Matilde Castillo, dirigente de SUTD, dijo a la diaria: "Las trabajadoras domésticas necesitamos ser reconocidas como tales por la OIT", organización que fue creada en 1919 y que por primera vez intenta establecer normas para el sector.

Uruguay aprobó en 2006 una Ley de Trabajo Doméstico que limita la jornada laboral (48 semanales), establece descansos, indemnizaciones por despido y desempleo, cobertura de seguridad social y pautó que los salarios y categorías se discutan en ámbitos de negociación colectiva. Esto le valió un reconocimiento en la 99ª conferencia de la OIT, que tuvo lugar en junio de 2009. Si bien es un avance con respecto a la situación de años atrás, aún se está muy lejos del deber ser: se calcula que está inscripta en la seguridad social poco más de la mitad de las trabajadoras domésticas y no les ha sido fácil reivindicar sus derechos. En enero de este año, por ejemplo, se produjeron más de 65 despidos de empleadas domésticas que reclamaron a sus patrones el cumplimiento del convenio salarial de diciembre de 2010.

Los documentos de trabajo que se discutirán en la OIT son un convenio y una recomendación. De aprobarse, el convenio obligaría a los países miembros de la organización a reconocer el trabajo doméstico, a garantizar la protección efectiva de los derechos humanos de los trabajadores (libertad sindical, eliminación de trabajo forzoso, trabajo infantil y formas de discriminación), a establecer pautas salariales, régimen laboral y de condiciones de trabajo dignas.

La recomendación es más específica que el convenio, pero no obliga a los estados a cumplirla; los empresarios concurren dispuestos a votar únicamente la recomendación, mientras que los trabajadores votarán también el convenio. El resultado final dependerá de lo que voten los representantes de los gobiernos; el uruguayo votará por el convenio y la recomendación, aseguró días atrás, en diálogo con la diaria, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Eduardo Brenta. Cabe señalar que el subsecretario de esa cartera, Nelson Loustaunau, participó en el armado de las bases de ambos documentos.

Trabajo digno

El 21 y 22 de mayo, organizaciones de trabajadoras domésticas de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay se reunieron en Asunción para prepararse para la conferencia, con el apoyo de la agencia ONU Mujeres, que desarrolló el proyecto “Trabajo doméstico en el Mercosur: conociendo los derechos para defenderlos”. Emitieron un documento de posicionamiento con los puntos claves de la norma en discusión. “La idea fue trabajar para llevar a Ginebra una posición en bloque, para poder argumentar mejor; tenemos muchas expectativas”, señaló Castillo. “Exigimos la aprobación del convenio y la recomendación, y su ratificación como una estrategia global de combate a la pobreza”, dice el documento.

Las trabajadoras reunidas en Asunción recalcaron la necesidad de fijar una edad mínima para la tarea y la vigilancia para que eso se cumpla; pidieron limitar la jornada laboral a ocho horas y establecer un salario mínimo legal en igualdad de condiciones con el resto de los trabajadores; rechazaron el trabajo pago en especie y en caso de que eso no se concrete, al menos que el “pago en especie” no supere el 10% del salario. Respecto a la adopción de medidas apropiadas para garantizar condiciones aceptables de seguridad y salud en el trabajo, el proyectado convenio dispone que “podrán aplicarse progresivamente”, al igual que las normas de protección social. Las trabajadoras rechazaron “la progresividad” con que se aplicarían en la medida porque “atenta contra su concreción y puede significar su no aplicación indefinidamente”. Discreparon también con el criterio del proyecto de convenio al no considerar como trabajadoras domésticas a aquellas que lo hagan esporádicamente, sugieren que se consideren “jornaleros u ocasionales” y recuerdan que la tarea debe estar regulada, protegida e inspeccionada por los estados.

Las delegadas llevaron consigo el documento de posicionamiento para una discusión que se extenderá hasta el 16 de junio. Las voceras de SUTD representarán a las 120.000 trabajadoras domésticas de Uruguay.