Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Ayer se informó sobre 1.801 casos nuevos de covid-19 y 14.826 activos, con 202 personas en cuidados intensivos. Sobre el final de la conferencia de prensa realizada para anunciar nuevas medidas, una de las preguntas al presidente Luis Lacalle Pou fue si esta reacción del Poder Ejecutivo no se debió haber producido antes, y si él consideraba que bastaría para mejorar la situación.

La respuesta del primer mandatario (que reiteró la actitud de acaparar el micrófono) fue que, si bien esperaba que las decisiones adoptadas fueran eficaces, no le correspondía a él, sino a los periodistas y la opinión pública, evaluar su oportunidad ni su suficiencia. Llamó la atención que no incluyera entre quienes deben opinar sobre el asunto a los científicos y especialistas en temas sanitarios.

Lacalle Pou sólo se refirió en una ocasión, genéricamente, al asesoramiento científico con que cuenta, pero sin mencionar al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH). Es muy probable que esto tenga que ver con que el vínculo entre el gobierno nacional y los académicos y expertos en salud se ha tensionado en los últimos días. Entre otras cosas, por la insistencia del GACH en sugerir medidas que planteó hace más de un mes pero que no se adoptaron, y porque varios especialistas, grupos de trabajo e instituciones comenzaron a señalar públicamente que si no se hacía algo pronto para reducir la movilidad social seguirían produciéndose “muertes evitables”. Esto último tiene un claro y considerable efecto sobre la opinión pública, ya que implica poner sobre la mesa una cuestión grave de responsabilidades políticas.

Es muy discutible que el periodismo deba juzgar las medidas anunciadas, y en una columna como esta lo pertinente no va más allá de aportar algunas reflexiones.

No es seguro que la variante P1 del virus que causa la covid-19 sea la única o la principal causa de que se haya acelerado la propagación de esta enfermedad en Uruguay. Sí es probable que la detección de esa variante en nuestro país le haya proporcionado a Lacalle Pou una oportunidad para tomar resoluciones que no quiso adoptar la semana pasada (cuando ya era obvio que las tendencias conducían a la actual situación), sin que parezca que está reconociendo un error. No es eso lo más importante hoy: más vale tarde que nunca.

En cuanto a la suficiencia, lamentablemente, caben dudas. Es muy relevante que se aumente la cantidad de camas de CTI, pero suspender la asistencia a los centros de educación y las actividades culturales sigue estando entre los primeros recursos a los que se echa mano, y uno se puede preguntar si eso tiene que ver con el hecho de que son medidas sin costos adicionales para el Estado.

Se anunció apoyo a los sectores afectados por el cierre de actividades, pero estamos por saber cuánto y a quiénes. Se mantiene la cerrada negativa a que haya mayores aportes, por vía tributaria, de los grandes capitales y de quienes tienen mayores ingresos en el sector privado, y es obvia la carga ideológica en esta actitud, transparentada además por la referencia de Lacalle Pou a “las ramas de actividad representadas en el gobierno”. No se dijo ni una palabra de ampliar el diálogo y la búsqueda de acuerdos con organizaciones sociales y políticas. Parece que el presidente se toma muy en serio lo de no salir de su burbuja.

Hasta mañana.