El sol del mediodía picaba como la pelota que pasaba por los pies de los futbolistas darseneros, que dominaban el partido con la IASA, que había sufrido los avances albirrojos, incluidos dos goles, durante gran parte del tiempo. De todos modos, el conjunto de Alejandro Apud nunca había perdido el orden: siempre esperó al rival, golpeó cuando pudo y se guardó un recto y un gancho para tumbar a los locales en el final. La tribuna visitante despertó al final con el primer grito de gol, luego de que, sobre el segundo palo, Ángel Luna la tocara al fondo de la red, iniciando el sprint final. El segundo llegó dos minutos más tarde, luego de un centro del arquero Javier Irazún, que después de dar un par de vueltas terminó con un remate del ingresado Adrián Argachá que hizo delirar a los hinchas naranjas que se agruparon en buen número en la tribuna visitante del Saroldi, donde de mañana hay sombra. Una vez más, este equipo de Sud América sacaba tremendo resultado de atrás y a River Plate se le escapaba por 19 de Abril esa victoria que tuvo en sus brazos toda la mañana y que le hubiera permitido seguir arriba en la tabla.

El ritmo cansino del domingo fue acumulando espectadores de a poquito en las tribunas del Saroldi. El partido de a poco fue invitando, porque arrancó interesante. Sud América salió enchufado, ordenado, intentando tener más la pelota que su rival. Fue Rodrigo Mieres, de cabeza, el que llegó para los buzones. Fue la única jugada de peligro para la visita en el primer tiempo, a pesar de algunas interesantes maniobras del argentino Juan Manuel Cobelli, que sorprendía con su agilidad.

Con varios cambios respecto del partido anterior, River Plate le fue sacando la pelota a la visita y comenzó a tocar. Bruno Montelongo y Martín Alaniz se asociaban con Gabriel Marques y Hamilton Pereira. La dársena comenzaba a tocar y a gustar. Paredes y centros comenzaban a asediar el arco defendido por Irazún, que estaba firme pero no pudo con un cabezazo tremendo del chiquito Michael Santos, que conectó un exquisito centro del lírico Hamilton. El derroche de fóbal darsenero estaba en su mejor momento: toque y toque. Santos desbordó y la colocó al medio para Alexander Rosso, que al convertir el segundo gol despertó una lluvia de aplausos de los hinchas locales que ya se acomodaban para pispear con tranquilidad el segundo tiempo.

Los darseneros disfrutaron gran parte del complemento, jugaron mejor y estuvieron muy cerca del tercer gol en varias ocasiones. Alaniz se encendió por la izquierda y lo tuvo en dos ocasiones, pero el palo aliado de Irazún dos veces le dijo que no a los potentes remates del volante darsenero, de gran pegada. A Montelongo se la sacaron en la línea. Diego Casas, que entró desde el banco, también se lo perdió. River Plate no llegaba al tercero pero llevaba dos de ventaja, que se hizo añicos en esos minutos en los que el partido entró en un túnel lleno de emociones, para finalizar en un empate agónico que por su desenlace fue festejado como victoria y sufrido como derrota, en uno y otro bando.