Lo más llamativo del certamen realizado en la sala de conferencias del teatro Solís y convocado por el Consejo de Educación Secundaria y el Ministerio de Educación y Cultura fue que todas las competidoras eran mujeres. Chile, Colombia, Cuba, El Salvador, España, Guatemala, México, Paraná, Paraguay, República Dominicana y Uruguay estuvieron representados por participantes del género femenino. Otro aspecto llamativo era la apariencia de las competidoras. Si bien es de esperar que quienes participan en un concurso con estas características puedan lucir como las nerd de la clase, muchas estaban completamente alejadas de tal prototipo.
La mexicana Cris Date era un claro ejemplo. Estaba maquillada, lucía un peinado a la moda, unas caravanas largas y brillantes, y se expresaba con gran soltura. En conversación con la diaria comentó sonriendo que a veces sí la llaman nerd “por tener una buena escritura pero sé que no es así”. En cuanto a la capacidad de expresarse sin faltas de ortografía en su escritura, dijo que el nivel de los estudiantes en México es bueno y que para llegar a esa instancia tuvieron que desempatar entre 32 alumnos. En la primera ronda le fue bien a Cris Dalet pero no lo suficiente como para quedar entre las ganadoras. Ella aclaró: “Nosotros los mexicanos tenemos otro tipo de acento, una pronunciación menos marcada que la de Uruguay, entonces me dio trabajo entenderles”.
Otra que estaba alejada del prototipo de chica nerd era la uruguaya Carmela Pérez. Vestida con calzas coloridas y un corte de pelo con mucha onda contó: “Mi única preparación fue leer mucho, tengo buena memoria, leo y me queda grabado cómo se escriben las palabras”. Es más, dijo que a la última etapa llegó mal dormida porque salió el día anterior. “Caí ahí y me fue bien, ahora no voy a ganar porque van a ganar Cuba y España, pero me divierte estar acá y conocer gente de otros países”, señaló luego de finalizada la primera etapa.
Definitivamente Carmela no se equivocó, ella quedó en el quinto puesto, mientras que la cubana Lisandra Cutiño quedó primera y la española Blanca Pérez, segunda. A ellas sí se les notaba un poco más su afición al estudio y al conocimiento.
En tensión
El público que asistió al encuentro siguió bien de cerca la competencia, incluso una gran cantidad de asistentes sacó lápiz y papel para tomar nota de las frases y las palabras dictadas.
El concurso comenzó con el dictado de las frases: “Una lechuza cruzó el cielo del patio con un chasquido”, de Héctor Tizón; “El agua parecía turbia en el canal y negra donde espesaban los totorales”, de Alcides Arguedas; “El hecho solo de enfrentarme a aquel desierto lunar significaba un vuelco en mi existencia”, de Pablo Neruda.
Las frases fueron tomando complejidad: “Los caminos marcaban sus tintes parduscos”, de José de la Cuadra, “Había alimañas debajo de las alfombras y arañas que miraban desde el ojo de las cerraduras”, de Alejo Carpentier o “Péguele un bastonazo en el hocico”, de Augusto Roa Bastos. A partir de entonces algunas “s” fueron confundidas por “z”, algunas “b” por las “v” y faltó algún que otro tilde, pero nada grave. Hubo muy pocos errores, al punto que todas pasaron a la segunda etapa; a la de dictado de palabras. “Quiso”, “vahído”, “torrente”, “espíritu”, “retumbar”, “hélice”, “esencial”, “escenario”, “bisectriz”, “flexible”, “zozobra” o “zagala” fueron algunos de los términos que las participantes tuvieron que escribir, mientras el público también anotaba en su hojita y se daba cuenta de que existía complejidad en el ejercicio y en la escritura del idioma español. Al final hubo que desempatar entre la cubana y la española, la primera que cometía un error obtenía el segundo puesto. En esta instancia, Lisandra Cutiño demostró la importancia que tienen el estudio y el conocimiento en su lugar de origen.