En la jornada de ayer, la calidad ambiental de las costa metropolitana fue tema de debate luego de que un artículo del periodista Leonardo Haberkorn en El Observador revelara que en la temporada pasada un estudio detectó en las playas Pocitos, Buceo y Santa Catalina altas concentraciones de enterococos y coliformes que, sin embargo, no fueron informadas a la población por la Intendencia de Montevideo (IM), a pesar de los riesgos que significan para la salud humana.
La difusión de este informe motivó que la Dirección de Desarrollo Ambiental de la IM emitiera un comunicado en el que señaló que los valores altos de enterococos en la temporada pasada mencionados en el artículo responden a razones circunstanciales y no a “una situación de contaminación estructural”. Los enterococos son bacterias que se encuentran en los tractos intestinales de las especies de sangre caliente, por lo que su presencia en el agua da indicios de materia fecal.
No letal, pero sí de riesgo
Luego de que fuera difundido el informe, surgieron las primeras voces de cuestionamiento a la comuna capitalina por su gestión en materia ambiental. Martín Lema, candidato a intendente por el Partido Nacional, condenó el “ocultamiento de la información” a la población. “A la gente no la podemos enterar de si está o no en la normativa. Si en un momento una institución considera relevante la medición y cuenta con elementos a raíz de las propias mediciones que están establecidos como que pueden tener riesgo en la salud de las personas, si tiene esa información, la tiene que comunicar”, declaró Lema.
Por otra parte, en la red social X se viralizó un posteo del usuario Luis Estrada que señala que la bacteria es “totalmente letal”, a partir de un informe televisivo, y lo definió como un “crimen grave”, así como pidió la comparecencia ante la Justicia de la exintendenta Carolina Cosse. Sin embargo, tanto el informe de la intendencia como el artículo de El Observador no señalan la posible letalidad de la bacteria, aunque sí posibles afectaciones a la salud, en su mayoría leves.
En conversación con la diaria, el biólogo y doctor en Ciencias Naturales Javier García Alonso explicó que los coliformes y los enterococos “son bacterias de nuestros intestinos que pueden llegar a tener genes de patogenicidad” y eventualmente derivar en diarreas. Su presencia en las muestras es un indicador de que existen restos de materia fecal en el ambiente, lo que puede derivar en otras contaminaciones, como virus.
García Alonso explicó que presencia de estas bacterias “hay siempre” y “lo peor que puede haber en la situación actual” es la planta de pretratamiento de Punta Carretas, cuyo emisario semifisurado derrama, junto a los pluviales, contaminación a la costa de Montevideo, una situación que no es actual, sino “crónica”.
Por otra parte, la investigadora del Departamento de Microbiología del Instituto Clemente Estable Claudia Piccini señaló que estas bacterias, como las coliformes, “viven con nosotros” y que “por ser parte de la microbiota intestinal es que las usamos como indicadoras de contaminación fecal”.
Asimismo, comentó que, como investigadores, utilizan los datos provistos por la propia intendencia para realizar modelos de predicción de tendencias, en función de factores como la temperatura, el nivel de precipitaciones o el viento, para determinar cuál será el nivel de contaminación cuando esas condiciones desaparezcan.
Al igual que García Alonso, Piccini descartó que esas bacterias sean altamente letales, pero advirtió que en algunas de ellas, como la Escherichia Coli, a pesar de que la mayoría son inocuas, pueden llegar a adquirir genes del ambiente y derivar en cepas patógenas, es decir, que causan enfermedades, aunque “no es lo más común”.
En línea con lo anterior, la infectóloga y presidenta de la Confederación Médica Latinoamericana y el Caribe, Zaida Arteta, señaló que “no podríamos” decir que estas bacterias sean “altamente letales”, ya que “vivimos con esas bacterias en el cuerpo”. Sin embargo, la doctora advirtió que son capaces de generar infecciones graves si se ingieren o se está en contacto en altas cantidades, y que su derivación en un riesgo de muerte dependerá de variables como la concentración o la capacidad de patogenicidad.
“No es como un veneno que mata a una persona. No hay duda. Acá capaz que lo ingerís y no te das cuenta. De una bacteria podés tenés una diarrea o una infección más grave. Depende de otras variables y no es como un compuesto químico, por ejemplo, que es fijo”, señaló. “Hay distintas cepas que tienen características moleculares diferentes y pueden dar cosas diferentes”, matizó.
La guía para el agua de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que en las concentraciones en más de 95 de las muestras de entre 201 y 500 ufc/100 ml, como las que presentan las tres playas señaladas, las posibilidades de desarrollar una enfermedad son de entre 5% y 10%, y de infección respiratoria aguda entre 1,9% y 3,9%. Para las concentraciones por encima de 500 ufc/100 ml, la OMS establece que existe un “riesgo significativo” de altos niveles de transmisión de “enfermedades menores”.
El debate
El comunicado de la intendencia menciona que la medición de enterococos es parte de los “parámetros auxiliares” y que, sumados a los establecidos en la normativa, “se contrastan con los estándares nacionales actuales”. Sin embargo, la normativa de prevención de contaminación ambiental deriva de un decreto de 1979 que no prevé mediciones de estas bacterias y sólo menciona a los coliformes.
Estas mediciones son las que aconseja la OMS, que difunde estos parámetros en sus “Directrices para la calidad de aguas de usos recreativos”, y establece un límite seguro de 40 unidades formadoras de colonias de enterococos (ufc) cada 100 mililitros. No obstante, ninguna de las playas de Montevideo midieron concentraciones por debajo de las 200 ufc/100 ml.