Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Carolina Ache renunció ayer a su puesto de vicecanciller, y su salida se convirtió en la primera consecuencia política palpable del “caso Marset”. La divulgación, por parte de la diaria, de comunicaciones que apuntarían a que la abogada estaba en conocimiento de que se le tramitaba el pasaporte a un narcotraficante peligroso fue el detonante de su baja, que tendrá consecuencias para Ciudadanos, su sector político, y también para la coalición gobernante.
La noticia de la renuncia se conoció momentos antes de que se concretara la segunda reunión en la que Ache debía rendir cuentas a la bancada parlamentaria de Ciudadanos, que esta vez iba a contar con la presencia del coordinador del sector, Adrián Peña, ministro de Ambiente. Luego de la primera reunión, sin embargo, ningún dirigente de Ciudadanos había manifestado apoyo explícito a Ache, quien “con el pasar de las horas advirtió que no contaba con el respaldo de su sector”.
La celeridad con la que sus correligionarios propusieron un sustituto confirma que la exviceministra hizo una buena lectura de la situación, aunque también había otras señales de su distanciamiento, por derecha, de la dirección de Ciudadanos. En abril de este año, por ejemplo, cuestionó abiertamente el apoyo de los ediles del sector al financiamiento del BID al proyecto de saneamiento y limpieza de la Intendencia de Montevideo (donde gobierna la izquierda) y salió al cruce de las opiniones del veterano diputado Ope Pasquet sobre la inconveniencia de hacer un Tratado de Libre Comercio con China sin revisar lo relativo al respeto a los derechos humanos. Y en mayo, Ache fue parte de una movida que buscaba reinstalar entre los colorados la lista número 10, asociada al exsenador Pedro Bordaberry, con lo que causó malestar entre sus correligionarios, porque muchos de ellos todavía buscan alejarse de esa marca conservadora que llevaron hasta hace pocos años.
Con la baja de Ache, entonces, los de Ciudadanos reafirman su disposición a permanecer en el lugar centrista, con aires liberales y matices socialdemócratas en el que velozmente los había posicionado el ya retirado Ernesto Talvi (también responsable de la designación de la abogada en el Ministerio de Relaciones Exteriores).
Pero sobre todo, el sector colorado envía un mensaje de adecuación ética a las revelaciones de corrupción que están surgiendo en torno a los casos de Marset y del exjefe de seguridad del presidente Lacalle, Alejandro Astesiano. Mientras el primer mandatario se la juega a esperar los fallos de la Justicia para hacer sustituciones, Ciudadanos lo deja en offside al remover a una dirigente propia involucrada en irregularidades, sin esperar resoluciones judiciales.
Sorprendentemente, el presidente Lacalle redobló la apuesta y reiteró su apoyo a Ache después de la renuncia. Con ello, indica que está dispuesto a mantener en sus puestos a los ministros Luis Alberto Heber y Francisco Bustillo –cuyas destituciones reclama la oposición– hasta cuando sea posible. Parece que ocurrió hace siglos, pero ya era 2022 cuando Lacalle dijo aquello de que “a veces el no tomar medidas directamente es una medida”. Entonces estábamos en un rebrote del coronavirus, pero saliendo de la crisis sanitaria. Ahora no sabemos en qué estamos entrando.
Hasta mañana.