En diálogo con la diaria, Elba Núñez, una vecina que participa desde hace años en organizaciones barriales de la zona, dijo que el último operativo policial es vivido “con mucho nerviosismo y miedo”. Señaló que “la gente no entiende que hay algunos ladrones que se esconden en el barrio y le tira con cosas a la Policía”, pero estimó que la situación en parte se debe a que “la Policía no respeta a los vecinos” y muchas veces se dirige al barrio “a pecherear a la gente”. Núñez sostiene que muchas veces la forma que tiene la gente de expresar su descontento es “cubrir a quien no tiene que cubrir”.
Para ella las requisas se hacen en términos poco amables. Añadió que le tocó presenciar pedidos de documentos en los que los efectivos se dirigieron a la persona diciéndole: “Dame la cédula, pichi”. Y añadió que se manosea innecesariamente a los vecinos y el intercambio se realiza en forma violenta. Por ejemplo, señaló que hace unos días presenció una requisa a un joven en la que los policías le tiraron la mochila con todas sus cosas al piso en forma agresiva. Y hace unas semanas contó que se encontraba en un taller de teatro que tiene lugar en un complejo cercano al barrio, cuando unos jóvenes apedrearon el lugar. Llamaron a la Policía y el efectivo que los atendió les contestó que no podían tener esas actividades en el barrio porque “la gente que vive ahí no sirve para nada” y “habría que matarlos a todos”.
Había una vez...
Consultada acerca de cuándo fue que la relación entre los vecinos y la Policía comenzó a ser más problemática, Núñez recordó el episodio de la muerte de un adolescente en una plaza del barrio, hace tres años. La vecina indicó que la existencia de bocas de pasta base en el barrio “ha enrarecido el clima”, y sostuvo que a veces los vecinos ven que la Policía entra al barrio a buscar a una persona y se terminan llevando plata, lo que aumenta la desconfianza.
La alcaldesa del Municipio D -al que pertenece el barrio Marconi-, Sandra Nedov, dijo que si bien hace unos años había algunos episodios conflictivos en el barrio, no eran tan violentos como desde hace un par de años. Nedov comentó que desde el municipio están implementando un proyecto cultural para toda la zona de Casavalle -en la que se incluye Marconi- y buscan generar organización entre los vecinos, pero estimó que a determinadas personas del barrio “eso no les sirve”. Por su parte, Lorena González, una técnica que trabaja en la zona desde hace años, estimó que el vínculo de violencia se da desde siempre y que mucha gente del barrio pensaba que con el Frente Amplio iba a cambiar, pero aseguran que no fue así.
González recordó que en 2010 la Policía había cercado el barrio de la misma forma en que lo hizo el domingo, y que a partir de ese episodio, organizaciones y vecinos del lugar llevaron a cabo una marcha por la zona para rescatar los valores positivos de sus habitantes. Núñez también hizo referencia a la movilización, y recordó que la situación empeoró aún más con los operativos de saturación instaurados por el Ministerio del Interior.
Eugenio Jaurena, otro técnico que trabaja y vive en la zona, estimó que el episodio del domingo salió a la luz porque hubo una persona muerta, pero que “hace tiempo que hay zonas acosadas por la Policía”. Estimó que eso no sale a la opinión pública porque los actores locales se acostumbran a ser maltratados. Jaurena dijo no tener claro si la situación fue provocada por la Policía o por habitantes del barrio, pero consideró que “la gente se cansa de ser acosada” y que esa situación no favorece la convivencia. Comentó que “se sabe dónde está el problema pero no se reacciona”, principalmente debido a que parte de la Policía está involucrada con aquellos a quienes realmente tiene que reprimir, y se implementan otras medidas como las razias, lo que implica “un retroceso”.
Hacer con palabras
El técnico consideró que en este tipo de situaciones los roles son “asumidos y asignados”, y “si vivís en un barrio y tenés que ser chorro, hay gente que no ve otra opción de vida porque lo que se construye como identidad de vida es eso”. Según dijo, este modelo también se fomenta desde instituciones como la Policía, o aquellas que representan los médicos o las maestras, que tendrían que estar al servicio público y no mirar a quiénes les brindan atención. Por su parte, Núñez opinó que la estigmatización se evidencia en situaciones como “cuando los gurises salen a buscar trabajo” y no pueden decir dónde viven porque de lo contrario “los miran mal”.
Ese proceso también lleva a la autoestigmatización, dijo, porque muchos se avergüenzan de donde residen y no quieren decirlo. La discriminación también se da entre los mismos barrios que componen la zona, y muchas veces vecinos de Las Acacias -que se encuentra a unas pocas cuadras de distancia- ven en Marconi una fuente de delincuencia y prefieren no pasar por ahí.
Otro factor son las coberturas de prensa, las que además de cubrir solamente los hechos delictivos en la zona, mencionan determinados barrios como Marconi, Casavalle o el Borro cuando los episodios ocurren en barrios cercanos. Tanto Núñez como Nedov señalaron que los medios de comunicación no los ayudan a reivindicar la imagen positiva del barrio y que llaman a la prensa cuando hay alguna actividad que vaya en ese sentido, pero luego “no aparecen”. La alcaldesa mencionó el caso del cantante local de hip hop Don Cony, que tuvo una aparición mediática, pero consideró que eso es “una excepción”.
Núñez señaló que desde las organizaciones se promueven actividades que permitan salir de esa identidad negativa y “demostrar que hacen una vida de barrio como en cualquier otro lugar”, pero que episodios como el de ayer hacen que la gente empiece a tener “miedo de participar” y se demoralice. “Hace pocos días nos reunimos para reactivar el Anfiteatro Marconi, y los propios vecinos dicen que no vale la pena invertir plata ahí”, ilustró. Además, señaló tanto la muerte como el robo de la panadería y la quema de los autos son “dolorosos”, pero estimó que “a veces la impotencia y el no saber cómo expresarse generan este tipo de cosas. La violencia sólo produce violencia”, concluyó.