Un día sí y otro también, en los círculos de la cultura se repite la gran pregunta: ¿se puede separar el artista de su obra? El siguiente documento pretende ser un aporte para dirimir este asunto.

Obra (O): Me quiero separar.

Artista (A): No, no seas mala, no me hagas esto.

O: ¿Y todo lo que vos me hiciste a mí? ¿Vos viste cómo me trataste los últimos años? Parecía que no te importaba. Me dañaste como obra, dejaste de lado el rigor con el que me tratabas para vender mejor y más rápido. ¿Hace cuánto que no me das aquella vuelta de tuerca que tan bien me hacía?

A: Disculpame, lo que pasa es que estaba en un bajón creativo.

O: ¿Y alguna vez tuviste un altón? Porque la verdad que no lo recuerdo. Lo tuyo siempre fue puro sudor. Te tengo que dejar, Artista.

A: Pero sos mi Obra.

O: Pero me estabas tratando como a tu sobra.

A: Pero no nos podemos separar, vos sos mía.

O: No, ya no lo soy más, yo ahora soy de la gente.

A: ¿De la gente?

O: Sí, eso mismo dijiste en los dos últimos reportajes que te hicieron, ¿viste? Por hacerte el cra en las entrevistas, ahora me voy. Yo te escuché perfectamente, dijiste: “Mi obra ya no me pertenece, ahora es de la gente”. Así que bueno, me voy. Y dame el divorcio porque me quiero separar de forma legal.

A: No, no seas mala. No podés obrar de esta manera, Obra.

O: Upa, parece que alguien se está queriendo dedicar al humor ahora. Hacés bien, porque cuando me vaya yo vas a tener que salirle a lo que venga.

A: Pero ¿y mis derechos de autor? ¿Dónde quedan?

O: ¿Ahora te preocupás por los derechos de autor? Siempre fuiste mi dueño y tu fama crecía gracias a mí, pero nunca me remuneraste. Más que tu obra, era tu obrera.

A: Mirá quién se está queriendo dedicar al humor ahora.

O: ¡Oh, brother!

A: (Escupiendo el café con leche) Bueno, ahora que sos una obra humorista vos también, lo único que te falta es hacer un chiste con Arjona y su “obra”.

O: ¡Me gusta! Si el artista Arjona se separa de su obra, aparece el Hombre Nuevo.

A: Algunos artistas, más que decir “se separaron de su obra”, se puede decir que con su obra se pararon para siempre.

O: Jajajajaja.

A: Jejeje. ¿Viste qué bien nos llevamos?

O: Salí, no me toques.

A: Pero es que siempre fuiste mi canción, no me pidas que no te toque más. No puedo.

O: Algunos artistas, más que “se separaron de su obra”, diría que nunca se juntaron.

A: Jajajaja, más bien. ¡Se iban a alquilar algo juntos pero terminaron antes!

O: Dicen que Silvester Stallone se separó de su Cobra.

A: Jajajaja. Pah, ese chiste es para mayores de 40.

O: Bueno, muy linda la charla, pero me tengo que ir. Voy a Buenos Aires a ser ejecutada.

A: ¿A dónde vas, al Luna Park?

O: No, a Obras.

A: Basta de pavadas, por favor, Obra. No quiero que te separes de mí, no seas mala.

O: Lo que pasa es que lo nuestro ya no puede ser. ¿Te das cuenta de que ya no te importa ni el discurso que das conmigo? ¿Te das cuenta de que me hiciste prácticamente marxista-leninista y vos cada vez sos más de centro?

A: Bueno, pero eso son contradicciones naturales del proceso creativo. Aparte, son metáforas abiertas, que juegan con la ambigüedad en sus formas. En el fondo son alegorías.

O: ¿Alegorías? ¿Vos viste la letra de una de tus canciones? “Mientras quede un solo niño con hambre en el mundo, les daremos balas a los capitalistas dueños de las multinacionales para darles de comer”. ¿Eso es una metáfora? No seas malo, yo tengo que defender eso como tu obra que soy, para que después la cantes en el McDía Feliz invitando a los padres a llevar a sus hijos. ¡No seas malo! Con esa metáfora terminaste de comprarte la casa en La Pedrera. Metés otra alegoría de esas y capaz que hasta te sale el terrenito en Punta Ballena. Con otra metáfo...

A: Está bien, está bien, se entendió la idea, gracias.

O: Bueno, llegó la hora de separarnos. Chau, Artista. Se va tu obra para siempre, que te vaya muy bien.

A: Chau, pero antes te tengo que pedir una cosa, Obra. Por las dudas, antes de separarnos firmame la separación de bienes.