Tres documentos circularon para la preparación de la discusión del XIV Congreso del PIT-CNT, denominado “Compañeros Luis Iguini - Eduardo Platero - Carlos Bouzas - Graciela Espinosa - Héctor Zapirain”, que empezó este viernes. Fueron elaborados por la corrientes sindicales Gerardo Cuesta, integrada por dirigentes del Partido Comunista y la corriente sindical Articulación; En Lucha, integrada por dirigentes de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado y la Asociación de Empleados y Obreros Municipales (ADEOM) de Montevideo, entre otros sindicalistas; y la Coordinación de Sindicatos o “grupo de los ocho”, integrado por dirigentes de la Unión Ferroviaria, el Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Enseñanza Privada, la Asociación de Funcionarios Postales del Uruguay y la Federación Nacional de Municipales, entre otros.
En los tres documentos, a los que accedió la diaria, aparecen consideraciones sobre la coyuntura mundial y nacional, diagnósticos sobre la situación de los trabajadores y los sectores populares, y plataformas reivindicativas y propuestas para conquistar esos objetivos. Finalmente, se proponen formas organizativas y de dirección de la central de trabajadores, adecuadas a la etapa.
Gerardo Cuesta
Sobre la coyuntura nacional, el documento de la corriente Gerardo Cuesta establece que “a partir del 1º de marzo del 2020 [...] asume un gobierno cuya composición de clase tiene que ver directamente con los intereses del gran capital, especialmente vinculado al capital financiero, al capital trasnacional, y conducido especialmente por los agronegocios, que se han beneficiado históricamente de la dotación de recursos naturales de nuestro país”. Esto implica “desde un punto de vista político, que el bloque de poder asume la administración del Estado en el cuadro de una coalición de derecha con componentes de ultraderecha y elementos fascistizantes”. Esta composición social y política “viene a desarrollar un ajuste radical contra los derechos, los ingresos y los intereses del pueblo trabajador y de las grandes mayorías nacionales”.
Se destaca a la ley de urgente consideración (LUC) como “todo un andamiaje jurídico” para vehiculizar estos ajustes promovidos desde el Poder Ejecutivo y se plantea que, ante estos retrocesos, el movimiento sindical “tuvo una respuesta de promover la unidad de las grandes mayorías nacionales a través de la Intersocial”. El documento señala que esta no es “una lucha de carácter unilateralmente defensiva” y que la recolección de casi 800.000 firmas para convocar a un referéndum para derogar 135 artículos de la LUC generó “una nueva situación política”.
El texto destaca que esta campaña fortaleció la organización del PIT-CNT y del “campo popular”, que derivó en un “estado de ánimo” de “una calidad diferente y superior”. Ahora, la campaña para que gane el Sí “es el centro de las prioridades de la lucha”, porque “a partir de una victoria popular en el referéndum, se podría abrir todo un campo de acción en una situación de una calidad diferente”, que derivaría en “la construcción participativa de un programa para las grandes mayorías de nuestro pueblo, y el despliegue de una estrategia que permita retomar la iniciativa programática y retomar la iniciativa histórica de la clase trabajadora”. Entre los objetivos que propone esta corriente está la concreción de un Congreso del Pueblo para la construcción participativa de un programa para las grandes mayorías, pero “no se trata de que se generen las condiciones para volver a aplicar la estrategia productiva basada en la exportación de la producción de nuestros recursos naturales y la inversión extranjera directa [...] sino de una transformación sustantiva en la vida nacional”.
Sobre la conformación de la dirección del PIT-CNT, la corriente sindical Gerardo Cuesta propone elegir la Mesa Representativa “lo más amplia y equilibrada posible”, con “todas las ramas de actividad”, así como representantes “del interior y la capital” y “en el desarrollo de la paridad de género”. “Una dirección equilibrada en la que cada uno de sus integrantes actúe como dirección colectiva, esto es, con todas las energías para participar en todos los debates que atañen a la dirección, pero también en la responsabilidad militante, individual, de hacerse cargo de la vida del PIT-CNT, teniendo todas las compañeras y compañeros responsabilidades concretas, con planificación estratégica de la actividad, con rendición de cuentas, control democrático de lo que se hace y deja de hacer”, agrega.
En Lucha
El documento presentado por la corriente En Lucha también analiza la situación económica y política de la etapa, haciendo hincapié en las medidas tomadas por el Poder Ejecutivo en desmedro de los trabajadores del sector público, pero también en general.
