La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su informe anual correspondiente a 2024 denominado “Panorama laboral 2024 - América Latina y el Caribe”, expresa como una de sus conclusiones principales que “cinco años después de la irrupción de la pandemia” de covid-19 el panorama laboral de América Latina y el Caribe en 2024 evidencia una estabilidad relativa en sus principales indicadores laborales”, y que en línea con el crecimiento económico moderado “la tasa de ocupación aumentó ligeramente en 2024 respecto del año anterior”.

El trabajo agrega que “la oferta laboral, medida por la tasa de participación –el porcentaje de personas en edad de trabajar que están trabajando o buscando un empleo– se mantuvo relativamente estable, aunque todavía se encuentra por debajo de los niveles de 2019”, y que “como resultado de la ligera expansión de la ocupación y la estabilidad de la participación laboral, la tasa de desocupación regional continuó disminuyendo en 2024”.

En ese sentido, el informe aclara que, “sin embargo, a largo plazo, la región lleva más de una década sin avances significativos en términos laborales, ya que ni la tasa de participación ni la de ocupación han superado sustancialmente los niveles de 2012”.

Por su parte, en cuanto a términos de la calidad del empleo, “la informalidad disminuyó y los salarios reales también muestran avances, aunque leves e insuficientes para cerrar las brechas históricas en cuanto a trabajo decente en la región”. El estudio sostiene también que “persisten disparidades notables entre países, y las brechas entre hombres y mujeres, así como entre jóvenes y adultos, siguen siendo un desafío persistente”. El informe, dentro de los datos que difunde, expresa que entre 2023 y 2024 la tasa de ocupación en la región aumentó en 0,5 puntos, alcanzando el 58,9%, mientras que la tasa de desocupación cayó del 6,5% al 6,1%o. Destaca además que a corto plazo los niveles de participación en la fuerza de trabajo y de ocupación siguen reflejando “una insuficiente creación de empleo” en los últimos años.

Ana Virginia Moreira Gomes, directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, comentó que “la región ha recuperado los niveles de empleo previos a la pandemia, pero el panorama sigue siendo preocupante: estamos en el mismo punto que hace diez años. El crecimiento económico se desacelera y las deficiencias estructurales en la generación de empleo persisten. Es momento de impulsar reformas que permitan avanzar de manera sostenida y no quedarnos estancados”.

Informalidad, género y salario

Con referencia a la informalidad y las brechas de género y edad, el informe resalta que la tasa de informalidad laboral en la región se situó en un 47,6% a mediados de 2024, lo que refleja una ligera mejora respecto de 2023 (48%) y 2019 (48,8%). “La recuperación de los puestos de trabajo ha seguido estando impulsada por el crecimiento del empleo informal en varios países de la región, lo que representa una preocupación para la calidad del empleo. Salvo en Argentina, Brasil y México, en el resto de los países las ocupaciones de tipo informal han dado cuenta de entre el 48% y 70% del aumento neto de trabajo en 2024, lo que refleja una falta de avance hacia la formalización laboral”.

En tanto, las distancias laborales entre hombres y mujeres “siguen siendo persistentes”: en el segundo trimestre del pasado año, la tasa de participación femenina fue del 52,1%, mientras que en los hombres marcó un 74,3%; “la tasa de ocupación femenina (48,4%) fue también inferior en 22 puntos porcentuales a la masculina (70,4%), y la tasa de desocupación femenina fue más alta (7,2%) en comparación con la masculina (5,2%). Aunque las brechas en la participación laboral y la ocupación entre hombres y mujeres se redujeron, los avances siguen siendo lentos y las diferencias de género continúan afectando el mercado laboral”.

Para la OIT, la desigualdad salarial de género también “pone de manifiesto la imperiosa necesidad de cerrar las brechas estructurales entre hombres y mujeres en términos de remuneración y condiciones laborales”, y afirma que “esta problemática no sólo afecta la equidad en el lugar de trabajo, sino que también tiene repercusiones significativas en el bienestar económico y social de las mujeres. Por lo tanto, es fundamental adoptar medidas concretas y específicas para abordar estas disparidades y promover así un entorno laboral más justo e inclusivo”.

Empleo juvenil

El informe apunta que “sigue siendo uno de los mayores desafíos para la región” y destaca que “aunque la tasa de desocupación promedio de los jóvenes continuó descendiendo, sigue siendo muy elevada. Esta pasó de 14,5% en 2023 a 13,8% en 2024”. En esta categoría se recalca que “a pesar de esa ligera mejora, las dificultades laborales de los jóvenes siguen siendo evidentes. La tasa de desocupación juvenil es casi tres veces mayor que la de los adultos. La falta de empleo estable y remunerado, sumada a la alta informalidad y los bajos salarios, limita las oportunidades de movilidad social de este grupo”.

Diferencias entre el campo y la ciudad

En esta temática, la OIT expresa que durante el pasado año “se mantuvo la tendencia de mayor dinamismo en la generación de empleo en las áreas urbanas frente a las rurales. La tasa de ocupación urbana superó los niveles de 2019, mientras que, en las zonas rurales, la recuperación de la ocupación continúa siendo insuficiente”.

En ese sentido, afirma que “las brechas en la tasa de participación económica entre áreas urbanas y rurales también siguen siendo significativas. En zonas rurales, la tasa de participación es inferior en 3,2 puntos porcentuales que en zonas urbanas. La tasa de desocupación urbana (6,4%) se redujo en comparación con el 2019 (9,6%), mientras que en las zonas rurales pasó del 6,2% al 4,4%”.

Perspectivas para 2025

En lo que respecta al año en curso, se proyecta una tasa de desocupación con porcentajes parecidos a los del año anterior, en un rango de entre 5,8% y 6,2%, remarca la OIT. Aunque el mercado laboral de América Latina y el Caribe ha mostrado señales de recuperación, “el crecimiento económico moderado y la falta de avances estructurales en la creación de empleo sugieren que la dinámica de los últimos años podría continuar en 2025”.