(Hoy es 10 de setiembre. Faltan 47 días para las elecciones nacionales)

Buenos días. Les comento algunas noticias de la campaña electoral que pueden leer hoy en la diaria.

Un enfoque muy difundido de las campañas electorales tiende a jerarquizar la importancia del “centro” en términos ideológicos, pero también conviene -sin caer en una falsa oposición- tener en cuenta la importancia de lo social en las decisiones de los votantes. Esto tiene que ver con la necesidad de considerar, además de las opciones de una suma de hipotéticos individuos aislados, los factores que tienen que ver con las identidades colectivas y los conflictos entre grupos.

Cuando José Mujica dice que “la preocupación número uno es cómo vive nuestra gente”, y no “el déficit fiscal”, no es porque ignore que el crecimiento del déficit fiscal conduce a una peor calidad de vida, sino porque quiere mostrar un perfil contrapuesto al de quienes priorizan la reducción de ese déficit, deslizando que podría lograrse con ajustes perjudiciales para los sectores con menos recursos. El blanco (valga la redundancia) es Luis Lacalle Pou, pero él también conoce ese juego: cuando afirma que es la gente, insatisfecha, la que decide que “hay que cambiar”, y luego elige en qué candidato confía para impulsar el cambio que desea, no es porque menosprecie la capacidad que tienen los políticos y sus campañas para convencer a muchas personas de que estamos muy mal y hay que cambiar, sino porque no quiere ser visto como alguien decidido a dirigir el país en nombre de un partido o de un sector de este, sino como una persona que interpreta la voluntad popular y se pone a su servicio.

Esa importancia de la dimensión social es el motivo de que al oficialismo le convenga una percepción política de la discusión sobre las normas de negociación colectiva, en la que el gobierno aparezca como un actor interesado en buscar acuerdos, y la oposición en una posición alineada con las demandas empresariales. Y también es, por supuesto, el motivo por el cual inciden en la campaña los anuncios realizados ayer por el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, acerca de medidas para estimular la inversión privada y, con ella, la actividad y el empleo. Como dice una frase más citada que comprendida, “es la economía, estúpido”.

Mientras tanto, otros movimientos de campaña se ubican en el terreno de la política pura y dura. Guido Manini Ríos, desafiado por Pablo Mieres, dijo que su prioridad es debatir con el frenteamplista Daniel Martínez y con el colorado Ernesto Talvi. Cabildo Abierto registra en todas las encuestas una intención de voto muy superior a la del Partido Independiente, su apoyo en el Parlamento podría ser crucial para que haya un gobierno de coalición, y Manini quiere ser reconocido como un jugador de la cancha grande. También tiene esa aspiración el diputado frenteamplista Darío Pérez, pero no lo ayudan a lograrlo comentarios como el que realizó en una entrevista publicada ayer por el diario El País, en la que afirmó que el ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, “está quedando chocho”.

Hasta mañana.