Allá por el 2040, cuando ese abuelo bajito y medio pelado le explique a alguna sobrina nieta por qué tiene ese pedazo de red rota y vieja como si fuera un trofeo, el Enano Martínez -de él se trata este párrafo de ficción- contará la leyenda, seguramente nacida en alguna cancha de tosca del Uruguay, de que donde emboca un campeón nadie más vuelve a embocar, y que esa red es de una de las dos veces que Malvín fue campeón cuando él jugaba.

Para llegar a ese primario y simbólico acontecimiento que se transforma en un encuentro cercano con la gloria, un equipo que se transforma en campeón pasa por horas y horas de trabajo, de planificaciones, de ideas, de vicisitudes, de convicciones y de más y más esfuerzo, ganas y sueños. Por eso fue por lo que pasó este equipo de Malvín, notablemente conducido por Pablo López, que consiguió su segundo título de campeón de Liga.

La justificación que siempre encuentran los periodistas cuando afirman que “ha sido un justo campeón” esta vez se sostiene por el notable trabajo de Pablo López y el conjunto de deportistas que lo acompaña con compromiso en todo momento. Con trabajo, trabajo y más trabajo, tanto como convicción y apoyo sobre lo que se hace, se fue forjando un equipo sólido sobre un colectivo con un fuerte entramado, respaldado por la actiud y el trabajo.

Otro partido

Fue distinta la actitud de Biguá al arranque del partido. Contrariamente a las otras finales entró despierto, activo y rapidito. Con Sebastián Vázquez esta vez en el quinteto inicial los de Villa Biarritz tomaron ventajas iniciales hasta que Malvín, a los seis minutos, lo empató en 14, igualando rápidamente en los tantos un marcador que en el juego había sido muy favorable a Biguá. La ausencia de Fernando Martínez (cambiado pero fuera de la cancha) fue de nuevo perfectamente disimulada por Bruno Fitipaldo, que quebraba en primera línea y ante la salida de la ayuda asistía a sus internos para que convirtieran debajo de la tabla.

Eso y las conversiones en todas las instancias de Reque Newsome, de abajo, de cuarta y media distancia, permitieron que Malvín se fuera arriba al primer descansito 21-20. El uruguayo de New Jersey terminó esos 10 primeros minutos con 10 puntos producto de los dos triples que tiró y dos dobles. La diferencia con los partidos anteriores era que esta vez Biguá no había dado ventajas, no había sido plenamente superado en el primer cuarto y a partir de ahí había que ver cómo influiría eso en el desarrollo del partido.

El segundo cuarto empezó con todo dinamismo y al minuto ya estaban 25 iguales, con más de Newsome y un triplazo del Pelado Vázquez. Un técnico cobrado a Emilio Taboada, que bajó terrible mano y después protestó con puteada incluida, hizo que los de la playa se fueran 31-25 cuando Reque anotaba su tanto número 15. Biguá aun con Sweetney sentado en el banco para probar con la movilidad del juvenil Calfani pudo -gracias a los encestes de Taboada- acercar, pero Brunito Fitipaldo la pudrió con dos triples consecutivos y puso las cosas 39-34.

Biguá volvió a achicar desde el perímetro y Joaquín Izuibejerez sumó de a tres para Malvín poniendo las cosas 42-38. Con dos libres del enorme Michael Sweetney que estaba de nuevo en cancha se empató el partido en 42. La corrió de atrás el pato pero un triple de Emilio Taboada, loco de la calentura, a falta de tres segundos dejó el marcador 47-45.

Al arranque de la segunda parte, los tres nacidos en Estados Unidos que juegan para Malvín respondieron muy bien y empataron en 49 y después pasaron con más de Cris Jeffries, que anotó seis puntos consecutivos. La buena defensa de Malvín y el juego efectivo en ataque permitieron a los de la gaviota pasar 55-51. La ventaja se estiró cuando Fitipaldo, conducción, juego y jerarquía a los 19 años, jumpeó un nuevo triple, que sumado al de Jeffries dejó las cosas en la máxima para Malvín, 61-53.

Bigua no tenía gol y Malvín con afinado juego colectivo en defensa y ataque y destaques individuales lo tenía groggy a punto de knock out en el tercer cuarto. Triples de Newsome y de Izuibejerez hicieron que la diferencia fuera de 14 (71-57). Lo que no había pasado en el primer cuarto como en los otros partidos sucedió en el tercero donde una vez más Malvín golpeó Biguá, esta vez con un parcial de 26-10.

Al comenzar el último cuarto Malvín sacó 16 (73-57) y la mantuvo a pesar del último esfuerzo de los de Villa Biarritz. Malvín empezó a jugar con los 24 segundos y Reque Newsome llevó la diferencia a 19 anotando su punto número 27.

El juego de Malvín era sólido, firme y seguro y así fue como mantuvo toda la ventaja. A falta de un minuto y 11 segundos los árbitros dieron por terminado el partido con el triunfo de Malvín por 94-80 y consiguiendo el segundo título de Liga.

Por eso es que el Enano tiene esas redes que son mucho más que un trofeo.