Martes 21 de agosto

Se nos viene la noche. El golpe que tanto temíamos es una realidad. Nos la comimos doblada, sí, hay que reconocerlo. Venía pesada la mano, venía jodida, los golpistas estaban haciendo alianzas con la rosca local y nosotros pensábamos que podíamos controlarlos. Pero fueron a buscar a la FIFA y nos voltearon. Se agrandó la rosca y perdimos. Es como decía Artigas, hay que cuidarse de los malos europeos pero más de los peores uruguayos. Ahora es tiempo de resistir, de plantarse ante la potencia imperial comandada por Infantino y sus esbirros locales. ¿Cómo no recordar los versos de aquella canción...? “Tú, hipócrita que te muestras / humilde ante el extranjero / pero te vuelves soberbio / con tus hermanos del pueblo”.

Miércoles 22 de agosto

Ayer me junté con Paco y con el Tano. El miedo se respiraba en el ambiente. Unas horas antes había llamado a Paco para preguntarle si nos juntábamos en la calle Divina Comedia y me dijo que no, que ese lugar ya estaba marcado. La pizzería Venezia también, y las whiskerías también. “Pero, ¿ya estamos clande?”, le pregunté. Silencio. “Te llamo luego”. A la hora me llama y me dice que nos juntamos en un boliche de cervezas artesanales en Ciudad Vieja. ¡Un genio, Paco! ¿Quién nos iba a ir a buscar ahí? “¡Carajo, cuánto vale este compañero!”, pensé. Yo me disfracé de hipster y creo que me quedó bastante bien. Son años de disfrazarme de pato. Paco y el Tano fueron como siempre, pero no llamaron la atención. Había gente tan rara ahí que cualquier cosa pasaba desapercibida. Nos pedimos una cerveza artesanal entre los tres para disimular pero no pudimos terminarla. Al final pedimos unos Sandy Mac. Sabíamos que nos la estábamos jugando, pero había demasiada tensión en el ambiente.

Paco transmitía tranquilidad al hablar. El Tano lo miraba. “Estoy en contacto con gente del gobierno que no ve con buenos ojos el golpe. No digo nuestros compañeros. Gente que no se ha llevado bien con nosotros, pero cree que hay que resistir el golpe”. “¿Quiénes son?”, pregunté. El Tano me miró. Paco también. Finalmente habló: “Yo confío en todos ustedes, sé que no se van a quebrar si los agarran, pero igual, por las dudas, cuantos menos nombres sepan, mejor”. El Tano lo miró a Paco, me miró a mí, miró al mozo y pidió otro whisky. “¡Carajo, cuánto vale este compañero!”, pensé.

Jueves 23 de agosto

Al mediodía nos juntamos con Atilio, el Negro Rodolfo, Máximo, Quique y Banchero en un bolichito del Cordón Sur en donde servían té de autor. “Lleven una petaca de Sandy Mac y la echan en las tazas de té, nadie se va a dar cuenta”, nos dijo Paco. Qué genio. Yo repetí disfraz de hipster. Banchero llevaba la misma ropa que usa en los móviles. Para mí parecía un payaso, pero te juro que en ese lugar las minas lo miraban. Atilio se disfrazó de traba y un productor de cine le propuso hacer un documental sobre su vida.

Quique nos contó las últimas novedades: el gobierno iba a interceder ante los de la FIFA para que reconsideren el tema del golpe de Estado. Las chances no son muchas, pero en medio de esta noche tan profunda cualquier lucecita de esperanza, cualquier llamita sirve para iluminar el alma. ¡Salud!

Viernes 24 de agosto

¿En dónde vamos a estar dentro de un año? Es imposible saberlo. El panorama es confuso, muy confuso. Por momentos parece que todo el país está unido detrás nuestro: los dirigentes, el gobierno, la oposición… Pero por otro lado, ¿alguno de ellos se la jugará cuando nos invada la delegación de la FIFA? Pero cuanto más difícil parece la situación, más fuerte suenan en mi interior las tres palabras que desde el martes son mis compañeras. La primera: ¡resistir! La segunda: ¡Sandy! Y la tercera: ¡Mac!