¿Cómo va la adaptación a Uruguay?

William Granda (WG): -Nos va bien. Hemos tenido muy buena aceptación, también complementación con los demás compañeros y con el cuerpo técnico. Por ahora, todo marcha perfectamente.

Jasiel Rivero (JR): -Lo más difícil es el frío. Imaginate que en Cuba, cuando salimos para aquí, la temperatura estaba en 31º, 32º grados, y cuando llegamos había 7º. Queríamos morirnos. Uno no se adapta al frío, es imposible.

¿Cómo surgió la idea de venir a jugar en la Liga Uruguaya de Básquetbol?

JR: -Por intermedio del agente Claudio Pereira, que fue quien nos contactó. Ahora en Cuba se están abriendo estas posibilidades de salir a jugar al exterior, antes era muy difícil. Ahora, que estamos en ascenso, hay que aprovecharlas.

WG: -Es fundamental para el baloncesto cubano. Posiblemente Cuba fuera el único país que no tenía jugadores en otras ligas. Es una experiencia súper buena, no solamente desde el punto de vista económico, sino desde el nivel que va a adquirir nuestro baloncesto con estas posibilidades de contrataciones.

Debe de ser duro estar lejos

WG: -Y sí... En estos momentos uno no extraña tanto. ¿Por qué? Porque estamos en el límite de tiempo que hemos estado afuera jugando en la selección. El tiempo máximo separado de la familia es un mes, y recién nosotros cumplimos un mes esta semana. Ya después es cuando viene lo que nunca hemos vivido. Llega un momento en el que la familia hace falta.

JR: -Ahora porque estamos bien, pero el día que en tengamos una duda, el hecho de no tener a los padres al lado va a ser duro.

WG: -Anímicamente, cuando uno se sienta mal, porque el ser humano es así: llega un día en que uno se siente mal, que no tiene ganas de jugar baloncesto, de hablar con nadie, porque lo que quiere es estar con su familia. Ese día va a llegarle. Puedes tener todas las redes sociales del mundo, pero no es lo mismo.

¿Se plantean la posibilidad de que vengan sus familiares?

JR: -No, no...

WG: -No hemos tenido ese planteamiento. Sabemos que Tabaré es un club bastante humilde y no queremos hacerles correr con ese gasto. El día de mañana, que sea uno el que decida que venga algún familiar; a lo mejor se puede, a lo mejor no. Aunque soy consciente de que el club me va a ayudar, tampoco se trata de exigir, de decir: “Mira, quiero que venga mi mujer o mi mamá”.

Para salir contaron con el apoyo del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y la Recreación (INDER). ¿Cómo gestiona y promueve el INDER estas nuevas posibilidades para los deportistas cubanos?

WG: -Nosotros tenemos un agente profesional, que está asignado por la FIBA. Él es el que nos busca los contratos y dónde ubicarnos. Ya cuando tiene el contrato en la mano se lo pasa a la federación cubana, que es la que da la aprobación final. Una vez que firman ambas partes, se cierra el acuerdo.

Eso les permite jugar en la selección nacional, a diferencia de quienes salen ilegales.

JR: -Sí, sí, claro. Por obligación, tenemos que jugar en la selección todos los partidos que haya y a los que nos convoquen, por ejemplo, los del Panamericano y del Preolímpico.

WG: -En este momento, nosotros seguimos siendo miembros de la selección. Si mañana la selección tiene una competencia y necesita de nuestro servicio, tenemos que ir.

¿Qué han aprendido desde que llegaron a Tabaré?

WG: -Hasta este momento Tabaré es lo mejor que nos ha pasado. A pesar de que es un club humilde, es un club formado por muy buenas personas. Personas de muy buen corazón, personas que están pendientes de nosotros en todos los sentidos, no sólo de jugar baloncesto, sino económicamente, sentimentalmente. Tabaré, verdaderamente, es bonito. A lo mejor, si hubiésemos estado en otro club no hubiese sido así. Imagínate que era nuestra primera salida, no conocíamos nada. El hecho de encontrarnos con cómo es Tabaré nos tranquilizó.

