Con su magnífica goleada 6-0 a un peso pesado como Artigas, Tacuarembó parece haber dado un inmenso paso hacia cuartos de final, ya que para que no sea así debería perder por seis o más goles de diferencia el sábado en el Matías González artiguense.

Nadie se la esperaba, ni los gurisitos que se les escapaban de la vista a sus padres para ir a saludar a los cracs del pueblo cuando calentaban, ni la doña que cayó temprano para hacerles el aguante a los gurises de sub 18. Fue un baile, un partidazo de los tacuaremboenses, quienes dejaron atónita en todas las líneas a la selección de Artigas que llegaba con la chapa de líder del grupo y no pudo hacer nada ante el brillante planteo de una selección albirroja arrolladora. Pero mirá que hubo toques, paredes, gambetas, golazos, todos los ingredientes; fue completa la noche en el Goyenola para los locales. La goleada 6-0 dejó de pie a la tribuna que disparaba aplausos que caían en lluvia sobre el plantel rojiblanco.

El “nadie se lo esperaba” vale incluso para aquellos que se habían afilado tras las dos últimas goleadas de los rojiblancos en los partidos de la serie: 8-0 sobre San Gregorio de Polanco y 9-0 sobre Tranqueras. Es que ahora venía un grande, sin querer decir que los otros fuesen chicos, pero Artigas es Artigas. Con el 6-0 llegó a 23 goles en 270 minutos, lo que le da un promedio de una anotación cada 11 minutos.


A la cancha

Luego de una buena victoria de la visita en el partido de sub 18 (ganó Artigas 2-1), y con la tribuna principal sin ningún hueco vacío, pasadas las 22.00, con una temperatura alta para la hora pero no insoportable, arrancó el partido de fondo. Los artiguenses con sus físicos grandotes imponían presencia; por el otro bando, los locales, con menos volumen físico pero más de juego, comenzaban desde el arranque a inclinar el peligro sobre el arco del portero Andrés Paz.

El gol no tardó en llegar: a los 9 minutos, luego de un centro de Edgardo Cuello, el zaguero Cañón Pereira la rozó y le quedó al hombre encargado de la magia, el Monito Sebastián Píriz, que remató desde la medialuna, y dentro del área Óscar Pelé Martínez desvió la bola que terminó abrazada a la red del arco del frontón. Pelé Martínez, que es el Zalayeta de Tacuarembó, abrió la cuenta, pero desplegando un ataque incisivo y asfixiante los locales daban muestras de que querían más. Había sed de goleada. El enganche Sebastián Píriz era un infierno, no podían controlarlo al chiquito, que hace un par de años jugó en Tacuarembó FC y actualmente se desempeña en la liga local en el Peñarol tacuaremboense.

A los 19 minutos el Monito, con un guante en la pata, la pinchó entre líneas para el romperredes del torneo Octavio Sequeira, que ante la salida del golero de derecha definió con un toque contra el palo izquierdo. La ventaja aumentaba al igual que las risas y las bolsas de pop en la tribuna.

El ataque de los locales nacía en el medio, donde Julio Viera filtraba y distribuía a Hugo Echechury y a Luis Pintado, que por las bandas trepaban, mientras el Monito los acompañaba por el medio. Arriba esperaban el matador Octavio Siqueira y Pelé Martínez . El acople de mitad de cancha hacia adelante era brutal y el fondo de Artigas se hacía añicos en cada ataque. Los artiguenses sorprendidos no explotaban de mitad de cancha hacia adelante y sólo alguna corrida perdida del lateral izquierdo Ledesma era su presencia en campo rival. Píriz volvió a participar en el tercer gol. Esta vez apiló a tres hombres en el medio y habilitó nuevamente a Siqueira, a quien bajó Carlos Paz cometiéndole penal, el mismo goleador se encargó de transformar la falta en gol. Siqueira es un matador dentro del área, siempre está bien ubicado, pero, además, baja, colabora y hace un gran despliegue físico.

Al descanso se fue Tacuarembó, jugando un partidazo letal arriba con buenas combinaciones ofensivas y una defensa sólida que borró del mapa a los delanteros Roni y Coqui Paz -¡había cinco Paz titulares y uno en el banco-, pero lo más espectacular y bonito fue la alquimia que destellaban los botines de Monito Píriz.

Hay más

Para el complemento, el director técnico de la blanca, Jorge Pintos, mandó dos variantes, pero la cosa no cambió y la selección local con el sombrero del mago encajó tres más. En el arranque Hugo Echechury, de notable partido, anotó el suyo. Luego, con un rival rendido ante el “olé, olé” local, por si había dudas, Píriz se consagró como el Gardel de la noche, cuando la colgó en el ángulo con un disparo desde 40 metros, tras pasar a un par de rivales como conitos. El sexto lo anotó el ingresado Barrios, que tomando un rebote sentenció una goleada histórica ante un rival que tuvo una noche para el olvido y que la tendrá complicadísima en el Matías González para dar vuelta la tabla. La sonrisa de Gardel iluminó la ciudad...