Decir que el carbonero sufrió para ganar es empezar por el final. Hay un trabajo hecho durante todo el partido que lo mantuvo casi siempre arriba, tanto en el marcador como en el desarrollo del juego.

Este Peñarol está en un buen momento. Eso se vio reflejado en la victoria que el equipo logró ayer en Belvedere. Salir de la zona de confort, jugar en una cancha que no estaba en buen estado y tener enfrente a un equipo duro no fueron impedimento para los aurinegros, que vienen de menos a más y se posicionan en la primera posición del grupo A. Queda un partido que será clave, con Defensor Sporting, para confirmar lo hecho hasta ahora. Con tan sólo un empate el sábado que viene en el estadio Campeón del Siglo, Peñarol estará en la final del Intermedio.

El descuento de Liverpool, que llegó cerca del final, le hizo pasar algún momento de inquietud al aurinegro, que tuvo muchas chances de liquidarlo antes. Generó muchas situaciones de gol, pero no estuvo fino en la definición. Fue un equipo rápido, quizá no tan vertical, pero con profundidad y un despliegue físico interesante. Abrió el juego con un golazo del volante Nahitan Nández. El fernandino se animó con flor de zapatazo desde afuera y colgó la pelota del ángulo cuando corrían 22 minutos. Nández está pasando por un gran momento en el que hace todo bien y es un puntal del equipo de Leonardo Ramos: corre, marca, mete, encara, asiste bien y con frecuencia hace goles, o golazos, como el de ayer.

Ese gol alivianó los ánimos en un primer tiempo chato. De arranque, fue Liverpool el que llegó con más ímpetu y estuvo cerca de convertir. La primera chance la tuvo Federico Martínez con una gran maniobra personal por la izquierda, pero su remate pasó cruzado. Luego la tuvo Nicolás Royón, pero el zaguero Yeferson Quintana se interpuso en el camino. El gol aurinegro les pegó duro a los locales, que quedaron knock out por varios minutos y les costó reengancharse en el partido con la misma intensidad que en el primer tiempo.

Alejandro Bertoldi paró un 4-4-2 que tuvo muchos inconvenientes para definir en el ataque cuando el equipo pasaba de la defensa al ataque. Así y todo, en una contra bien ejecutada, Juan Ignacio Ramírez apuró por el centro y asistió a Nicolás Royón para enfilar hacia el arco. El delantero le ganó la pulseada a Ramón Arias y llegó a definir, pero el arquero Gastón Guruceaga, que salió justito a cortar, le tapó el mano a mano con la cara y evitó lo que parecía un empate cantado. Para peor, Royón quedó sentido en esa jugada y a los pocos minutos fue reemplazado por Gustavo Viera.

Metió segunda

Un gol llegado desde el vestuario cambió todo en el arranque del complemento. Lucas Hernández tiró un córner y el Cebolla Rodríguez anticipó con un tiro de cabeza. Con un gran gesto técnico, el cabezazo del lacazino tomó impulso y se metió en el segundo palo del debutante arquero negriazul Rodrigo Rodríguez. Parecía que el 2-0 podía cerrar el telón de un partido en el que, con el paso de los minutos, Peñarol llegó varias veces en superioridad numérica. Pero faltó la concreción. La psicología inversa les pegó duro a los de Belvedere, que no pudieron reaccionar ante el resultado adverso y cometieron varios errores en jugadas de ataque cuando Peñarol no era del todo seguro en el fondo. El descuento podría haber llegado de un tiro libre desde la mitad de la cancha, ejecutado por Federico Platero, que vio adelantado a Guruceaga y le puso una pelota llovida pero el golero llegó a dar el paso hacia atrás y pudo sacarla.

Los ingresos de los delanteros Gastón Rodríguez y Nicolás Dibble dieron más opciones de ataque en el frente carbonero. Por momentos, el esquema se alternaba entre un marcado 4-4-2 y un 4-3-3. El equipo llegó varias veces en superioridad numérica, pero no pudo concretar. El último paso siempre fallaba, y eso hizo que, con el paso de los minutos, Liverpool comenzara a venirse, ya con la presencia de Matías Toma y Maximiliano Cantera. En un pase largo, cuando restaban diez minutos para el final, Federico Martínez, que hizo un gran partido, le ganó la pulseada por afuera al fernandino Hernán Petryk y mandó el centro de la muerte. En el área apareció el Colo Juan Ignacio Ramírez y la mandó guardar. Un gol que aseguró el suspenso hasta el final del partido.

En el último tramo del juego Peñarol sufrió, pero la firmeza y el orden táctico, junto con la seguridad de Guruceaga, le permitieron irse victorioso. La destreza de un equipo que gana y juega bien mantiene irme la esperanza aurinegra de obtener el título del Intermedio.