¿Fue algo pensado que vinieran los dos juntos?

WG: -Creo que lo pensó nuestro agente. Fíjate que tenemos otros amigos que están jugando afuera: [Javier] Justiz en Argentina está solo, [Yoan Luis] Haití también está en Argentina pero en otro equipo. Tenemos otro compañero, Orestes [Torres], que está en El Salvador y también está solo; nosotros estamos aquí los dos; como quiera que sea, eso te ayuda, te levanta.

Ése es un buen punto. El hecho de que tanto ustedes como Haití, Justiz y Orestes estén fuera, ¿es planificación, política si se quiere, del INDER?

WG: -Claro, claro... También es una forma de pago por tantos años en la selección. Por ejemplo, Haití lleva 15 años en la selección, Orestes lleva como nueve, yo llevo diez. Lo que buscaron fue que no nos fuéramos sin vivir esa experiencia y, además, iniciar a los talentos jóvenes, en este caso Jasiel y Javier.

Me refería a que, por ejemplo, en el béisbol, los mejores talentos están en Estados Unidos y son figuras, pero se fueron de forma ilegal. ¿Cómo se lee eso desde el INDER?

WG: -A partir de eso es que vienen todos estos cambios. Que uno pueda salir, mejorar económicamente y regresar al país. Porque al final ellos se van, pero llega un momento en que los que están son locos por venir, por regresar a Cuba.

JR: -A nosotros como que nos llega eso de estar cinco o seis meses lejos de la familia, ve tú que ellos de pronto tienen que estar seis o siete años afuera... eso es duro.

WG: -Uno desea estar bien económicamente, pero para compartirlo con su familia. Ésa es la gran filosofía: que la familia se sienta bien, hacer de todo con la familia. Yo no hago nada con tener 30.000 dólares y estar solo en un país. ¿Qué hago? ¿Mandar dinero para Cuba? Sí, está bien, mi familia mejora, pero yo no disfruto con mi familia. Eso es duro.

¿Se puede asociar estos cambios en deportes con los cambios o nuevas visiones de Raúl Castro en el gobierno nacional?

WG: -Sí, claro. En un pasado, Cuba era una potencia mundial en todos los deportes. En este momento ya ni lo somos en el béisbol, que es el deporte nacional. Los dirigentes se dieron cuenta de que estamos estancados: mientras que el mundo siguió caminando, nosotros nos quedamos parados, y eso se nota en los resultados internacionalmente en todos los deportes. Hasta las mujeres del vóleibol, que fueron campeonas olímpicas tres veces consecutivas, ahora no clasificaron ni a los Panamericanos. Entonces, hay que hacer cambios. Sin duda.

¿Cómo sienten o piensan el hecho de jugar acá profesionalmente?

WG: -Es diferente. Con respecto a la liga que nosotros jugamos en Cuba, acá se juega más físico y tiene muy buenos jugadores. Enfrentarse a este otro nivel de baloncesto te lleva un tiempo de adaptación, porque no tienes que llevar a cabo la misma filosofía que llevabas en Cuba; es otra filosofía. En este caso, creo que tenemos que cambiar un poco. Pero va bien; esperemos que a medida que pasen más juegos nos vayamos adaptando mejor a esta nueva forma.

JR: -Algo difícil también es que nunca hemos estado afuera de Cuba tres, cuatro o seis meses. Es la primera vez que tenemos esta posibilidad y ojalá salga bien.

Vos, Jasiel, ¿sentís el cambio de tener que jugar abajo, teniendo en cuenta que preferís jugar afuera?

JR: -Sí. Con jugadores de más fuerza o más corpulentos se me hace difícil, pero aprovecho la habilidad para eso. Cuando me defiende alguien más chiquito me gusta llevarlo al poste y jugarle ahí. Es importante aprovechar la debilidad del contrario.

¿Cómo es el acceso a ver básquetbol internacional por televisión en Cuba?

