La primera mitad de 2023 registró el mayor nivel de conflictividad laboral desde que asumió la coalición de gobierno, en marzo de 2020. Según el índice que periódicamente elabora la Universidad Católica del Uruguay (UCU), durante los primeros seis meses del año la “conflictividad global” duplicó el promedio de 2022 y fue “casi diez veces mayor que el promedio de 2020”, primer año de gobierno, marcado por la pandemia.

El informe de la UCU ubica a los cuatro paros convocados por el PIT-CNT como “el principal determinante del aumento” de la conflictividad. Dos de ellos fueron paros parciales, uno contra la reforma jubilatoria y otro en conmemoración de la “heroica huelga general” a 50 años del golpe de Estado. Los otros dos fueron paros generales, uno contra la reforma jubilatoria y otro por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo.

Asimismo, el reporte contabilizó 60 conflictos con interrupción de actividades en el primer semestre del año, en los que participaron 1.198.385 trabajadores. Se perdieron en total 1.063.914 jornadas laborales.

55% de los conflictos tuvo como causa “reivindicaciones salariales”. La segunda causa de conflictividad fueron las “condiciones de trabajo” (21%), por las que hubo detención de actividades por accidentes fatales y otros siniestros laborales. La tercera causa fue el “empleo” (20%), reivindicación que estuvo presente en las movilizaciones en rechazo a la separación del cargo del director del liceo IAVA, por ejemplo.

El sector más conflictivo durante la primera mitad del año fue el de la construcción, que estuvo negociando un nuevo convenio colectivo. El jueves, en asamblea general, el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) aprobó el acuerdo alcanzado con las cámaras empresariales. La educación fue el segundo sector más conflictivo.

“El nivel de actividad se viene recuperando, con un nivel de empleo estable y un cierto crecimiento de la tasa de desempleo como consecuencia de un aumento de la oferta de trabajo”, contextualiza el informe de la UCU. Sin embargo, también advierte sobre “la variable pendiente”, esto es, “el salario real”, cuya recuperación “ha sido centro de varias movilizaciones del semestre”. En tal sentido, sostiene que la décima ronda de los Consejos de Salarios, todavía en curso, “constituye un desafío en sí misma”.