Para esta corriente, actualmente el movimiento sindical “se encuentra aturdido” por los cambios en el mundo del trabajo, “sigue con una propuesta de desarrollo industrial que no es real para nuestro país y no logra acumular con una fuerza creciente” como son los trabajadores de los servicios, los cuentapropistas y los pequeños o medianos empresarios.
“El movimiento sindical está en una encrucijada en la que o logra entender los cambios en el mundo del trabajo y piensa en una nueva forma de organización, o está condenado a no comprender la nueva clase trabajadora que surge, a perder la representatividad de la clase y quedar reducido a una mínima expresión”, agrega.
El documento sostiene que por momentos el movimiento sindical quedó sometido “a lo que el gobierno progresista pudiera ceder ante las presiones de unos u otros”, en referencia a los gobiernos del Frente Amplio, “con una fuerza política llena de indefiniciones y dificultades para posicionarse en el nuevo escenario nacional y mundial”. Aun así, considera que no todos los partidos que “llegaron a conducir el país son iguales, hay diferencias claras”, pero es necesario “mantener una independencia de clase que nos permita construir el más amplio marco de alianzas posibles en la lucha por construir una sociedad sin explotados ni explotadores”.
Con respecto a la conformación de la dirección del PIT-CNT, el documento establece que la discusión de la cantidad de sindicatos a integrar la Mesa Representativa no es administrativo, “es parte de la política de construcción”. Agrega que “en esta coyuntura es necesario volver a discutir, si no sería una solución volver a los coordinadores en el Secretariado [Ejecutivo], dejando por el tiempo que entendamos necesario como PIT-CNT” las figuras de presidente, vicepresidente y secretario general.
Para la corriente En Lucha, no “vale todo” para “tener la conducción” de los sindicatos o de los plenarios, y la unidad “no es unanimidad, sino la expresión de una manifestación de consensos sobre la base de respetar las opiniones de las minorías y las decisiones de las mayorías”.
Coordinación de Sindicatos
Con respecto a la conformación de la Mesa Representativa, la corriente conocida como “grupo de los ocho” considera en su documento que la integración de la Mesa Representativa, “verdadero órgano de conducción del movimiento sindical entre congreso y congreso”, es “clave para la unidad en la diversidad y por eso mismo deberíamos partir de la base de que la integración de ese organismo debe resolverse siguiendo el precepto de la unidad sin exclusiones”. “Que ninguna filial que manifieste su voluntad y compromiso de participación quede sin voz ni voto de la asamblea obrera es parte de esa construcción de unidad”, afirma, y agrega que “independientemente de su tamaño, inserción en el mundo del trabajo o la orientación política de su dirección, quienes así lo entiendan deben integrar la Mesa Representativa. Ese sí que sería un gran mensaje de unidad. No la proclamación de un compañero o compañera para ejercer la presidencia”.
Para esta corriente, hay que hacer una autocrítica sobre “la precarización de los términos a los que se reduce la importancia política” de los congresos, y sostiene que menos importante “debería ser aún el debate sobre presidente y demás figuras de la dirección sindical; que no son figuras que siquiera existan” en el estatuto.
Sobre la coyuntura, este documento sostiene que se venía desplegando paulatinamente desde el 2014-2015 “un ajuste distributivo” que “particularmente venían soportando los sectores más postergados de la clase trabajadora”, al cual se le suma “una exacerbación en sus efectos en arreglo al giro hacia la derecha del nuevo gobierno y la eclosión de la pandemia”. Para esta corriente “se constata una crisis social y de derechos, con claros rasgos de profundidad y de neta raíz económica; devenida del carácter antisocial y excluyente del patrón de acumulación capitalista que rige en nuestro país”.
Esta corriente afirma que el movimiento sindical está en una disyuntiva entre “dos paradigmas o concepciones sobre el rol de la lucha sindical”: por un lado, “la visión que sostiene la llamada teoría de los bloques sociales y políticos (ahora rebautizada como ‘nueva mayoría’) y por otro, la concepción histórica que inscribe la lucha sindical bajo el principio rector de la independencia de clase y la unidad para luchar”.
Sin embargo, sostiene que estas diferencias ideológicas “no han impedido ni impedirán que se concreten marcos de acuerdo para la unidad de acción”, para lo cual proponen que se redoble “la protección de las condiciones que hacen posible la unidad del movimiento sindical y desterrar la lógica del desconocimiento de la pluralidad, el aplastamiento de las diferencias y el ejercicio de la sobrerrepresentación política”.