Con un ajustadísimo 1-0 a favor del local terminó la primera parte de esta llave eliminatoria, que se cerrará la semana que viene en Montevideo, a puertas cerradas. En Santiago de Chile, Palestino derrotó 1-0 a Nacional, que mereció más. La ventaja mínima con la que llegarán los chilenos a Uruguay no les asegura un partido cómodo. Los 90 minutos del juego de ida, tampoco, porque Nacional dio la sensación de que en casa podrá revertir la historia y seguir adelante. Como sea, el ganador de esta llave debutará en la fase de grupos el 18 de febrero, ante Boca, en la serie que también integran Wanderers y Zamora, de Venezuela.

Hace ya tiempo, los partidos virtuales se dejaron de jugar por el nombre de los clubes, por las nacionalidades de los futbolistas y por los libros de historia. Es decir, no hay clasificación porque el rival se llame Palestino y tenga plena identificación con una nación que pena por su lugar, no hay triunfo porque sean unos chilenitos, al triste decir de Juan Ricardo Faccio, ni se les saca de encima porque Nacional tenga un libro gordo de historia triunfante y Palestino no. Es una llave eliminatoria y no hay lugar para tirarse en el sillón laxa y tranquilamente.

Si es por la crítica uruguaya, Nacional presentaba un equipo tirando a muy defensivo, con tres centrocampistas de contención y uno o dos atacantes. Si fuera por los chilenos, que además son los precursores en apoderarse en casa de las transmisiones de Fox, los uruguayos jugaban con un audaz 4-3-3 que podía complicar a Palestino, según dónde metiera la presión. En realidad, a plena convicción y estudio, Nacional planteó un corto 4-2-3-1, con Munúa; Colo Romero, De los Santos, Polenta y Juan Manuel Díaz; Porras, Arismendi y Corto Prieto; Seba Fernández y Carlitos de Pena, por los flancos, e Iván Alonso como punta.

Así Nacional, medio local en el bonito estadio españolista de Santa Laura, tuvo un arranque lindo, que se puede medir en los primeros 20 minutos con presencia permanente en campo palestino. Así las cosas, el elenco de Gutiérrez tuvo tres clarísimas de gol, dos en posición adelantada de Carlitos de Pena, que ni se enteró de que estaba fuera de juego, y un zurdazo cruzadísimo y seco de Juan Manuel Díaz en modo on de lateral brasileño. El equipo cortito y respondón anuló a los chilenos. Interesante e inteligente la estrategia de Álvaro Gutiérrez.

A los 35, cambió todo: hubo una serie de controversiales decisiones del juez paraguayo Antonio Arias, que expulsó en decisión sumaria a Diego Polenta y repartió su cuponera de amarillas a medio equipo. Esos últimos 10 minutos de la primera parte fueron muy distintos y los únicos que se jugaron más o menos cerca de Munúa, pero presagiaron un cambio para lo que vendría: jugar con un futbolista menos que el local variaría la estrategia y planificación, que estaba saliendo al pelo.

El arranque de la segunda parte hizo que los aficionados chilenos conocieran las dotes y la capacidad técnica de Gustavo Munúa con las más peligrosas jugadas de ataque palestinas, muy bien resueltas por el arquero, y antes del cuarto de hora volvió a darse una circunstancia que modificó el desarrollo del partido: hubo una larga corrida de Seba Fernández; apenas pasando la mitad de la cancha, la jopeó a la de- sesperada salida del arquero Daniel Melo, que manoteó con la intención de abortar la jugada, pero ésta siguió (supuestamente por ley de ventaja) y terminó con un tiro contra el palo de Alonso. No fue castigada disciplinariamente con la roja.

A los 25 del complemento, sucedió lo que no debía para Nacional: una pared asistencia perfecta de Chávez para Rosende terminó en un remate ajustado contra el caño que venció a Munúa.

El 1-0 no estuvo acorde con la sensación de los observadores, pero era la realidad y obviamente modificaría una vez el plan de partido, para, con diez contra 11, hacer equilibrio entre la búsqueda del gol y la defensa del 0-1. Los tricolores defendieron estoicamente, y cuando faltaban 5 para el final, Álvaro Gutiérrez y Mario Picún decidieron aceptar el préstamo, a pesar de los intereses, y pusieron al defensa José Aja para volver a jugar con dos centrales tras la expulsión de Polenta. Quien salió fue el exhausto Seba Fernández. Fue el cierre del partido, pero no de la esperanza de seguir adelante. Da la sensación de que puede.