La imagen dista de lo que son actualmente otros centros de salud estatales: pasillos tranquilos con sillas libres para sentarse, un clima sereno, algún que otro bebé que llora, algunos chistes entre enfermeras, y en la puerta no se tiene que pedir permiso para pasar entre la gente. Éste es el ritmo de trabajo diario en el sanatorio Canzani en Montevideo y eso preocupa a los trabajadores, acostumbrados a correr desbordados en años anteriores.

“Sé que la gente tiene la imagen del funcionario público que no quiere trabajar, pero en este caso nosotros queremos trabajar y estamos preocupados porque nos estamos quedando sin pacientes. En otra época yo no podría estar conversando contigo como lo hago ahora, porque estaría lleno de gente”, comentó a la diaria la dirigente sindical Karina Arcos, que integra la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS) por los trabajadores del Canzani.

Desde agosto de 2012 los funcionarios negocian con el directorio del BPS, institución de la que depende el sanatorio, una reestructura del centro que evite el cierre o la reducción de empleados. Este posible escenario no se debe a la falta de recursos ni problemas económicos, sino a la ley 18.131 que creó el Fondo Nacional de Salud (Fonasa). Ésta permitió que todos los sectores de la población accedan a los servicios de salud públicos o privados de forma progresiva. “Esta ley nos está metiendo en un cuello de botella. Mucha gente que estaba acá pasó al Fonasa porque la ley lo exige y, como el Ministerio de Salud Pública [MSP] no nos reconoce como centro de referencia, nosotros no podemos hacer nada”, explicó Arcos.

El hecho de que el Canzani se vuelva un centro de referencia aún está pendiente de aprobación por parte del MSP.

Esta situación también se da con el Departamento de Especialidades Médico Quirúrgicas (Demequi), también dependiente del BPS, donde se atiende a personas con malformaciones. “Antes de que surgiera la Teletón, el Demequi atendía a esos niños con discapacidades, y ahora no se le da importancia a la función que sigue cumpliendo el centro”, expresó Arcos.

Lo que preocupa a los trabajadores no es sólo la incertidumbre que sienten sobre su puesto de trabajo, sino la cantidad de niños que se dejaron de atender en el Canzani y las madres que perdieron el derecho de acudir al centro. “Sabemos que no brindamos una asistencia integral, pero éste es un instituto de alta especialización. No falta presupuesto, se compra todo lo que precise la familia, pero hoy tenemos la cuarta parte de la población que atendíamos antes”, prosiguió.

Actualmente, una familia de bajos recursos que debe atender a su hijo en el Canzani por determinada discapacidad tiene cubiertos los gastos de pasaje, silla de ruedas u otro elemento que necesite para una mejor calidad de vida. Según relató Arcos, se ha llegado a comprar sillas por 18.000 pesos para niños con parálisis cerebral u otras enfermedades, por lo que preocupa que cada vez lleguen menos niños.

A su vez, la disminución de los nacimientos también es algo que los alarma; según explicó la dirigente, en 2002 o 2004 había unos 5.000 nacimientos, mientras que el año pasado fueron unos 1.500, de acuerdo con los datos relevados por la dirección del sanatorio. Lo mismo se observa en la cantidad de camas ocupadas y las consultas a policlínicas. Mientras que en el ámbito de salud pública escasean las camas disponibles, en el Canzani sólo la mitad de las 70 camas están ocupadas y son pocas las consultas.

“Es la cuarta parte de la población que atendíamos antes. La visión que tenemos es que va a seguir decreciendo y si no cambian el sistema en 2014 no vamos a tener pacientes”, comentó Arcos.

El directorio del BPS planea una reestructura del sanatorio, por la cual de las 29 especialidades que se atienden hoy se pase a seis, las denominadas “enfermedades raras”. Esto se debe a que las restantes son atendidas por las mutualistas que pertenecen al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). “La vez que tuvimos más pacientes con estas especialidades fue en invierno y eran 12 internados. No podés tener un hospital de cuatro pisos con 300 funcionarios por eso. Esto es lo que no nos queda claro”, dijo Arcos.

En el área de embarazos sólo pueden controlarse y parir las mujeres que tienen su primer embarazo y no viven con un niño que sea hijo de su pareja, que también es considerado hijo natural, según explicó. Por lo tanto, los trabajadores quieren negociar y ofrecer un proyecto que incluye la atención en el área de obstetricia, maternidad, rehabilitación y tratamiento de varias discapacidades. Esto debe ser aprobado por el directorio del BPS para ser puesto en funcionamiento.

No todo es lo que parece

Consultada por esta situación, la vicepresidenta del BPS, Rosario Ois, dijo a la diaria que “no se va a cerrar ninguna institución del área de salud”. Explicó que el plan estratégico es que se complemente con los servicios de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) para fortalecer el tratamiento de malformaciones congénitas, el desarrollo del sanatorio Canzani y el fortalecimiento del Centro Recolector de Leche Humana.

Este plan estaba previsto desde 2008 por medio de un convenio firmado con ASSE, por lo que se busca integrar a toda la población uruguaya a los servicios que ofrece el sanatorio. Según los relevamientos primarios, Ois comentó que se estima que se atiende a unas 3.000 personas con “enfermedades raras” que trata exclusivamente el Canzani. Esta cifra no sólo refiere a niños, sino a personas de todas las edades, con el objetivo de “apostar a una mejor calidad y mayor tiempo de vida”, agregó la jerarca.

Resaltó que no cerrará la institución y que la disminución de pacientes se debe al período de transición hasta que comience a funcionar la nueva estructura que permita atender nuevos pacientes.

En cuanto a los partos, explicó que “habrá menos mamás atendiendo a sus bebés por partos normales pero más embarazos de alto riesgo, medicina prenatal o malformaciones congénitas”. Esto se debe a que el MSP transformará al sanatorio en un centro de referencia, lo que le permitirá abarcar una mayor cantidad de población, ya que hoy sólo se atiende a beneficiarios de asignaciones familiares e hijos de funcionarios del BPS.

Los cambios se implementarán a lo largo de 2013, ya que es necesario modificar algunas normativas para permitir que más beneficiarios accedan a los servicios.