La organización Luz del Cielo, conformada por madres y padres que perdieron a sus hijos antes de nacer y brindan contención a personas en esa situación, presentó un proyecto de ley para incluir el nombre elegido por los padres en el certificado de defunción en casos de mortinato y habilitar la inscripción en el Registro Civil, el cual ingresó a la Comisión de Población del Senado con el aval del Frente Amplio (FA) a fines de junio. Dado que esa comisión tiene a estudio un proyecto de las senadoras Carmen Asiaín y Carmen Sanguinetti sobre “hijos nacidos sin vida”, se manejó la posibilidad de unificarlos; sin embargo, la organización los considera “irreconciliables”.

La principal diferencia radica en que el proyecto de Luz del Cielo se apega a la definición que establece la normativa actual, que reconoce la muerte fetal a partir de las 20 semanas de gestación o en casos en que el feto pese más de 500 gramos si la edad gestacional no es determinable, mientras que el de las senadoras oficialistas reconoce el “derecho de los progenitores a optar por la inhumación o cremación de sus hijos nacidos sin vida” en cualquier etapa de la gestación. Este punto genera reparos incluso entre legisladores del Partido Nacional.

Ana Clara Sánchez, integrante de la organización, dijo a la diaria que se recibió con “sorpresa” la idea de unificar los proyectos y señaló cierto desconocimiento de los legisladores en el abordaje del tema: “Nosotras hicimos un proyecto que es de mortinato, por eso es que va a partir de la semana 20 o los 500 gramos de peso. O sea, está hablando de un bebé que si nacía, tenía chances de poder sobrevivir fuera del útero, y el otro proyecto viene a querer definir, de alguna manera, qué es lo que es vida, diciendo ‘en cualquier momento de la gestación’, y quiere legislar sobre la muerte de ese embrión o de ese coágulo; no viene a legislar sobre un reconocimiento de la madre y el padre y mucho menos sobre mortinatos”, explicó.

Por otro lado, Sánchez consideró que el proyecto de Asiaín y Sanguinetti implica retroceder en la legislación uruguaya, que ha avanzado en materia de derechos sexuales y reproductivos y que incluye una definición de “mortinato” que en otros países no existe. “Hay otros países donde recién hay que generar esa definición para poder legislar sobre mortinatos, pero no es el caso uruguayo, entonces, ¿por qué querríamos modificarla?”, se preguntó.

En la misma línea, Mariana Galván, también integrante de la organización, afirmó que el proyecto sobre hijos nacidos sin vida “vulnera todo lo que viene de la mano de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva [18.426], que en realidad es nuestro punto de partida”, dijo. Asimismo, destacó que su iniciativa plantea la retroactividad hasta 2008, cuando se promulgó esta ley.

El aborto en la mira

Uno de los puntos que generan mayor preocupación y discrepancias en las activistas respecto del proyecto de Asiaín y Sanguinetti refiere a la falta de contemplación de la voluntad de la mujer en el proceso, dado que en dicha iniciativa basta con la firma de uno de los progenitores para tomar la decisión acerca del destino del embrión o feto, mientras que el de Luz del Cielo explicita que la última palabra la tiene la persona gestante. “Se está tratando de legislar sin contar con la voluntad de la persona gestante”, advirtió Galván, y resaltó que este punto puede llevar a “vulnerar derechos”.

Un ejemplo de esto, señaló, podría producirse en el eventual caso de una mujer que acceda a la interrupción voluntaria del embarazo. “Se le puede otorgar a la persona cogestante el derecho a reclamar ese feto, ese cuerpo, a enterrarlo y darle un nombre y una filiación. Y, por ejemplo, si están casados y la persona que decide interrumpir el embarazo no quiere reconocerlo, ese reconocimiento se va a dar igual con ambos apellidos”, explicó. Esta situación llevaría a “revictimizar a la mujer que tomó esa decisión” y, en un caso extremo, advirtió que “se puede dar que sea fruto de una violación y que la persona cogestante lo quiera reclamar”.

Para Sánchez, el no haber tenido en cuenta estos posibles escenarios demuestra que Sanguinetti y Asiaín parten de una “idea de familia heteronormativa en la cual no hay violencia basada en género” y que “desconoce absolutamente lo que sucede en Uruguay”. “Nuestro proyecto siempre es hacia la voluntad de la mujer, hacia lo que esa mujer decide hacer con ese producto de la gestación que lleva en su cuerpo. Sin embargo, el otro proyecto obliga a la inhumación, y si no lo hacen los padres –que lo puede hacer cualquiera de los dos– el prestador de salud está obligado a hacerlo”, agregó.

En definitiva, para Sánchez y Galván, la iniciativa de las senadoras oficialistas “viene a legislar qué es lo que se tiene que hacer cuando eventualmente sucede un aborto”. “En el artículo 1 queda clarísimo: ellas definen qué es vida y dicen que se entiende desde el momento de la concepción. Se quiere hacer una imposición y rever algo que está saldado y que no fue gratis en Uruguay para ninguna mujer”, afirmó Sánchez.

En la misma línea, Galván resaltó que “hay casos de violaciones dentro del matrimonio, casos de violencia doméstica en los que esa mujer pierde ese embarazo fruto de haber sido víctima de violencia, y que ese padre reclame, reconozca, entierre a ese hijo es muy fuerte. No considerar la voluntad de la mujer es ir al límite”.

Irreconciliables

Por estas razones, Sánchez hizo énfasis en que los proyectos “son irreconciliables”: “No se puede querer legislar las muertes tempranas con las muertes tardías, porque ahí se está vulnerando los derechos tanto de la madre que tuvo un aborto en las primeras semanas de su embarazo como de las madres que perdieron un bebé. La diferencia es realmente sustancial”, insistió.

Asimismo, opinó que “políticamente se está desinformando” y se “aprovecha para decir ‘esto es un bebé’; no, no es un bebé. Sí puede implicar sentimientos para la madre y para el padre, eso no se puede legislar, pero no digamos públicamente que eso es un bebé porque no es un bebé”, aseveró, y se preguntó “cuál es la demanda social en relación a las muertes tempranas”. En la misma línea, Galván sostuvo que “hoy no es conciliable unificar un proyecto con otro porque desde el vamos estamos hablando de distintas cosas”.

Con el ingreso de la Rendición de Cuentas al Senado prevista para las próximas semanas, es esperable que este proyecto se retome en el seno de la comisión en octubre.