La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ajustó este miércoles sus previsiones para 2020, que ya eran negativas, porque contempla ahora un mayor impacto regional de la crisis económica desatada a partir de la pandemia de covid-19.
Según un comunicado de la CEPAL acerca de este nuevo informe, el quinto desde que se desató esta crisis sanitaria, “los choques” tanto “externos como domésticos han resultado más fuertes de lo previsto en abril”, con una mayor caída en la economía regional y mundial.
Tal como se preveía en informes anteriores, el impacto se sentirá con fuerza en los sectores más vulnerables de la población, con pérdida de ingresos y con un crecimiento de la desigualdad, la pobreza y la pobreza extrema, en particular en las mayores economías de la región.
La pobreza crecerá en unos 45,4 millones de personas este año, estima la CEPAL. Con este aumento, el total de personas en esta situación pasará de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020. Ese número equivale a más de la tercera parte (37,3%) de la población de América Latina y el Caribe.
De esas 230,9 millones de personas, 96,2 millones se encontrarán en la pobreza extrema este año, es decir, 28,5 millones más que en 2019, estima el informe. Esto implica que 15,5% de la población de la región se encontrará en esa situación.
Al presentar el informe, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, manifestó que “se prevé ahora un aumento también mayor del desempleo” que el previsto en abril, lo que “a su vez provocará un deterioro importante en los niveles de pobreza y desigualdad”. Se estima un incremento de entre 1% y 8% en el índice de Gini, que mide desigualdad, en particular en las economías más grandes. La variación será de 6% o más en Argentina, Ecuador y Perú, y de entre 5,0% y 5,9% en Brasil, Chile, El Salvador y México (entre 5% y 5,9%). En estas previsiones Uruguay aparece con una variación del índice de Gini de entre 4,0% y 4,9%.
A su vez, el desempleo se ubicará en promedio cerca de 13,5% al finalizar el año, 2% más que lo previsto en abril, y 5,4% más que en 2019, de acuerdo con el informe. El nuevo porcentaje implica que habrá 44,1 millones de personas sin trabajo, 18 millones más que el año pasado.
“La economía mundial experimentará su mayor caída desde la Segunda Guerra Mundial y el producto interno bruto per cápita disminuirá en 90% de los países, en un proceso sincrónico sin precedentes”, afirma la CEPAL en el documento. Por el momento, agrega, “el levantamiento gradual de las restricciones sanitarias y la puesta en marcha de políticas expansivas han permitido una lenta e incierta recuperación, primero en China y posteriormente en Estados Unidos y la zona del euro”, pero aun así “las proyecciones para el conjunto del año se han deteriorado con respecto a lo que se esperaba a comienzos de abril”.
De acuerdo con el informe de la CEPAL, esta situación de la economía mundial afecta a América Latina por la caída del turismo y del intercambio comercial, además de la pérdida de remesas. La región tiene a Estados Unidos, China y la Unión Europea como principales destinatarios de las exportaciones, y “la disminución del crecimiento mundial, así como del consumo y la inversión de esos socios comerciales, implican una fuerte contracción de la demanda externa para la región”. A su vez, la llegada de turistas internacionales cayó 35% en América del Sur y Central y 39% en el Caribe.
A esto se agrega el impacto que la pandemia tiene en cada país y en su economía interna. El resultado, según prevé la CEPAL, es que el año cerrará con una caída de 9,1% en el producto interno bruto (PIB) de América Latina y el Caribe. En el caso de América del Sur, la caída es un poco mayor y llega a 9,4%.
Bárcena manifestó que “si bien los países de la región han anunciado medidas muy importantes, en la medida que se extiende el confinamiento se requieren esfuerzos adicionales para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares”. Recordó que la CEPAL ya había propuesto “la implementación de un ingreso básico de emergencia como instrumento de protección social, un bono contra el hambre ‒equivalente a 70% de una línea de regional pobreza extrema (67 dólares de 2010)‒”, además de “varias iniciativas de apoyo a empresas y trabajadores en riesgo”.
La CEPAL señala que “en la región, hay amplios estratos de la población muy vulnerables a la pérdida de ingresos laborales”, y estima que este año, casi 80% de la población de América Latina y el Caribe, unas 491 millones de personas, “pertenecería a los estratos de ingresos bajos o medio-bajos”. El documento menciona “la elevada tasa de informalidad laboral de la región” y señala que quienes trabajan en esas condiciones “son muy vulnerables a los efectos de la pandemia”.
También informa que “el aumento de las tasas de desocupación, en particular en el comercio y el turismo, golpea significativamente a la fuerza de trabajo femenina, que estructuralmente presenta mayores tasas de desocupación”.