“Soy pesimista respecto al género humano porque es demasiado ingenioso para su propio bien. Nuestra aproximación a la naturaleza consiste en derrotarla hasta la sumisión. Nosotros encontraríamos mejor oportunidad de sobrevivir si nos acomodáramos a este planeta y lo considerásemos con aprecio en vez de escéptica y dictatorialmente”. Con esta cita del escritor estadounidense Elwyn Brooks White comienza el libro Primavera silenciosa, de la bióloga Rachel Carson. Es un clásico de la literatura ecológica que fue escrito en la década de 1960, en el que la autora denuncia los impactos socioambientales de los pesticidas. Sin embargo, su obra trasciende esta problemática y se transforma en un disparador para repensar la forma en que los seres humanos nos vinculamos con el entorno del que formamos parte. Seis décadas después de su publicación, el ingenio del ser humano ha continuado expandiéndose, en muchos casos dándole la razón a White, pero en ocasiones permitiéndonos guardar algo de esperanza.
En Paysandú existe una fuerte defensa del territorio. Hace un tiempo, integrantes de la comunidad contaban a la diaria su vínculo con la zona donde la compañía HIF Global busca instalar una planta de combustible sintético. Decían que es un “ecosistema hermoso” y transmitían el dolor por la posible pérdida, recordaban que es una zona de anidación de aves autóctonas, que existen árboles que tienen mucho tiempo allí, y sostenían que algunos ejemplares de las especies que forman el bosque nativo de la zona tienen más de 100 años. Son décadas y décadas de esfuerzo de la naturaleza. El sitio no es valorado únicamente a nivel local, punto sumamente importante, sino que está cerca de ser reconocido a nivel nacional. Los padrones de la compañía se encuentran linderos al río Uruguay y frente a las islas del Queguay, territorio que está siendo estudiado por el Ministerio de Ambiente para ingresar al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
HIF Global emitió un comunicado este miércoles en el que manifiesta que, en el marco de un “proceso de diálogo” con las nuevas autoridades, presentaron una versión “reformulada” de su Programa de Actuación Integrada Complementario (PAIC). Esta es una herramienta de ordenamiento territorial que permite, en este caso, la recategorización de los dos padrones donde la compañía pretende instalar la planta de combustibles sintéticos. El comunicado sostiene que “entre las principales modificaciones se destaca una reducción del 35% en la superficie total de la planta respecto al diseño original” y que “esta nueva configuración disminuye en un 70% la intervención sobre el monte nativo”.
En el proyecto original, la superficie de bosque nativo que iba a ser talada era de 110 hectáreas. Si bien el área de bosque a talar se redujo, con el nuevo diseño aún se continuarán deforestando 33 hectáreas, aproximadamente un tercio de lo previsto originalmente. La cantidad de monte nativo que se sacrificará de instalarse la compañía equivale a 46 canchas como la del estadio Centenario. Esto arrasaría con décadas y décadas de trabajo de la naturaleza, ya que gran parte de las especies del bosque nativo requieren mucho tiempo para crecer, lo cual es una de las razones por las que la forestación recurre a especies exóticas como eucaliptos y pinos, que con su rápido crecimiento son mejor vistos para quienes invierten en silvicultura. Dato no menor: según el relevamiento de MapBiomas sobre la cobertura del suelo, el ecosistema “bosque y arbustal cerrado” ocupa apenas el 5% de la superficie de nuestro país. Justo allí, en ese tan poco extendido ecosistema, se procura instalar una nueva industria.
La resolución del Ministerio de Ambiente y la perspectiva del ministro Ortuño
Edgardo Ortuño, ministro de Ambiente, dijo a la diaria que los cambios se realizaron “después de la actuación firme del ministerio rechazando algunas afectaciones ambientales del proyecto original, como la tala de bosque nativo y la interpretación errónea de que no se necesitaba aprobación de Ambiente por vencimiento de plazos, quedando ahora claro que sí es una condición y que el ministerio puede solicitar las informaciones correspondientes tomándose el tiempo necesario para evaluar responsablemente los temas”. El jerarca acotó que “ahora se da paso a la etapa fundamental, que es la de los estudios de localización e impacto ambiental, que suponen un análisis mayor”.
Este martes, en el Diario Oficial, el Ministerio de Ambiente publicó una resolución por la que aprueba la Evaluación Ambiental Estratégica del PAIC que permite la recategorización de los dos padrones donde la compañía HIF Global pretende instalar su planta. Este es uno de los primeros trámites requeridos para llevar adelante el megaemprendimiento.
