Los rayos del sol se refractan en los rayos de una bicicleta que apunta desde una calle de pedregullo hacia el obelisco de la ciudad de Las Piedras. En el estadio Artigas de Las Piedras arranca el Clausura en el verano lejos de la costa y se sienten un par de grados más en el termómetro. La siesta dominguera en la ciudad del varón del tango se interrumpía con la visita del Centro Atlético Fénix al estadio de la ciudad, que esperaba a los montevideanos con una novedad: los inicios de la construcción del shopping en la parte trasera de uno de los arcos.

Después de un Apertura bastante irregular y con necesidad de sumar en la tabla del fantasmita, se veían las caras en la primera fecha del Clausura. Los albivioletas saltaron mejor, concentrando el juego en el campo contrario. Fénix, con un Tito Ferro raspador, no dejaba que se filtraran balones en campo visitante. Martín Ligüera, con su clase, repartía el juego y como un arquitecto edificaba la estructura de su equipo. Recién a los 15 minutos los pedrenses se animaron, cuando el sanducero Puerari les dio el primer susto a los albivioletas, pero Manotas Mejía impidió la apertura del marcador. De a poco se empezaron a prestar la pelota y a alternarse la posesión del balón. Puerari otra vez estuvo cerca y otra vez el panameño Mejía salvó a los de Capurro. Fabián Carini también laburaba y el partido, a pesar del cero reinante en el marcador, era interesante. En el tramo final del primer tiempo, el Juve trianguló al ras del suelo en ataque, ante la defensa capurrense hábil por arriba pero con problemas por abajo.

El complemento mostró un equipo local más activo en la zona ofensiva. El riverense Viega continuó asistiendo a Puerari y los dirigidos por el floridense Giordano rodearon a tiros libres a los albivioletas. Juventud bajó el nivel en la marca tras la salida, Christian Latorre cedió metros y Fénix apuró. Con la receta favorita de Rosario Martínez, centro de Ligüera y cabezazo de Cavallini, cuando faltaban 11 minutos los albivioletas sellaban una victoria que intentaron aguantar hasta los minutos finales. Pegando en el momento justo, por arriba, como un boxindanga veterano, parecía que se lo llevaba el viejo Fénix. Pero en el momento en que Mejía parecía invencible y que Fénix se volvía con tres puntos, el Yesquero Palacios, recién ingresado, siempre en los minutos finales, igualó un partido parejo, luchado y marcado por la paridad de punta a punta.

No hay peor chance que la que no existe. A Cristian Palacios no paran de darlo a préstamo. Aplicado con su trabajo, el delantero va y devuelve con creces los favores prestados. Goles, para eso está. Los trae en la mochila de sus campañas en El Tanque Sisley y también en Ecuador, por citar dos ejemplos. Y ayer, cuando no había rosario que empatara el partido, el entrenador albivioleta lo mandó a la cancha. Y cumplió.