La eliminación de la selección argentina en la Copa América apareja innumerables secuelas mediáticas, que encuentran como mínimo común denominador cierto resentimiento de los comunicadores argentinos hacia aquellos futbolistas que ganan millones de dólares, salen con las chicas de la tapa y consiguen victorias en los equipos donde juegan pero cosechan derrotas con la albiceleste. Cualquier parecido con aquello que se vivió con la selección uruguaya a principios de los '90 no es pura coincidencia, sino mérito de algunos seres que suponen que la letra con sangre entra y por tanto se requiere mano dura para superar todos los obstáculos. Esta coyuntura que atraviesa el fútbol argentino parece la ideal para que crezcan innumerables envíos deportivos que -bajo la sombra de la derrota albiceleste- estimulan el morbo del público sobre las supuestas causas del mal momento deportivo del seleccionado. Un caso paradigmático es “El show del fútbol” (domingo, 23.00 horas, por América TV) animado por Alejandro Fantino, a quien acompaña un panel integrado por ex futbolistas como Oscar Ruggeri y Carlos Tapia, el comentarista que según Maradona “la tiene adentro”, también conocido como Toti Pasman y algunos periodistas partidarios, entre otros. La afectación que luce Fantino en cada uno de sus comentarios está alineada al tono chicanero y dramático que comparten todos los integrantes del programa. “El show del fútbol” luce como una versión bien porteña de “La hora de los deportes” de TNU, pero con todos sus integrantes asumiendo la condición bizarra del envío, a diferencia de su par local, donde Julio César Gard parece ignorar que gran parte del programa tiene el mismo peso periodístico que el inolvidable “Penal y Gol es Gol” del humorístico “Cha Cha Cha”.

Tanta bizarrez provoca que Fantino se excuse de estos pasos de comedia argumentando que “El Show del Fútbol” es un “programa de culto”, algo notable para cientos de usuarios de la red social Twitter, que a través del hashtag "#elprogramadefatino” describen cada una de las postales lisérgicas que acontecen durante los episodios. Sin ir muy lejos, cada minuto del programa en el que chusmearon sobre la eliminación de Argentina en la Copa América, parecía un taller de asociación libre, con la consigna de polemizar sobre los aspectos más delirantes de esa coyuntura futbolística. Tan es así, que durante un tramo del programa achacaron la eliminación a un ayudante del cuerpo técnico del seleccionado argentino apodado El Chirola. No conformes, también emitieron una cámara oculta realizada por “ShowMatch” hace algunos años, en la que la víctima es el ahora popular ayudante técnico de Batista. Entretanto, los panelistas vocean a coro la trascendencia de instalar un “proshecto”, una metodología de trabajo efectiva -incluso en el caso de la selección uruguaya- pero que a escala teórica fue devastada por el discurso de algunos periodistas deportivos que se enamoran, a primavera vista, del primer power point que se les cruza. Porque todo pasa por instalar esos “proshectos” que son el techo en cuanto a sus ambiciones de cambiar la coyuntura del statu quo futbolístico. Es que no hay ambición alguna de revocar las lógicas circulares y asfixiantes en las que se mueve el fútbol rioplatense y la sarasa del proyecto evoca aquello de cambiar para que nada cambie.

En el caso de Fantino, su proyecto tiene nombre y apellido: Daniel Vila (accionista de la emisora donde se exhibe “El Show del Fútbol” ) y consiste en su arribo a la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Porque éste es un programa paradigmático del “all you need is lobby”, entonces la operación está siempre a mano y cada palabra que emiten los integrantes del envío procura defender su negocio dentro del fútbol argentino.

Por tanto, mientras Fantino pide que Vila sea presidente de la AFA, Ruggeri le cobra a Julio Grondona su exclusión del cuerpo técnico de Maradona durante la gestión de aquél en la conducción del seleccionado argentino; o Carlos Tapia defiende las acciones del Gobierno de la Ciudad del cual es funcionario del área deportiva. Es decir, los integrantes del programa son peones de sectores poderosos que cuentan con una embajada en cada silla del envío, siempre bajo la apariencia de una polémica deportiva.

Más allá de tales singularidades, “El Show del Fútbol” no presenta nada que parezca ajeno a esta coyuntura televisiva que legitima y suma morbo al ruido social en pos de alcanzar la conmoción, no la verdad. Esa dinámica caracteriza a buena parte de la pantalla chica rioplatense, siempre lista para anular la reflexión y por ende cualquier posibilidad de construir un pensamiento articulado que sirva como insumo para la toma de decisiones del público.