Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La transparencia de la información es necesaria para que las personas, individual y colectivamente, evalúen las situaciones políticas y decidan qué hacer. El debate sobre el presupuesto en el Senado se aclara, en ese sentido, porque la bancada del Frente Amplio (FA) decidió no limitarse a operar sobre aspectos particulares, y planteó una propuesta que permite identificar mejor sus diferencias con el oficialismo.

En el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo, este se reserva el manejo discrecional de unos 550 millones de dólares anuales para “refuerzos e imprevistos”. La iniciativa está en línea con otras que apuntan a fortalecer el control centralizado de Presidencia y de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto sobre el gasto público, asignándoles potestades para “mover perillas” más allá o más acá de lo que quede asignado a cada área.

La propuesta del FA no sólo implica reasignar recursos, sino que además apunta a limitar la mencionada discrecionalidad, y al mismo tiempo reduce desembolsos previstos para pagar a personas en cargos de confianza. Así se hacen más nítidas algunas discrepancias en materia de objetivos y de procedimientos.

También tiene que ver con la transparencia el reclamo frenteamplista de mayor información sobre la propuesta presupuestal y el modo en que se irá ejecutando; los cálculos relacionados con la “regla fiscal”; y los ingresos y egresos del Fondo Covid.

En otros debates, los alegatos públicos no dan cuenta del trasfondo de intereses en juego, y ni siquiera se adecuan a los datos de la realidad. Es el caso de las discusiones sobre la existencia de un “atraso cambiario”. Esto se vuelve aún más problemático cuando lo que está en juego no son indicadores económicos disponibles, sino opiniones políticas sobre procesos sociales complejos, como sucede con el proceso de revisión del “pasado reciente” dentro del Ejército y la exhortación, por parte del ministro Javier García, a que el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros y “otras organizaciones fuera del Estado, políticas y sociales”, asuman que también “tienen cosas para revisar”.

Hay intentos de explicación que oscurecen en vez de aclarar. Según informó el diario El País, el presidente Luis Lacalle Pou le dijo al director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional, Gerardo Sotelo, que estaba “perfecto” no haber renovado los contratos de 38 personas, y que tenía que “sacar a alguno más”. Ante las previsibles reacciones, Lacalle Pou dijo que sus palabras fueron “sacadas de contexto”, y Sotelo afirmó que, si bien no recuerda “exactamente cómo fue” lo que el presidente le dijo, “no tuvo el sentido que se desprende de la publicación”.

El caso del ex canciller Luis Almagro es difícil de clasificar. En un libro que estará disponible mañana, admite haber llevado a cabo maniobras engañosas para lograr que, cuando se realizaran las elecciones bolivianas del año pasado, los observadores de la Organización de Estados Americanos estuvieran en condiciones de operar. Estas y otras afirmaciones suyas aportan transparencia, pero a la vez muestran una profunda oscuridad.

Hasta mañana.