Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El trabajo de la Bancada Bicameral Feminista muestra, desde hace dos décadas, la existencia de una agenda impulsada por legisladoras de todos los partidos. Esto es muy positivo, pero no significa que todos los feminismos sean iguales e intercambiables, ni que la orientación político-ideológica del gobierno carezca de importancia para el avance de la causa feminista.
Los feminismos son tendencias progresistas dentro de cualquiera de los partidos y también cuando se organizan fuera de ellos. Sin embargo, las fuerzas políticas que se autoidentifican como progresistas, o incluso como revolucionarias, no están para nada libres de las ideas y prácticas machistas presentes en la sociedad. De todos modos, el conjunto de las políticas que un gobierno lleva adelante puede crear condiciones más o menos favorables para la agenda feminista.
Cuidar la salud es una tarea mucho más amplia y más profunda que la de tratar a las personas con enfermedades. Mejorar la seguridad pública excede el trabajo policial. Aumentar la cobertura y el monto de las jubilaciones y pensiones no se logra sólo con normas en esa materia, o sólo con la buena gestión del Banco de Previsión Social y otros organismos específicos. Depende también, y en mayor medida, de lo que ocurre durante períodos prolongados con las tendencias demográficas y con la calidad y remuneración del trabajo.
Del mismo modo, para que una sociedad avance en cuestiones de género no alcanza con políticas y medidas que operen sobre las consecuencias más notorias de la desigualdad, la discriminación y la violencia. Por un lado, es indispensable trabajar río arriba, sobre las causas. Por otro, la propia existencia de desigualdades, discriminaciones y violencias de género determina que estas aumenten por el agravamiento de otros problemas sociales.
Las medidas adoptadas para hacerle frente a la emergencia sanitaria incrementan la distribución desigual de las tareas de cuidados, y el debilitamiento del Sistema Nacional Integrado de Cuidados, en el marco de las políticas de reducción del gasto público, agudiza el problema.
El aumento del tiempo que se pasa en los hogares y el distanciamiento social crean mayores riesgos de violencia de género. La disminución y precarización del empleo no afectan a todas las personas por igual, y lo mismo pasa con el crecimiento de la pobreza.
La restricción del derecho de reunión aprobada por el oficialismo en el Parlamento (sin efectos demostrables contra la propagación de la covid-19) afecta especialmente y de una forma particular a los movimientos feministas, ya que uno de los mandatos que estos enfrentan históricamente es el que dice “quedate en casa”. Pero los feminismos han sabido superar peores restricciones. Van a estar en calles y plazas, y también en las casas, hoy, mañana y después.
Hasta mañana.