de los consumidores”, dijo Trimble.
La experta contó que la iniciativa surgió vinculada a un ciclo temático del instituto Saras sobre alimentos y sostenibilidad. En diciembre de 2019 se hizo un taller en el que uno de los ejes temáticos era la pesca. “Nos encontramos investigadores e investigadoras, pescadores y chefs. Diversos actores interesados discutimos y analizamos cuestiones que hacen el sector artesanal de la pesca, después de analizar algunos puntos críticos, empezados a mirar el futuro. Pensando en eso surge la iniciativa de relevar iniciativas que estén buscando innovar para sacar adelante el sector en distintas partes del país. En ese momento quedó la semilla para este proyecto, que finalmente se inició en 2020. Se trató de relevar esas iniciativas para poder armar un mapeo”, detalló.
En los talleres que se hicieron antes de concretar el catálogo surgió “la necesidad de apoyo a nivel gubernamental”. En esos encuentros los distintos participantes aseguraron que existen “escasas políticas enfocadas en el sector artesanal, además del escaso valor que le da la sociedad” a este tipo de pesca. “No está sólo vinculado al consumo de alimentos del mar”, sino también a lo que hace a la cultura de la pesca; se trata de poder mirar a los pescadores con otros ojos, ya que la actividad implica tradiciones familiares que pasan de generación en generación. “Muchas veces los pescadores dicen que lo que hacen no es un trabajo sino una forma de vida”, comentó.
“De los siete objetivos que definimos a partir de estas iniciativas, el más frecuente en el análisis fue la generación de valor agregado a los productos de la pesca, pero también el de fortalecer el valor cultural y las tradiciones, las prácticas y los medios de vida”, dijo, y aseguró que la estrategia más frecuente para alcanzar sus objetivos “es la de formar alianzas con diversos actores, involucrando conocimientos y experiencias distintas que pueden maximizar el alcance de las iniciativas, cómo concretarlas y que perduren en el tiempo”.
Trimble comentó que las iniciativas “son innovadoras en el sentido de que se trata de nuevas formas de actuar, nuevas interacciones entre los pescadores y otros actores, nuevas formas de revalorar la cultura de la pesca sumando nuevas tecnologías para reducir el impacto ambiental. También contemplan nuevas formas de coproducción de conocimientos, y cómo estos diferentes actores trabajan juntos para buscar soluciones a problemáticas locales”.
El líder y responsable del proyecto fue Ignacio Gianelli, estudiante de doctorado del programa Marine Science, Technology and Management (Do*Mar, ofrecido por un consorcio de universidades e institutos de investigación portugueses y gallegos).
Los 11 emprendimientos
Almejas Palmares. Se trata de una pequeña empresa de Palmares de La Coronilla (Rocha) dedicada al procesamiento y la venta de almeja amarilla a restaurantes. Este tipo de almeja, que era usada para carnada, pasó a ser un producto estrella de la gastronomía. Según la reseña que se puede encontrar en el catálogo, detrás de Almejas Palmares hay 30 familias que recolectan el producto; la empresa fue fundada en 2012. “Lo que surgió como un sueño en un papel se transformó en una realidad capaz de generar trabajo local, de fortalecer una identidad comunitaria y proveer un producto de mar con inigualables características en el país. Convencidos de querer cambiar la historia de la zona, quienes participan en Almejas Palmares saben que la transformación depende de su trabajo, de lo que puedan aprender y de apoyarse mutuamente”.
Armonía. Es una pequeña empresa de Punta del Este. La embarcación usa artes de pesca con bajo impacto ambiental, como son las jaulas y las mallas y redes con reposos cortos en el mar. En este emprendimiento se busca maximizar la calidad de los productos que se extraen del mar. Armonía casi no genera desperdicios, ya que las cabezas y espinazos de los peces faenados a bordo se utilizan como cebo en la siguiente pesca. Otra de las grandes ventajas de este tipo de pesca con reposos cortos de las artes de pesca es que se pueden devolver al mar, con vida, especies protegidas y ejemplares juveniles.
Hermanos Kurta. Pesca gourmet en Playa Verde-Piriápolis. Es una pequeña empresa que cuenta con una embarcación y una pequeña planta, se dedica a la pesca de especies costeras locales y abastece a varios restaurantes de Montevideo y de la zona, además de vender directamente al público. Para su producción se asesoraron con el Instituto de Investigaciones Pesqueras de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos sobre técnicas de procesamiento, almacenamiento y preparado. Una de las particularidades de esta empresa es que aplica técnicas de faena japonesa para el mercado del sushi.
Abono de Mar es otra pequeño emprendimiento que tiene base en La Paloma (Rocha). Se dedica al compostaje de los residuos de la pesca artesanal local. Busca atender un problema asociado a la acumulación de los restos de pescado. La idea es usar la economía circular para aprovechar un residuo problemático y convertirlo en un recurso valioso: compost de pescado de alta calidad.
Jardín Primitivo. Emprendimiento con base en Rocha que hace compostaje.
Pacto Oceánico del Este. Es un proyecto de la Corporación Gastronómica en Maldonado y se dedica a estrechar los lazos entre los pescadores, los cocineros y los consumidores. Lo lidera la chef María Elena Marfetán, quien sostiene que los productos locales del mar deben ser protagonistas de la gastronomía y que los cocineros tienen un rol fundamental en promover la cultura de la pesca en Uruguay. Por ese motivo, Pacto Oceánico trabaja con los establecimientos gastronómicos de Maldonado como impulsores de la pesca artesanal.
La Escuelita de Pesca Artesanal es un proyecto de Punta del Diablo (Rocha) orientado a revalorizar la cultura de la pesca artesanal, además de dar valor agregado a los productos. No se proponen enseñar a pescar, sino mostrar al turista que visita Punta del Diablo las tradiciones locales. Se busca mantener viva la tradición pesquera, aquella que dio origen al pueblo. Así, la Escuelita se integró al paquete de turismo Rutas y Saberes, del Ministerio de Turismo.
La Cocina de la Barra es un emprendimiento gastronómico asociativo de mujeres de la Laguna de Rocha que busca agregar valor a la pesca local y aportar a la identidad cultural. Tiene un fuerte componente comunitario. Saberes tradicionales y sabores locales se combinan para elaborar platos típicos de producción artesanal con especies locales tales como el camarón, el lenguado, el pejerrey, la corvina y el cangrejo sirí.
Aquí se Pesca, Aquí se Cocina. Se trata de un festival gastronómico organizado por la Asociación Gastronómica del Uruguay, con base en Punta del Este. El festival está orientado a revalorizar la cultura de la pesca y fomentar el consumo de pescado local.
Grupo Popa es un emprendimiento de Piriápolis: un grupo de investigación de acción participativa brinda un ámbito de encuentro de saberes y aprendizaje entre pescadores e investigadores. Popa desarrolló dos proyectos de investigación participativa (con apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos y la Dirección General de Desarrollo Rural del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca) para diseñar y fabricar nasas (trampas) plegables como arte de pesca complementaria que pudiera contribuir a disminuir la interacción con los leones marinos. Este animal es identificado por los pescadores artesanales como el principal causante de daños en capturas y artes de pesca.
Cooperativa Pesquera de Consumo de Andresito (Flores). Esta cooperativa fomenta el consumo de pescado de agua dulce y trabaja en la tecnologización de los procesos de poscaptura y en el fortalecimiento institucional de los pescadores de río.