Si se piensa en cultivar un vegetal, es inevitable o difícil eliminar la imagen de la zanahoria saliendo de la tierra o de las lechugas que maduran a ras del suelo. Sin embargo, existen otras formas de producir los alimentos que se consumen una vez adquiridos en los comercios. Esta cuestión la entendió muy bien la empresa VerdeAgua.

Para la hidroponía, un método alternativo de producción, no se necesita tener un suelo fértil para cosechar, sino que se utiliza el agua como principal fuente de nutrientes. En diálogo con la diaria, el presidente de VerdeAgua, Sebastián Figuerón, que además es uno de sus fundadores, dijo que si bien “el producto final es el mismo”, se utiliza “otro tipo de infraestructura y aplicación tecnológica”.

Las ventajas de esta metodología de trabajo, según Figuerón, son un mayor nivel de producción, que deriva en “muchos más kilos o unidades por metro cuadrado a lo largo del año” y un mayor ahorro de agua, hasta 90%, que se reutiliza del agua de lluvia o del agua de pozo, complementada con agua de red y de OSE. Además, el presidente de VerdeAgua destacó que la producción se hace en el mismo lugar donde se procesan los alimentos, lo que permite “controlar los parámetros de deterioro” y lograr “una vida útil extendida”. Por otro lado, Figuerón distinguió que las desventajas de la hidroponía aluden a “que es una técnica de producción de capital intensivo” que requiere “un conocimiento técnico y práctico muy elevado”.

Calidad y cantidad

En Melilla, en las afueras de Montevideo, se ubica la planta de procesado de VerdeAgua, que es la única planta de Uruguay con certificación BRC (sigla en inglés de la Asociación de Minoristas Británicos). Dicha certificación establece “protocolos de seguridad y calidad alimentaria”, como bien se desglosa en su sitio web.

Para Figuerón, esta norma es “la más exigente del mundo”, lo que tiene como resultado una calidad superior del producto. De la mano de lo anterior, la organización, enmarcada en el compromiso de cuidar el medioambiente y la minimización de los recursos naturales como el agua, obtuvo tres veces la certificación de empresa B –entregada por la organización sin fines de lucro B Lab–, que reconoce las buenas prácticas empresariales en materia socioambiental, y dos veces la certificación “Best for the World”, que, a diferencia de la certificación B, posee puntajes más altos dentro de B Lab.

Cabe destacar que, más allá de las certificaciones internacionales, a nivel nacional, la empresa fue reconocida por el Ministerio de Ambiente con el Premio Nacional de Ambiente Sostenible y también por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación con el Premio Nacional de Innovación.

Producción nacional

Con relación a los productos que ofrecen al consumidor final, el director de VerdeAgua dijo que trabajan con dos líneas: una que refiere a productos en “su estado primario”, en su gran mayoría lechugas con o sin raíz, con distribución a varios puntos del país, como Artigas, Salto, Paysandú y Durazno. En esa línea, la producción es sólo a nivel nacional debido a “la corta vida útil” de los productos y a un tema de “regulación sanitaria”. En ese sentido, los productos con raíz permiten llegar a puntos más lejanos del territorio nacional, que optimizan su conservación. La última línea de productos que manejan son aquellos “listos para consumir”, donde la logística se hace principalmente en la zona metropolitana, en la Costa de Oro (Canelones) y en el departamento de Maldonado.

“Darle volumen”

Figuerón se formó en la Escuela Técnico Profesional de Horticultura –rama de las ciencias agronómicas que se especializa en la fruticultura y la horticultura– y junto con Juan Herrera –quien también se formó en esa casa de estudios– decidió emprender. Sin embargo, el barco navegó por aguas turbulentas, ya que cuando se gestó VerdeAgua la crisis de 2002 complicó el arranque. No obstante, en vez de perjudicarlos, esta circunstancia los obligó a juntarse: “Teníamos los invernaderos separados, él en su chacra y yo en la mía, y nos juntamos para darle volumen al negocio y unir fuerzas para poder afrontar un volumen mayor y tratar de entrar a otro mercado”, recordó Figuerón.

Uno de los temas que Figuerón planteó es el vínculo con distintos canales de ventas. El “único y principal”, a lo largo de 15 años, fue Tienda Inglesa, alianza con la que, reconoció, hubo un pasaje de un negocio de “escala doméstica” a uno “de escala comercial”. Actualmente, el director de VerdeAgua destacó la necesidad de expansión de la empresa a “nuevos sectores del mercado”, como la cadena de supermercados Disco y la empresa de comida rápida McDonald’s. “Trabajamos muy fuerte con McDonald’s, que es uno de los principales clientes, no solamente en lechuga, sino en vegetales procesados como la cebolla y el tomate”, contó.

Hacia adentro y hacia afuera

En la actualidad, VerdeAgua emplea a unas 150 personas, en contacto con la comunidad que la rodea. Además, en la zafra contratan estudiantes para trabajar en los períodos de receso del estudio. Otro punto vinculado con la parte humana de la empresa es que dos tercios están ocupados por mujeres, un 67%, y uno de cada cuatro cargos de gerencia es asumido por mujeres que han hecho carrera en la organización. Por último, en los mandos medios, un 80% de los puestos son apropiados por personal femenino.

No obstante, VerdeAgua, más allá de tener un método alternativo de producción, posee métodos alternativos de distribución de ingresos en la interna de la organización. A modo de ejemplo, “el mayor salario de la empresa no puede superar siete veces al salario menor, y a eso se le aplica una especie de manto de equidad”, aclaró Figuerón, y agregó: “Lo que pagamos no es el tiempo que la persona pasa en la empresa, sino que lo que pagamos es la responsabilidad. O sea, puede estar ganando lo mismo hoy una persona que hace diez años que trabaja en la empresa que una persona que hace dos años que trabaja, pero tiene una responsabilidad igual o superior por sus propias características personales y por sus propias características profesionales”. Figuerón consideró que es “una impronta un poco peculiar”, pero les ha funcionado mucho en “la conducción del bienestar general”.

Consultado acerca de la situación del sector del agro y la preocupación de la Asociación Rural del Uruguay sobre el atraso cambiario, Figuerón dijo que este “está impactando” en el sector y que cuando el “atraso cambiario mejora un poco lo impactan los precios internacionales y la productividad”. Sin embargo, Figuerón mostró otra preocupación referente al sector agro, que es la situación climática, ya que en los dos últimos años, en Uruguay y en la región, hubo “una gran complejidad para producir por la variabilidad climática”. En ese escenario, criticó la falta de “un mecanismo de protección y amparo inmediato para lograr tener precios más accesibles para el consumidor”.