Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Desde la segunda mitad del año pasado, la perspectiva del referéndum le impuso al oficialismo un cambio de prioridades. Se postergó la aplicación plena de parte de los artículos impugnados (incluso en lo referido a la actuación policial, según dijo anteayer el ministro Luis Alberto Heber), se dio gran destaque a algunas iniciativas que podían aumentar las simpatías hacia el gobierno nacional y se enfrió el impulso a otras capaces de provocar el efecto contrario, o por lo menos de aumentar los frentes de conflicto.
A lo antedicho se sumó que, por la lógica de la campaña, tanto los partidarios del Sí como los del No presentaron la consulta popular como una decisión que afectaba herramientas fundamentales para aplicar el programa de la “coalición multicolor”. Era muy complejo plantear en términos simples y entusiasmantes la opción por mantener o dejar sin efecto 135 artículos sobre cuestiones muy diversas, y a ninguna de las partes le habría resultado conveniente relativizar su importancia o acotar que, en realidad, no abarcaban algunos temas cruciales para el futuro del país.
Ahora el oficialismo enfrenta una dificultad nada menor que había permanecido en segundo plano. Lo que queda pendiente de los acuerdos firmados antes del balotaje de 2019 está, en la gran mayoría de los casos, redactado en términos muy generales, que encubrieron en su momento discrepancias internas. Estas no sólo persisten, sino que quedaron en evidencia ya en 2020 durante el debate entre los socios sobre contenidos de la LUC y del Presupuesto.
El año pasado se presentaron en el Parlamento proyectos surgidos en el oficialismo pero sin apoyo de todos sus integrantes, que en varios casos siguen sin reunir las mayorías necesarias. La iniciativa de Cabildo Abierto para ponerle límites a la forestación fue aprobada con respaldo del Frente Amplio (FA) y el presidente Luis Lacalle Pou la vetó. La del Partido Colorado para legalizar la eutanasia puede aprobarse, más o menos modificada, con votos de parte del oficialismo y del FA.
La bancada de la coalición de gobierno comenzó ayer a considerar qué está en condiciones de aprobar durante los próximos meses. Sin desmerecer la importancia de tomar medidas para evitar que jaurías de perros maten ganado, o que se intente poner límites más razonables a los intereses de préstamos, mediante la redefinición del delito de usura, cabe comentar que la agenda no es muy nutrida y que tampoco parece capaz de movilizar multitudes.
Por el lado del Poder Ejecutivo, pueden causar mayor impacto inmediato las definiciones sobre precios de combustibles y alimentos que considerarán hoy en la Torre Ejecutiva, pero en ambos casos se puede tratar, como máximo, de soluciones transitorias para problemas de los que el país no se librará con facilidad.
Hoy es de urgente consideración para el oficialismo la necesidad de mover la aguja en el mediano plazo, porque caminar indefinidamente sobre la cornisa de la paridad tendría claros riesgos. Lo que está por verse es cómo jugará sus cartas Lacalle Pou, cuyo protagonismo en la campaña del No le valió un capital que no está claro, todavía, en qué quiere invertir.
Hasta mañana.