WG: -Eso está bastante mejor. Hay un espacio televisivo que te pone los partidos de la NBA; al principio, todas las semanas, y en el último tiempo, entre semana también. De esa manera ahí uno se actualizaba en lo que sucedía en la NBA, en la Euroliga, en el FIBA Américas, en el FIBA Asia; todo. Y en otros deportes también.

¿En la isla cómo se vive el básquetbol?

WG: -Es el segundo deporte nacional. La liga es nacional y nuestros equipos jugaron la final. Es el clásico del baloncesto cubano: Búfalos de Ciego de Ávila y Capitalinos.

¿Cómo es la competencia? ¿Se cobra entrada?

WG: -Se cobra, pero es un cobro muy asequible a todo el mundo. Y las instalaciones son mucho más grande que las de acá. En mi club entran 5.000, 6.000 personas, y se llena. Cuando jugamos entre nosotros, que los partidos empiezan a las 20.00, a las 19.00 no entra más nadie.

¿Cómo es el sistema de competencia del básquetbol en Cuba?

WG: -Hay un equipo por cada provincia. En este momento se está jugando el ascenso. La isla se divide en tres zonas: occidente, centro y oriente. Cada zona juega entre sí a dos vueltas, los dos primeros de cada zona pasan a la Liga Superior, junto con los dos mejores terceros. Para esa instancia esos ocho equipos pueden reforzarse con jugadores de los equipos que no se clasificaron.

JR: -Pero nunca te tocarán los mejores refuerzos. Empiezan pidiendo de atrás hacia adelante: los peor ubicados eligen primero.

WG: -Claro. Y ahí empieza la Liga Superior: todos contra todos, hasta que se clasifican los cuatro primeros para las semifinales, y luego vienen las finales. Semifinales con play off a ganar tres de cinco y finales de cuatro de siete.

Te identificás fuertemente con el equipo porque jugaste siempre ahí y además es el lugar donde naciste.

WG: -Sí. Además, en Cuba no se permite mucho el cambio o fichar por otro equipo. Puedes hacerlo, pero tienes que dejar de jugar por dos años. Yo creo que está bien: fíjate que si yo voy para el equipo de Jasiel o él para el mío, o se juntan en un mismo equipo los dos mejores jugadores de Cuba, se termina la liga.

¿Cómo empezaron a jugar al básquetbol?

WG: -Yo empecé a jugar a los diez años. Pero empecé por decir que era deportista. Allá en las escuelas hay escuelas deportivas, y yo entré al baloncesto por decir que iba ahí, a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar.

JR: -Mi papá es alto, mide dos metros, por ahí. El entrenador de mi municipio vio que mi papá era de gran tamaño y a raíz de eso le preguntó y le dijo que a él le gustaría que yo jugara baloncesto. Ahí empecé, también con diez años.

¿Cómo es la formación en esas escuelas deportivas?

WG: -En esas escuelas están todos los deportes y todos los grados, y en el deporte, todas las categorías. Tienes una sesión de entrenamiento y una de clases. Si das clases por la mañana, a la tarde entrenas, y si es al revés, pues al revés. Las dos cosas a la par, desde los diez años. Esto ayuda porque uno se inclina por el deporte. Estás haciendo lo que te gusta y, a la vez, te estás preparando para tu futuro.

-¿Qué es o cómo sienten el hecho de ser profesional, o de asumir las cosas de la vida profesionalmente, ante esta posibilidad de tener un contrato como nunca antes tuvieron?

WG: Para mí, se es profesional por tu nivel que puedas alcanzar en la sociedad. No importa el dinero que puedas lograr o el que te puedan pagar. Como profesional tienes que tener tus estatutos, por sobre todo, para acoplarte a la sociedad. Tú no tienes por qué ahora, con la posibilidad que tenemos nosotros, de llegar a Cuba haciéndonos los reyes de Cuba. Eso no es ser profesional. A lo mejor, se notará la mejoría, pero tampoco querer hacernos otra cosa. Eso es feo. Ahí es donde uno nota la profesionalidad de la persona. Uno mismo no se lo puede permitir.