[Esta nota forma parte de las más leídas de 2019]
El local está de estreno con la clientela de siempre. Esta semana el clásico Fun Fun vuelve a funcionar casi en la misma dirección que lo vio nacer, aunque en el edificio de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Gonzalo Acosta López, bisnieto del fundador, recapitula las peripecias que terminaron en la quinta mudanza de esta bastión tanguero, parada ineludible de turistas: “Hace cinco años se aprobó un proyecto muy grande, que viniera la CAF a donde estaba el Mercado Central, y había que sacrificar Fun Fun, porque, como era lógico, Montevideo tenía que renovarse. Esta es la entrada principal a Ciudad Vieja; el Mercado ya no existía y quedaba sólo Fun Fun. Entonces, por todo el entorno, no hubo más remedio que irnos para que se pudiera hacer esta obra”, recapitula.
Así fue que marcharon temporalmente, con la vieja barra de estaño y todos los petates, a una casa lindera a la sala Verdi, que la Intendencia de Montevideo les ofreció por dos años, que terminaron siendo cinco. “Tampoco estuvo tan mal, era una casa antigua a la que se llevó todo el espíritu y la decoración, y funcionó”, continúa Acosta. “Al principio había clientes a los que les costó adaptarse al local de la calle Soriano, porque cada uno tenía su rincón, pero en seguida se acomodaron. No hubo nada tan drástico como para que no vinieran más. En ese momento era la primera vez en 118 años que Fun Fun salía del Mercado; siempre tuvo mudanzas dentro, aquella era la más riesgosa. Por suerte pudimos continuar y acá estamos, contentos de estar donde nacimos”.
Acosta considera que “si bien de afuera es muy moderno”, este local es muy parecido al que tenían antes en el Mercado, vidriado y con una pared frente al escenario: “Juntando la terraza que teníamos y el salón principal, era el mismo metraje que ahora. Entran más o menos 85 o 90 personas. Pusimos madera, nos trajimos todo lo que fuimos recolectando durante estos años, lo que pudimos recuperar, porque hay cosas que en las mudanzas siempre se pierden. Pero el tesoro de Fun Fun es la barra de estaño, que tiene 123 años; hay un reloj muy antiguo que era de mi bisabuelo, la campana del Mercado Central viejo, y todas las fotos”.
“¿Fun-fun-cionará?”, siguen contando los cantores, como Nelson Pino o Ricardo Olivera, que se suben al escenario, sobre los tartamudos orígenes del boliche que don Augusto López fundó en 1895. En Personajes y tertulias en cafés y bares de Montevideo (Planeta, 2018) el memorialista Juan Antonio Varese recuerda sus primeras incursiones en el Fun Fun del antiguo Mercado Central, “con sus paredes tapizadas de cuadros, afiches, diplomas, condecoraciones y la famosa foto autografiada de Gardel”. La anécdota tantas veces repetida cuenta que fue en 1933 que El Mago dejó su rúbrica estampada, justo después de probar la uvita y de dedicarle un tango a capela.
Desde entonces, la intención es mantener la música, el personal, las picadas y la uvita, bebida que es marca registrada del baar, de la que se puede pedir la botella para llevar y que de un tiempo a esta parte también se distribuye en supermercados.
Fun Fun: Ciudadela 1229 (sede de la CAF), abierto de martes a sábados desde las 18.00 a las 2.00. Todos los días hay espectáculos de tango, y los fines de semana, después del dos por cuatro, hay candombe y música ciudadana.