En la resolución, el Ministerio de Ambiente subraya que la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) “formuló diversas consideraciones y solicitudes de información complementaria”. Alude a que el 5 de marzo, luego de analizar los informes técnicos, decidió “denegar la aprobación de la Evaluación Ambiental Estratégica” por “la magnitud e implicancias irreversibles de la tala de monte nativo de la propuesta”. En mayo, el área de Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible aclaró que el PAIC “debería ser modificado, de modo de permitir la conservación de la mayoría del bosque latifoliado y también garantizar la conectividad de los ecosistemas”.
En este último informe, difundido por la diaria hace algunas semanas, los técnicos enfatizaban que la zona de intervención está localizada en “un área de alto valor para la conservación de la biodiversidad, albergando varios ecosistemas amenazados”. Con base en el proyecto inicial, la repartición decía que “el bosque nativo ocupa[ba] una importante área del espacio donde se prevé la instalación de la planta” y que el “enclave industrial” implicaba la tala de aproximadamente 110 hectáreas de bosque nativo, además de afectar una gran proporción de los “bosques latifoliados de planicie agrícola” y “bosques latifoliados de planicie mesófila”.
“Los bosques juegan un rol clave para la conservación de la biodiversidad. No sólo son importantes porque constituyen el hábitat para varias especies de fauna y flora, sino que son esenciales para la protección de algunas de las especies amenazadas del país y constituyen importantes corredores biológicos, dando conectividad entre distintos ecosistemas. Adicionalmente brindan servicios ecosistémicos relacionados con ciclos hidrológicos, cumpliendo también roles para prevenir la erosión y contaminación de aguas”, señalaba el informe.
De esta forma, el proyecto original fue modificado. La Intendencia de Paysandú presentó un oficio “acompañando una propuesta de modificación” para tener “la aprobación definitiva del instrumento”, según versa en el texto. La resolución dice que un informe elaborado en junio de 2025 por la División Transición Ecológica y Ordenamiento Ambiental y el Área Gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible sugiere “aprobar la evaluación del referido instrumento”.
Apunta que la propuesta final “levantó las observaciones formuladas, viabilizando la conservación de casi la totalidad de la superficie del bosque nativo presente en el ámbito y logrando mantener, además, una importante representatividad de los tres ecosistemas de bosque presentes y, en su conjunto, un corredor natural de considerable biodiversidad y heterogeneidad ecológica de gran valor”.
En la resolución donde aprueba la Evaluación Ambiental Estratégica del PAIC, la cartera añade que “en el marco de las autorizaciones ambientales de los proyectos a implantarse en el sitio, la Evaluación de Impacto Ambiental de los mismos deberá estudiar especialmente si podrían derivar impactos ambientales negativos no admisibles, en particular, para la coexistencia con la futura área protegida Islas del Queguay, comprendiendo todos aquellos necesarios para evitar y prevenir esos impactos y otras implicancias socioterritoriales que estarían directamente asociadas al proyecto”.
La postura de la compañía
HIF Global, en su comunicado, dijo que en el nuevo PAIC “reubica las chimeneas (ahora desplazadas hacia el noreste) reduciendo su visibilidad desde las afueras de la planta”. Indica que “la propuesta incorpora ajustes en la ingeniería y el diseño de la planta para mejorar su integración territorial y ambiental, sin modificar la escala de inversión, el cronograma de ejecución ni las proyecciones de empleo originales”.
Por otro lado, también declara que “se reemplazó el sistema de circuito cerrado por un sistema de torres de enfriamiento que permite reducir la superficie construida manteniendo niveles sostenibles de consumo de agua”. la diaria consultó a la compañía sobre cuáles serían los volúmenes de agua que consumiría con este nuevo sistema y HIF Global respondió que la “información estará disponible en la comunicación de proyecto que ingresa en los próximos días” al Ministerio de Ambiente.
Las iniciativas populares para frenar impactos cobran fuerza
Existen dos iniciativas populares que impulsan la recolección de firmas que tienen como objetivo llamar a un referéndum departamental para prevenir los impactos socioambientales de las plantas de combustibles sintéticos. Una es difundida por la Intersocial Paysandú y colectivos ambientales y pretende declarar reserva natural departamental los padrones 11.950 y 11.951 (en los que HIF Global busca instalar la planta), el padrón 7.000 (isla San Francisco Grande) y el 3.045 (isla San Francisco Chica). En este territorio quieren impedir, a través del instrumento, “cualquier construcción con fines industriales”. En tres meses, según el último relevamiento de las agrupaciones, consiguieron más de 10.000 de las 15.000 firmas necesarias.
Por otro lado, el grupo Paysandú por un Uruguay Soberano, la Agremiación Federal de Funcionarios no Docentes de la Universidad de la República y la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, entre otros actores, pretenden prohibir la instalación de las “las mal llamadas plantas de hidrógeno verde en todo Paysandú”. El domingo, esta última iniciativa llegó a las 7.000 firmas.