Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Quizá la noticia política más importante de ayer fue que el presidente Luis Lacalle Pou decidió reunirse hoy con el ex director de ASSE Marcos Carámbula, quien hace cuatro días había firmado, junto con otros referentes del Frente Amplio para temas sanitarios y científicos, una carta abierta al ministro de Salud Pública, Daniel Salinas.

En aquella carta, con la intención declarada de “colaborar”, se propuso buscar asociaciones con otros países latinoamericanos para facilitar el acceso de Uruguay a vacunas, como alternativa a las tratativas unilaterales que Presidencia viene realizando, y los firmantes señalaron que les consta “la buena disposición” de Argentina y México para incluir a Uruguay en sus planes conjuntos de producción de la vacuna Oxford AstraZeneca, “aprobada por Reino Unido y la Unión Europea en un camino que hoy aparece seguro y confiable”.

Lacalle Pou no se ha caracterizado por una gran disposición a escuchar propuestas procedentes de frenteamplistas, y mucho menos a discutir la posibilidad de aceptarlas. La respuesta relativamente rápida a la carta es elogiable, más allá de que merezca algunas interpretaciones.

Por un lado, el destinatario del mensaje era Salinas, y en esto había algo de picardía, porque el presidente asumió pública y personalmente las negociaciones. Lacalle Pou no la dejó pasar y reivindica su papel en este asunto. Por otro lado, no hay que ser muy sagaz para darse cuenta de que en estos días tiene numerosos motivos para avenirse a un diálogo que descomprima la situación.

Los informes diarios sobre casos de covid-19 siguen mostrando tendencias muy preocupantes, y a la cantidad creciente de personas en cuidados intensivos se han sumado numerosas advertencias sobre la perspectiva de que el personal de salud se vea desbordado, aun antes de que pase lo mismo con la disponibilidad de camas. A eso se sumó la noticia de que, por un “error informático” (o por un error de quienes manejan los recursos informáticos), del 29 de diciembre al 7 de enero no se informó sobre 474 diagnósticos positivos.

El dato tiene, ante todo, un efecto intranquilizador para la opinión pública, y lamentablemente puede dar pie a sospechas sobre omisión deliberada de información. Sobre todo porque, con los datos que no se publicaron en su momento, surge que tres de los días en que se subdeclaró (el 1º, el 2 y el 6 de enero) fueron los de mayor proporción de diagnósticos positivos en el total de testeos hasta ahora, por encima de 14%.

Tampoco contribuyen a que la gente se tranquilice ciertas descoordinaciones, como la que se produjo entre el Ministerio de Turismo y la Jefatura de Policía de Rocha. La secretaría de Estado organizaba y promovía espectáculos en ese departamento, donde la situación sanitaria empeora, y las autoridades locales no tienen el menor deseo de que se agreguen motivos de aglomeración.

A la vez, Lacalle Pou tiene motivos para preocuparse con relación a sus aliados. Guido Manini Ríos no quiso ser menos que Juan Sartori, y abogó por exonerar de impuestos a las pequeñas y medianas empresas para “evitar la muerte laboral de miles de uruguayos”.

Hasta mañana.